“Exhorto una vez más a Washington a devolver a territorio nacional todas las armas nucleares estacionadas en el extranjero, a eliminar la infraestructura extranjera para su almacenamiento y mantenimiento”, dijo el sábado el embajador de Rusia en Estados Unidos, Anatoli Antonov.
Conforme subrayó el diplomático ruso, mientras actualmente existen más tensiones y mayores riesgos, los países que poseen armamento nuclear “tienen una responsabilidad especial para evitar una escalada”.
Antonov también pidió a la Casa Blanca detener las pruebas de tales municiones con la participación de personal militar de Estados no nucleares, como parte de las ‘misiones nucleares conjuntas’ de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), dado que, indicó, esa práctica está en contra de los principios fundamentales del Tratado de No Proliferación (TNP) nuclear.
Además, advirtió a Washington sobre su plan para enviar antes de lo previsto ojivas nucleares actualizadas a Europa. En efecto, denunció los recientes informes sobre intentos de EE.UU. para reducir el tiempo de entrega a Europa de las primeras bombas nucleares B61-12 mejoradas.
Según el embajador ruso, debido a su proximidad a las fronteras de Rusia, los B61-12 tienen una importancia estratégica, a pesar de su poder limitado y los intentos de los estadounidenses de clasificarlos como una clase táctica.
La fricción en las relaciones entre el Occidente y Rusia se ha profundizado, tras la denuncia de Estados Unidos y sus aliados de que Rusia podría usar armas nucleares en Ucrania.
Bajo dicho pretexto, los aliados occidentales de Ucrania, liderados por EEUU, han intensificado su apoyo armamentístico a Kiev para combatir a Rusia, lo que para el Kremlin es la causa de la prolongación del conflicto.
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