Mientras el foco sobre el grupo terrorista EI ha estado dirigido hacia su implantación en Siria e Iraq, los recientes atentados en el Sinaí muestran que un afiliado de este grupo, “Wilaya Sinai” (“wilaya” es provincia en árabe) ha surgido con grandes capacidades humanas y militares y se muestra dispuesto a combatir sin tregua al gobierno del presidente Abdul Fattah al Sisi.
El grupo inició sus actividades poco después del derrocamiento del presidente Mohammed Mursi en Egipto el 3 de Julio de 2013. El grupo se llamaba entonces Ansar Bait al Maqdis y reivindicó numerosos ataques en el norte del Sinaí y al este de El Cairo.
El 2 de noviembre, el grupo declaró un juramento de lealtad al EI y su emir, Abu Bakr al Bagdadi, como “califa”. El grupo cambió entonces su nombre a “Wilaya Sinai” o provincia del Sinaí del Estado Islámico. Poco después, el EI publicó un mapa que mostraba su expansión a la mayoría de países árabes. En el mapa se recogía también la creación de la Wilaya Barqa, o provincia de Cirenaica, en la vecina Libia, donde el EI lleva a cabo también una expansión.
La declaración de lealtad no es el único vínculo entre Ansar Bait al Maqdis y el EI. Semanas antes, las autoridades egipcias revelaron que el grupo egipcio había establecido estrechas relaciones con el EI.
Menos de una semana después del establecimiento de Wilaya Sinai, Bagdadi emitió una declaración de audio, fechada el 8 de Noviembre de 2014, en la que comentaba los ataques aéreos de la coalición internacional. Bagdadi dijo que ellos no impedirían la expansión del “califato”, citando la declaración de lealtad por parte de Ansar Bait al Maqdis.
En una grabación colocada en Al Furqan, la publicación electrónica del EI, él añadió: “Os damos la buena noticia de la extensión del EI a nuevos países... al país de los dos santuarios (Arabia Saudí), Yemen, Egipto, Libia y Argelia. Declaramos que aceptamos el juramento de lealtad que nos dieron nuestros hermanos de estos países y les declaramos como nuevas provincias del “Estado” para las cuales nombraremos a los correspondientes gobernadores”. El hecho de que Bagdadi haya aceptado el juramento de fidelidad de Ansar Bait al Maqdis significa esencialmente que es consciente de sus capacidades y recursos, que parecen ser mayores de lo que las autoridades egipcias están dispuestas a reconocer.
En los medios de comunicación, la transformación de los grupos armados locales en “wilayas” fue tratada de forma marginal. Sin embargo, este cambio estuvo bien preparado y requirió mucho planeamiento.
La fuerza en que el grupo ha mostrado en sus ataques contra el Ejército y la Policía confirma su nivel de preparación. Así por ejemplo, la rápida comunicación en Internet y la colocación de vídeos en foros afiliados a grupos yihadistas pone en cuestión las afirmaciones de las autoridades acerca de la supuesta restricción en las comunicaciones en el Sinaí.
Wilaya Sinaí ha seguido los pasos del EI y ha creado un medio de comunicación llamado Grupo Fata al Maarik. El grupo ha llevado a cabo incluso tareas humanitarias repartiendo dinero entre los afectados por su lucha contra el Ejército en un intento de reforzar, y expandir, su base popular de apoyo.
Entre otros factores que han contribuido al rápido éxito del grupo están también la falta de planes de desarrollo para la Península por parte del Estado egipcio y el sentimiento de injusticia que albergan muchos habitantes del Sinaí por ese hecho. El Cairo ha dado prioridad a la solución militar y de seguridad sobre todo lo demás, mientras que la gran extensión del Sinaí permite al grupo gran libertad de movimiento, incluyendo el acceso al mar.
El reciente ataque contra el Batallón 101 en el Sinaí, que costó la vida a una treintena de militares, tuvo lugar poco después de que el Ejército publicara declaraciones de que había logrado prácticamente limpiar la Península. Ha habido muchas historias en los medios egipcios en los pasados tres meses afirmando que decenas de miembros del grupo terrorista habían sido arrestados o muertos o que sus bases habían sido destruidas. Sin embargo, los recientes atentados vienen a suponer que la auténtica “guerra contra el terrorismo” ni siquiera ha empezado allí.
El último ataque no fue dirigido contra puntos de control sino contra tres objetivos fundamentales en la Península: el cuartel del Batallón 101, el Club de Oficiales y el Directorio de Seguridad del Norte del Sinaí. El grupo utilizó para estas acciones tres coches bomba y un camión cisterna lleno de 10 toneladas de explosivos. Esto plantea serios interrogantes sobre cómo el grupo pudo obtener esta gran cantidad de explosivos.
Wilaya Sinaí, por su parte, afirmó que unos 100 combatientes habían tomado parte en el asalto (aunque las fuerzas de seguridad reducen el número a 60). Este número significa que, además de crecer en número de hombres y armamento, el grupo ha demostrado que se puede mover sin problemas por la región.
Cabe señalar que Wilayat Sinai prefiere para sus operaciones a combatientes extranjeros, que están mejor entrenados. Esto significa que el grupo dispone de abundancia de combatientes y que puede permitirse ser selectivo. En este sentido, es probable que Egipto se convierta en un nuevo destino para los yihadistas internacionales como demuestra el hecho de que las propias autoridades egipcias estén ahora hablando mucho de los retornados de Siria.
Todo esto significa un claro peligro para Egipto. Este país podría seguir rápidamente el camino de Siria o Iraq con el agravante de que es un país más pobre y más poblado, lo que crea una mayor cantera para los grupos terroristas takfiris. En este sentido, la guerra en Egipto podría no haber hecho más que empezar.
Zabit al Maamur – Al Akhbar
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