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sábado, 23 de marzo de 2019

Trump y Bolsonaro, demasiadas semejanzas



El 'Trump del Trópico' ha visto cumplido su sueño. Ha sido recibido en el Despacho Oval por su ídolo, a quien le unen más cosas que las que le separan. Demasiados parecidos. Jair Messias Bolsonaro ha regresado a Brasil con el "sentimiento de la misión cumplida".

¿Qué efectos tendrá en Latinoamérica y más concretamente en el futuro de Venezuela la reunión bilateral que mantuvieron el mandatario brasileño y su par estadounidense?

Bolsonaro quiso que su primer viaje al exterior, después de apenas tres meses en el Palacio del Planalto, fuera a Estados Unidos. Todo un guiño simbólico. Protagonizando un hecho muy poco habitual, el presidente brasileño, que estuvo tres días en Washington con media docena de ministros, realizó una visita al famoso cuartel general de la CIA en Langley, a las afueras de la capital. El hijo de Bolsonaro, Eduardo, miembro del Parlamento federal, quien también formaba parte de la comitiva presidencial, describió a la CIA como "una de las agencias de inteligencia más respetables del mundo". Esas palabras no debieron sentar nada muy bien en Brasil, donde los servicios secretos estadounidenses despiertan muchas antipatías desde hace años, sobre todo después de que se supiera en 2013 que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estuvo grabando las conversaciones de la entonces presidenta Dilma Rousseff, lo que perjudicó gravemente las relaciones bilaterales.

Donald Trump decidió que la delegación se alojara en la Blair House, la lujosa residencia oficial situada enfrente mismo de la Casa Blanca. "Es un honor concedido a poquísimos jefes de Estado, además de no costar un centavo a las arcas públicas" brasileñas, destacó el Bolsonaro. ¿Poquísimos jefes de Estado? Falso. Por la Blair House han pasado desde 1942 al menos 51 estadistas internacionales, desde el rey Juan Carlos I de España a los presidentes argentinos Carlos Menem o Mauricio Macri.

La extrema cordialidad entre ambos mandatarios se teatralizó cuando, delante de una nube de informadores, se intercambiaron sendas camisetas de fútbol de sus selecciones nacionales con sus respectivos nombres estampados en la espalda.

Las alabanzas mutuas llegaron a ser empalagosas. Trump, por ejemplo, preveía una "fantástica relación de trabajo" tras afirmar que tienen "muchos puntos de vista que son similares" (lo que sí es bien cierto). También señaló que su homólogo había hecho una campaña electoral "increíble" y que se sentía honrado de que la compararan con la suya de 2016. "Siempre le he admirado —declaró Bolsonaro en una entrevista a Fox News, el canal de los neoconservadores norteamericanos—. He sido muy criticado por esto pero no voy a ocultar lo que pienso. No soy un camaleón".

Además de Venezuela, el objetivo de la gira del líder de la nación más poblada y extensa de Latinoamérica incluía otros dos vértices: la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Bolsonaro buscaba la complicidad de su interlocutor para que Brasil entre en el club de los países ricos, la OCDE, y para que obtenga un codiciado estatus especial dentro de la Alianza Atlántica como ya tienen Japón, Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur y más recientemente Colombia.

Semejanzas

1. Pasión por las redes sociales.

El dirigente brasileño de extrema derecha usa las redes sociales tanto como su ídolo hemisférico. Tuitea casi toda su actividad política, empleando fotos, vídeos y emoticonos. En Twitter tiene 3,2 millones de seguidores (Trump posee 59,2 millones). La visita no dejó a nadie indiferente en su patria y así surgieron dos trending hashtags en portugués: #BolsonaroEnvergonhaOBrasil (Bolsonaro avergüenza a Brasil) y el contrario #BolsonaroOrgulhoDoBrasil (Bolsonaro, orgullo de Brasil).

2. Odio al socialismo.
Los insultos y descalificaciones hacia el dirigente venezolano, Nicolás Maduro, son muy comunes entre ellos. El círculo íntimo de Bolsonaro le considera un "narcodictador". Trump tampoco le va a la zaga en sus palabras. Ambos aborrecen el chavismo y lo extienden al socialismo. "El crepúsculo del socialismo ha llegado a nuestro hemisferio, y espero que, por cierto, también haya llegado esa hora del crepúsculo, a nuestro gran país… Lo último que queremos en Estados Unidos es el socialismo", enfatizó Trump mientras su invitado escuchaba la traducción con suma atención.

3. Gusto por el populismo y la retórica provocadora.

Bolsonaro ganó las elecciones presidenciales gracias a una narrativa provocadora, ultranacionalista, proteccionista, de crítica abierta al multilateralismo, apelando al populismo y al descontento popular. Incluso copió el lema de Trump. En algunos momentos, su campaña se tiñó de racismo y homofobia.

4. Escepticismo sobre el cambio climático.

Trump ya se comprometió a retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París de 2015, un amplio pacto internacional para reducir las emisiones de carbono. Y Bolsonaro, cuyo país alberga gran parte de la amenazada selva amazónica, está pensando seguir esa misma línea basada en el escepticismo sobre el cambio climático.

5. Sí al muro fronterizo con México.
Bolsonaro ha comprado sin titubear el discurso xenófobo que Trump repite a propósito de la inmigración. "La gran mayoría de los inmigrantes potenciales no tiene buenas intenciones o no tiene intención de hacer lo mejor o hacer el bien por el pueblo estadounidense". Sin pelos en la lengua, mordaz, así se expresó el presuntuoso exmilitar a Fox News. Antes había manifestado que apoya la decisión de su homólogo de levantar un muro en la frontera con México. "Me gustaría mucho que EEUU mantuviera su política de inmigración actual, porque en gran medida le debemos nuestra democracia en el hemisferio sur a Estados Unidos", añadió Bolsonaro, vinculando dos circunstancias que en verdad no tienen relación causal alguna.

​6. Recurso a la familia.

Otra similitud es que ambos se asesoran por sus familiares en los asuntos de Estado. Bien es sabido que el empresario Jared Kushner, yerno de Trump, es una voz autorizada en temas vinculados a Israel y México. Y Eduardo Bolsonaro ocupó la posición del ministro brasileño de Exteriores cuando su padre y Trump se entrevistaron a solas en el Despacho Oval.

Diferencias

1. La guerra comercial con China.

Los brasileños no están nada interesados en la guerra comercial desatada entre EEUU y China. La ven con mucho recelo pues Pekín se ha convertido en su principal socio comercial y un gran comprador de soja, una de sus principales materias primas.

2. No a una invasión en Venezuela.

Los dos mandatarios reconocen a Juan Guaidó como presidente interino del país sudamericano y reclaman la urgente celebración de elecciones, pero Bolsonaro, militar de carrera al igual que su vicepresidente, no apoya (por el momento) una posible intervención armada a su país vecino. "Hay ciertas cuestiones que si se divulgan dejan de ser estratégicas. Así pues, esos temas si se discuten, no se pueden divulgar. Algunas medidas no pueden hacerse públicas", dijo al ser consultado sobre esa alternativa. Sus declaraciones sonaron menos excluyentes que antaño. ¿Qué le contó Trump?

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