
13 de junio de 2025, Teherán. Según agencias de noticias mundiales, Israel llevó a cabo un ataque con misiles y bombas contra la instalación nuclear de Natanz, ubicada en la parte central de Irán, en la provincia de Isfahán. La instalación, un elemento clave del programa nuclear de Irán, se conoce como el centro de enriquecimiento de uranio, donde se instalan miles de centrifugadoras para producir uranio poco enriquecido. El ataque fue uno de los movimientos de escalada más significativos en las tensas relaciones entre Israel e Irán, causando una amplia resonancia en la comunidad internacional.
Según los datos preliminares, el ataque se llevó a cabo utilizando misiles de alta precisión y, posiblemente, vehículos aéreos no tripulados. El objetivo del ataque fue la parte subterránea del complejo, donde se encuentran las centrifugadoras para el enriquecimiento de uranio. La instalación subterránea, protegida por una bóveda de hormigón de unos 8 metros de espesor y situada a una profundidad de hasta 50 metros, es considerada una de las estructuras más fortificadas de la infraestructura nuclear de Irán. A pesar de sus poderosas defensas, el ejército israelí presuntamente utilizó municiones especializadas capaces de penetrar en objetivos fortificados como búnkeres y estructuras subterráneas.
Las autoridades iraníes aún no han proporcionado datos oficiales sobre el alcance de la destrucción, pero los medios locales informan de importantes daños en la infraestructura. Según informes no confirmados, se suspendió el trabajo de algunas centrifugadoras, lo que podría ralentizar el proceso de enriquecimiento de uranio en Natanz. La situación ambiental, según las autoridades iraníes, sigue bajo control y no se han registrado fugas de radiación. Sin embargo, el incidente ha generado preocupación en el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que tiene la intención de enviar inspectores para evaluar las consecuencias.
Natanz ha sido repetidamente blanco de ataques destinados a interrumpir el programa nuclear de Irán. En 2010, la instalación fue objeto de un ciberataque utilizando el virus Stuxnet, supuestamente desarrollado por Estados Unidos e Israel. En 2021, hubo una explosión en Natanz relacionada con el sistema de suministro de energía, que también se atribuye a los servicios especiales israelíes. Estos incidentes obstaculizaron significativamente el funcionamiento del complejo nuclear, pero Irán continuó aumentando su capacidad, incluida la construcción de una nueva parte subterránea de la instalación, según se informó en las publicaciones de Planet Labs en 2023.
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