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jueves, 9 de agosto de 2018

México entra con AMLO en una nueva era



La contundente victoria electoral de Andrés Manuel López Obrador no sólo ha hecho historia al poner fin a décadas de bipartidismo en México sino que también abre la puerta a una nueva etapa de esperanza e ilusión en la nación de habla hispana más grande del mundo.

Conocido como AMLO por sus siglas, este veterano político de 64 años y oriundo del estado de Tabasco ha vencido con mucha holgura en la cita con las urnas del pasado domingo 1 de julio pues obtuvo un 53% de los votos, 30 puntos porcentuales por delante de su siguiente competidor, Ricardo Anaya.

El nieto del militante comunista español José Obrador Revueltas ha anunciado que su llegada al poder será la cuarta revolución en el país, tras la independencia (1810-1821), las reformas liberales (1857-1861) y la Revolución mexicana (1910-1924). Pero esta vez, sin tumultos ni derramamientos de sangre.

López Obrador, que tiene larga experiencia gestora ya que dirigió el Gobierno de la Ciudad de México entre 2000 y 2005, puede presumir de ser el primer presidente de los Estados Unidos Mexicanos que en 90 años no es ni del Partido Revolucionario Institucional (PRI) ni del Partido Acción Nacional (PAN).

El líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) promete acabar con la corrupción y la desigualdad social, dos monstruos colosales. Su triunfo incontestable es el premio a la constancia pues ya luchó por el cargo en 2006 y 2012 y fue derrotado. Pero también es la respuesta al desencanto, incluso a la desesperación de muchos compatriotas que buscan un cambio de rumbo. Convencidos de que ya no podían estar peor de cómo están ahora. La Presidencia del priista Enrique Peña Nieto está bajo mínimos. Su sexenio presidencial se cierra con un margen de aprobación que sólo alcanza un mediocre 12%.

La ola de crímenes desatada por los narcotraficantes y un sinfín de escándalos han enfurecido a los mexicanos. La campaña electoral ya estuvo marcada por la violencia pues más de 120 políticos y activistas fueron asesinados desde septiembre de 2017. La votación transcurrió, no obstante, sin mayores incidentes.

Extirpar el cáncer de la corrupción traerá, en opinión del presidente electo, prosperidad a los empobrecidos estados meridionales y restaurará la dignidad nacional actualmente resentida.

López Obrador, que tomará las riendas del país el próximo 1 de diciembre, se ha posicionado a sí mismo como el líder más izquierdista en México desde que Lázaro Cárdenas se hizo con el poder en 1934, distribuyendo la tierra entre los campesinos y nacionalizando industrias extranjeras, incluidas compañías de petróleo.

Bañado por una nube de confeti, en su primer discurso victorioso pronunciado en El Zócalo, la céntrica Plaza de la Constitución en Ciudad de México, aseguró que no habrá ni confiscaciones ni expropiaciones. De hecho, sus adversarios le han comparado con otros dirigentes latinoamericanos como el venezolano Hugo Chávez o el brasileño Lula da Silva para asustar a la población. Pero AMLO tiene recorrido propio. Empezó su carrera en la década de 70 del siglo pasado, en su Tabasco natal, de la mano del entonces omnipresente PRI, partido al que estuvo afiliado durante más de 10 años. Se desligó de esa formación tras cuestionar su funcionamiento y entró a formar parte de un nuevo partido progresista, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), del cual fue elegido primero presidente en Tabasco y más tarde a nivel nacional.

En contraste con las ostentosas formas de muchos dirigentes del PRI o del PAN, López Obrador declaró que continuará viviendo en su casa de clase media, transformará la residencia oficial en un centro artístico, venderá el avión presidencial y se reducirá el salario.
"Es verdad que López Obrador desconfía de las estrechas y —desde su punto de vista— corruptas relaciones mantenidas en el pasado entre ciertos empresarios poderosos y el viejo régimen político del PRI, al que él se opuso durante el desarrollo de su carrera política. Pero AMLO en el fondo es un pragmático. Reconoce que para ayudar a su principal electorado — los pobres y los desfavorecidos—, tiene que hacer que crezca la economía, y entiende que el crecimiento económico proviene de una economía privada competitiva, no del Gobierno. El rediseño del Zócalo, el centro histórico de Ciudad de México, fue una asociación público-privada cuyos principales actores fueron Carlos Slim, el empresario más rico de México (y uno de los mayores del mundo), y López Obrador, entonces alcalde de Ciudad de México. Ese proyecto transformó la zona, ayudando a todos los sectores de la sociedad". Esa es la opinión de James Jones, embajador de EEUU en México entre 1993 y 1997, plasmada en un artículo publicado por The Washington Post.

Otro desafío de la segunda economía de América Latina va a ser el futuro de las relaciones bilaterales con su poderoso vecino del norte. El inquilino de la Casa Blanca reaccionó a la noticia del triunfo de AMLO con inusitada cordialidad. "Estoy deseando trabajar con él. Hay mucho por hacer que beneficiará tanto a Estados Unidos como a México", difundió Donald Trump a través de su red social favorita.

Es posible que el nuevo dirigente mexicano opte por un nacionalismo económico, lo que podría hacer más difícil alcanzar un acuerdo con Trump sobre el TLCAN, el tratado de libre comercio que también incluye a Estados Unidos y a Canadá.

Vamos a tender nuestra mano franca para buscar una relación de amistad y cooperación con Estados Unidos", subrayó conciliador el líder izquierdista en una entrevista con la cadena Televisa, pero en un libro suyo publicado en julio de 2017 escribió que Trump era una persona "errática y arrogante".

López Obrador desconfía de Trump, sus excesos retóricos y la política que afecta a México y a los ciudadanos mexicanos que viven y trabajan en EEUU. También se opone a la imposición de políticas económicas y de seguridad. Según el exembajador Jones, el presidente electo "más que ser antiestadounidense, es un nacionalista que protege la soberanía nacional mexicana".

"No les voy a fallar". Ese bien podría ser el lema de AMLO, dispuesto a pasar a la historia como un buen presidente de México, mejor que sus predecesores. El tiempo dirá si lo ha conseguido.

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