Los sistemas de defensa antiaérea S-300PM-2, que Rusia entregó a Siria, tienen mejores cualidades que la modificación básica. Por lo tanto, los militares rusos son los únicos que ya tienen suficiente capacidad para usar los S-300PM-2. Esto contradice el rumor, según el cual, los técnicos iraníes debían manejar dicho equipamiento en Siria.
A diferencia de los S-300 originales, las unidades de la mencionada modificación tienen radares mejorados, puestos de control móviles y dispositivos de guiado.
El armamento de este tipo empezó a formar parte del Ejército ruso en el año 2010. Las fuentes del Ministerio de Defensa de Rusia explicaron al medio Izvestia que los rumores sobre los soldados iraníes que debían manejar los sistemas recién suministrados no correspondían a la realidad. Por su parte, Teherán tampoco ha confirmado dicha información.
En efecto, la modificación S-300-PMU-2, que Moscú suministró a Irán, es un arma destinada a la exportación y tiene una construcción más sencilla comparada con la de S-300PM-2, originalmente diseñada para uso interno.
Es decir, el manejo de los sistemas entregados a Siria requiere una mejor capacitación. Más que eso, los S-300-PMU-2 ni siquiera están diseñados para interactuar con el equipamiento ruso de defensa antiaérea.
Las especulaciones sobre los militares iraníes que supuestamente iban a manejar el armamento ruso fueron divulgadas por el medio israelí DEBKAfile con referencia a una fuente familiarizada con la inteligencia de Estados Unidos e Israel.
El portal aseguró que Moscú había ocultado sus intenciones y que Washington y Tel-Aviv presuntamente se mostraban preocupados por la iniciativa.
Según el artículo, la supuesta participación de militares iraníes era un arma de doble filo. Por una parte, EEUU e Israel se preocuparían menos de poner en peligro a los soldados rusos en caso de un posible ataque. Por otra, la implicación de los iraníes supondría un fortalecimiento del país en Siria, lo que seguramente contradiría los intereses de sus principales enemigos
En efecto, la modificación S-300-PMU-2, que Moscú suministró a Irán, es un arma destinada a la exportación y tiene una construcción más sencilla comparada con la de S-300PM-2, originalmente diseñada para uso interno.
Es decir, el manejo de los sistemas entregados a Siria requiere una mejor capacitación. Más que eso, los S-300-PMU-2 ni siquiera están diseñados para interactuar con el equipamiento ruso de defensa antiaérea.
Las especulaciones sobre los militares iraníes que supuestamente iban a manejar el armamento ruso fueron divulgadas por el medio israelí DEBKAfile con referencia a una fuente familiarizada con la inteligencia de Estados Unidos e Israel.
El portal aseguró que Moscú había ocultado sus intenciones y que Washington y Tel-Aviv presuntamente se mostraban preocupados por la iniciativa.
Según el artículo, la supuesta participación de militares iraníes era un arma de doble filo. Por una parte, EEUU e Israel se preocuparían menos de poner en peligro a los soldados rusos en caso de un posible ataque. Por otra, la implicación de los iraníes supondría un fortalecimiento del país en Siria, lo que seguramente contradiría los intereses de sus principales enemigos
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