Todo comenzó cuando Radio Free Europe (financiada por el gobierno de Estados Unidos), difundió en rumano una entrevista exclusiva con el analista militar ruso Pavel Felgenhauer [1]. Este señor es bioquímico y no tiene formación militar, sólo es un periodista proestadounidense que trabaja desde Rusia.
La entrevista, donde a Pavel Felgenhauer le hicieron decir que los misiles Kinzhal de los aviones rusos MiG-31K están concebidos especialmente para atacar Rumania, país que alberga instalaciones del «escudo antimisiles» estadounidense, es sólo una fake new.
Mediante los medios de difusión serviles y personas que los servicios de inteligencia rumanos, a las órdenes de sus homólogos de Estados Unidos, han emplazado en ciertos puestos, esa información falsa fue divulgada y amplificada para provocar una verdadera histeria en Rumania, donde la prensa acusó enfáticamente a Rusia de estar a punto de atacar el país.
Personalmente, albergo la convicción de que los rumanos no tienen nada que temer, convicción que ha sido confirmada por el embajador de Rusia en Bucarest, Valery Kuzmin.
En efecto, Rusia no utilizará ningún misil «Kinzhal» con carga nuclear para atacar Rumania. Este misil hipersónico está concebido para neutralizar blancos móviles, como grupos de asalto naval conformados alrededor de los portaviones estadounidenses, objetivos mucho más importantes que la instalación de Deveselu.
Veamos con calma cómo se desarrollaría la «agresión» rusa imaginada por la prensa rumana.
El sistema antibalístico estadounidense está instalado en la región rumana de Deveselu. Entre la costa del Mar Negro y Deveselu, el terreno es llano y sin obstáculos. Entre Crimea y el litoral rumano hay entre 220 y 310 kilómetros. Rusia tiene instalados en Crimea entre 4 y 8 sistemas de defensa antiaérea del tipo S-400, capaces de derribar objetivos aéreos a 380 kilómetros.
En las montañas de Crimea, a más de 1 500 metros de altitud, hay radares detectores de alta sensibilidad. Esos radares pueden seguir 300 objetivos aéreos (aviones, helicópteros, misiles crucero y misiles balísticos) en las direcciones del Bósforo y los Dardanelos. Seguir un misil «Tomahawk» que vuela a 800 kilómetros por hora sobre el mar o la llanura rumana resulta muy fácil.
Los batallones de S-400 desplegados en Crimea están conectados a una red de gestión automatizada del espacio aéreo llamada Polyana D4M1, junto a otros sistemas de misiles de alcance medio y corto. Polyana D4M1 recibe información del lanzamiento de cualquier misil Tomahawk desde Deveselu, información que también recibirá de un avión A-50 (equivalente ruso de los aviones AWACS estadounidenses). En 2019, Rusia comenzará a operar una nueva estación de radar ubicada en Sebastopol, con un radio de acción de 2 500 kilómetros y capacidades de alerta rápida.
Conclusión: Rusia no necesita atacar la instalación de Estados Unidos en Deveselu, ni siquiera en caso de que esta última estuviese dotada de misiles crucero del tipo Tomahawk porque, desde el instante mismo de su lanzamiento contra objetivos rusos, esos misiles serían detectados, vigilados permanentemente durante su vuelo y derribados en cuanto estén fuera de las aguas territoriales de Rumania.
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