El analista, recuerda que antes de cualquier guerra, el primer paso siempre es fortificar las fronteras compartidas con el país al que se pretende atacar, por lo que la repentina presencia de baterías de misiles nucleares chinos y rusos, podría sugerir que las partes se preparan para algún tipo de enfrentamiento militar,algo que contradice en principio la lógica política y las recientes muestras de alianza ruso-china.
Más específicamente, los rusos han desplegado decenas de baterías 9K720 Iskander-M, misiles capaces de portar cabezas nucleares con alcance de hasta 500 kilómetros, mientras que Pekín también recientemente ha trasladado varios misiles balísticos intercontinentales (ICBM) Dongfeng-41 a las fronteras que comparte con Rusia.
El autor además señala que durante las décadas de 1960 y 1970 las zonas fronterizas entre Rusia y China, que con frecuencia eran escenario de choques militares entre las dos partes, estaban fuertemente fortificadas debido a las tensiones entre la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y China.
Algunos analistas creen que los recientes despliegues militares de Rusia en sus fronteras compartidas con China tienen como objetivo medir el poderío militar y la voluntad de Pekín para hacer frente a Moscú, mientras que otros sugieren otra posibilidad.
Los despliegues militares, aseguran otros analistas citados por Chow, podrían tener como objetivo fortificar las zonas cercanas de estos dos países a Corea del Norte, donde cada vez hay más posibilidad de que se produzca un enfrentamiento armado y posiblemente nuclear.
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