Elon Musk finalmente logra la hazaña de poner en órbita una cápsula espacial tripulada, en este caso la Dragon, cuyo lanzamiento inaugural llevó a dos astronautas estadounidenses a la estación espacial internacional.
Inmediatamente los norteamericanos se comenzaron a regodear y a decir que este era el final de los vuelos tripulados rusos, es decir, el final del programa espacial Soyuz; programa que durante los últimos nueve años se ha encargado de llevar a los astronautas a la estación espacial. Sin embargo, los estadounidenses, y sus lacayos, dicen que esto es el final del programa Soyuz, pero a pesar de todos sus malos deseos la verdad es que el programa Soyuz ruso es bastante más económico y eficiente que el norteamericano, es decir, el de la empresa SpaceX.
Y la razón es muy simple; resulta que la capsula Crew Dragón es más pesada que la Soyuz rusa, es más de dos veces su peso; por lo tanto, para realizar un lanzamiento tripulado con la capsula Dragón, se necesita el doble de potencia de empuje que, con la Soyuz, y recordemos que en cuestiones espaciales el tema del peso es muy importante, pues el lanzar un solo kilo de peso extra a la órbita terrestre, se traduce en un sobre coste de 100 mil dólares. De esta manera, es perfectamente comprensible que para lanzar al espacio la cápsula Crew Dragón, que pesa unas 15 toneladas, cuesta lo doble que lanzar la Soyuz, que pesa unas 7 toneladas.
Claro que la Crew Dragón dispone de hasta siete plazas, mientras que la Soyuz solo puede alojar a tres astronautas, pero, ¿qué pasa si en cada lanzamiento de la Crew Dragón no se ocupan esas siete plazas disponibles, como fue en el caso más reciente?, pues se está realizando un enorme derroche de recursos, y el enviar a cada astronauta al espacio se vuelve sumamente costoso comparado con el coste que tendría en la Soyuz, pues lo que costaría enviar a siete astronautas ahora hay que dividirlo en solo dos. De esta manera, en el reciente lanzamiento de la cápsula espacial Crew Dragón, costó más de tres veces el enviar al espacio a cada astronauta que viajó en ella que si se hubiera realizado la misión en una capsula Soyuz.
Así que, eso de que este lanzamiento del cohete espacial Falcon 9 llevando la capsula espacial Crew Dragon a la estación espacial internacional para nada significa el final del programa espacial ruso Soyuz; en todo caso, sería un complemento a este, pero jamás su sustitución, porque ambos proyectos atacan problemas diferentes, pues mientras uno se enfoca más en vuelos espaciales económicos y de máximo tres tripulantes, el otro está enfocado a proyectos más ambiciosos, tales como llevar hasta siete tripulantes y la posibilidad de llevar la misma capsula, la Crew Dragon, hasta la órbita de la Luna o del planeta Marte; en ese sentido, sí, el proyecto estadounidense es más ambicioso, sin embargo, es bastante más costoso que el ruso.
Pero hay que aclarar que, si bien la capsula Soyuz solo está diseñada para viajar a la órbita de la tierra, Rusia dispone de sus propios proyectos de colonización de la Luna y del planeta Marte, proyectos que hasta podrían considerar el uso de la Soyuz, pero esta vez solo como vehículo intermediario entre la órbita de la tierra, la estación espacial, y de ahí transbordar a los cosmonautas a otro vehículo espacial que sí podrá llegar hasta la Luna o hasta el mismo planeta marte.
Es decir, el programa espacial ruso contempla llevar a los cosmonautas a la estación espacial, y de ahí tomar otro vehículo que los llevará a Marte o la Luna, no como en el caso estadounidense, que la misma capsula espacial Crew Dragon sería lanzada directamente desde la superficie de la tierra, a Marte o la Luna, sin hacer escalas en la estación espacial; pero este método tiene sus desventajas, y eso ya quedó bastante patente con el estallido del prototipo de cohete espacial súper pesado SN4 de la nave Starship el pasado 29 de mayo durante unas pruebas de “fuego estático” en Boca Chica, Texas.
Esto es así porque entre más carga se intente llevar al espacio exterior, más combustible se necesita para lograrlo, y a más combustible, mayores son los riesgos de una explosión accidental y, asimismo, la complejidad del proyecto aumenta exponencialmente; por eso es que tanto Rusia, como china, mejor han decidido llevar el vuelo espacial tripulado en dos etapas; es decir, primero llevar a los astronautas en vehículos convencionales a la órbita terrestre, es decir, a la estación espacial, y de ahí trasladarlos a otro vehículo con características de cosmonave. Esta cosmonave sería construida en un astillero justo en la estación espacial, y ahí mismo se alimentaría de combustible que sería llevado de la tierra a la estación espacial en vehículos autónomos; los astronautas ensamblarían la nave con partes enviadas desde la tierra y apoyados por robots humanoides y dotados de inteligencia artificial. Eso haría el vuelo espacial interestelar mucho más seguro y barato que la contraparte estadounidense, pues ellos pretenden hacer un vuelo sin escalas, ya sea a la Luna o Marte, lo que conlleva la necesidad de utilizar enormes cohetes portadores, tales como el que acaba de estallar en Boca chica, Texas.
Además, al estar la cosmonave en el espacio exterior, el combustible necesario para llevarla a los confines del sistema solar representaría solo una ínfima parte comparada con el necesario si se realiza la misión directamente desde la superficie de la tierra. Es ilógico y tonto el esquema que quieren utilizar los estadounidenses para realizar vuelos estelares.
En este sentido, tiene más lógica seguir utilizando la capsula Soyuz para llevar a los astronautas a la estación espacial internacional, que utilizar la cápsula Crew Dragon de la empresa SpaceX, porque si no se utilizan las siete plazas disponibles en la Crew Dragon, como fue en su vuelo inaugural, se está realizando un derroche de recursos y dinero.
Además, aunque esta capsula, la Crew Dragon, sea más compleja y moderna que la Soyuz, en realidad se están desperdiciando sus capacidades al no utilizarla a su máximo potencial; además, en caso de utilizarla para viajes a la Luna o Marte, su uso se vuelve mucho más riesgoso que en el caso de la Soyuz, que no posee esa capacidad, porque para su lanzamiento se utilizarían cohetes Súper pesados, como los Apolo o, en este caso, el StarShip.
Sin duda, aunque Rusia o China no posean un vehículo espacial de características similares a la cápsula Crew Dragon, su enfoque en la exploración espacial tripulada es mucho más sensato, seguro y económico que el representado por SpaceX y su vehículo espacial Star Ship y Crew Dragon, o Dragón simplemente, porque la capsula Crew Dragon es la versión tripulada del mismo vehículo espacial.
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