La Reserva Federal de los Estados Unidos ha tomado dos decisiones importantes en su reunión del miércoles pasado: mantener sin cambios la tasa de referencia para 2019 y suspender su política de retiro de liquidez del mercado.
Tengamos presente que el mercado esperaba que no se aumentara la tasa de interés en esta oportunidad, por lo que la novedad estuvo en el hecho de que también este organismo anunció que no habría ningún aumento este año (se esperaba al menos uno durante 2019).
Por otra parte, algo mucho más importante fue el anuncio de limitar el llamado "quantitative tightening" (la política de retiro progresivo de liquidez del mercado), lo cual supone una nueva inyección monetaria a la economía estadounidense.
Lo que hizo la Fed sorprendió al mercado, pero es muy difícil ponerse positivo porque en realidad lo que queda claro es que la Reserva Federal ve claras señales de desaceleración en el horizonte. Algo que puede incluso llevar a una recesión en el futuro cercano.
Al respecto, el día viernes ocurrió algo de gran importancia: se invirtió la curva en el tramo de 3 meses a 10 años. Cada vez que esto sucedió, la economía terminó entrando en recesión.
Esto impactó de manera muy negativa en las acciones de los bancos. Si bien fue un día negativo para la bolsa en general, el sector financiero fue el más castigado.
A modo de ejemplo, debajo podemos ver el rendimiento en la última semana del índice S&P 500 en comparación con los principales bancos:
Ante este panorama, es muy difícil pensar en un escenario alcista en Wall Street cuando los bancos caen de esta manera.
Recordemos que en septiembre del año pasado, la Reserva Federal estimaba que la economía norteamericana podría sostener un sólido crecimiento del orden del 2,5% anual, lo que implicaba mantener sin cambios su política de restricción de liquidez: el plan original consistía en continuar elevando las tasas y una reducción de su hoja de balance a un ritmo de 50 mil millones de dólares por mes.
En enero 2019, cambió bruscamente de parecer y anunció que su política monetaria restrictiva se detendría si fuera necesario. Con el anuncio del miércoles pasado, la Fed está dando una clara señal que la economía comienza a mostrar signos de debilitamiento.
Como se puede observar en el gráfico, la Fed ahora a tiene una previsión de crecimiento para este año muy inferior a la administración de Trump y a la del FMI.
Pero ¿qué quiere decir este cambio brusco de política monetaria de la Fed?
Ni más ni menos que en breve tendremos a las empresas ganando menos dinero y cuando ello comience a suceder, será decididamente negativo para Wall Street.
Este problema no es sólo de Estados Unidos.
Recientemente, China recortó su previsión de crecimiento para este año. También Alemania hizo lo mismo con un sustancial recorte pasando de 1,8% a 1%.
El mundo está entrando en una desaceleración y ello bien podría transformarse luego en recesión.
El mercado ya ha tomado nota de ello y ha entrado en lo que se llama "risk off", saliendo de los activos considerados riesgosos y migrando hacia otros considerados típicamente como seguros.
Esto lo vemos en el hecho de que las monedas de los países que son percibidos como más riesgosos se devaluaron fuertemente (el peso argentino, el real brasilero y la lira turca).
Ante esta situación hay que seguir muy de cerca el rendimiento de los bonos de 2 y 10 años del Tesoro de los Estados Unidos, ya que se está invirtiendo la curva (algo que históricamente ha sido un claro indicador previo a periodos de recesión económica). Como ya mencionamos, en el tramo de 3 meses la curva se invirtió el viernes pasado.
El gráfico nos muestra el spread entre la tasa del bono de 2 años y el de 10 años. Como se puede apreciar, está comprimiéndose a niveles similares a 2007.
Por otra parte, en el tramo largo de la curva, ocurre lo contrario. El spread entre los bonos de 10 años y los de 30 se está ampliando.
El exceso de liquidez en el mercado norteamericano está generando presión inflacionaria sobre la economía y la decisión de continuar por esta senda no contribuye a quitar dicha presión.
Lo que el mercado le está diciendo a la Fed que esto no va a ser gratis, y con las políticas actuales se va a crear inflación en el futuro.
En este contexto de elevada incertidumbre, con la economía mundial a punto de ebullición y la Reserva Federal sosteniendo el exceso de liquidez que inunda al mercado, el oro se presenta como uno de los refugios más atractivo para los inversores.
No por nada los principales bancos centrales del mundo están comprando oro en grandes cantidades.
Al respecto, y en relación a los motivos por los cuales en este momento puede ser una buena idea tener parte del portafolio en este metal escribimos una nota hace poco, titulada: "Oro y Plata son hoy el refugio más inteligente de valor".
Como conclusión, la decisión de la Fed es una muestra clara de que la economía está dando señales negativas para el futuro. Más que motivos para alegrarse, trae mayor preocupación e incertidumbre, y puede ser la antesala a nuevas turbulencias para la bolsa en los próximos meses.
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