Buscar en este blog

martes, 5 de marzo de 2019

Una intervención militar no puede ‎derrocar el gobierno en Venezuela

Mientras varios Estados latinoamericanos y fuerzas especiales de Estados Unidos ‎parecen prepararse para invadir Venezuela, el especialista en temas militares Valentin ‎Vasilescu analiza la correlación de fuerzas y el posible teatro de operaciones. ‎Su conclusión es que ningún tipo de invasión podría vencer en ese vasto país, cuya ‎jungla es más extensa que la de Vietnam. Una intervención contra Venezuela ‎no tendría como objetivo derrocar el gobierno sino desestabilizar el país. ‎



El escenario de una guerra con otros países de Sudamérica

Una invasión extranjera contra Venezuela sólo sería posible a través de Brasil, Colombia y ‎Guyana, los tres países que tienen fronteras con la República Bolivariana. Teóricamente, hay ‎al menos tres ejes de invasión. ‎

Toda invasión emprendida por Estados sudamericanos tendrá que comenzar por la conquista de ‎la superioridad aérea sobre Venezuela. Pero la mayoría de los objetivos político-militares de ‎ese país se hayan fuera del alcance de la aviación brasileña, que se compone de aviones F-5, ‎‎AMX-1A y A-29 Tucano. ‎

Colombia posee aviones de combate Kfir, A-37 y A-29 Tucano, sin posibilidades de éxito ante ‎los sistemas antiaéreos Buk-M2, S-125 y S-300 [de fabricación rusa] y los aviones de combate ‎venezolanos F-16 y Su-30. En el mismo caso se encuentran los aviones brasileños ante la ‎defensa antiaérea venezolana de alcance medio y de largo alcance y frente la aviación de combate ‎de la República Bolivariana. ‎

Además, debido a su bajo techo de vuelo, los turbopropulsores A-29 Tucano se hallarían ‎constantemente al alcance de los 5 000 misiles antiaéreos personales SA-24 (Igla-S) que posee ‎la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). Por otro lado, los aviones de combate F-5, A-4, ‎‎AMX-1A, Kfiry A-37 no cuentan con armamento de precisión y eso los obliga a realizar sus ‎ataques desde altitudes que fluctúan entre 2 000 y 3 000 metros, lo cual también los hace ‎vulnerables a los cohetes antiaéreos portátiles SA-24 (Igla-S).‎

Es improbable una invasión terrestre desde Guyana, país que no dispone de tropas ni de medios ‎técnicos suficientes. Tampoco existen vías de transporte a través del delta del Orinoco ni de ese ‎mismo río, ni hay posibilidades de desplazar tanques a través de la selva. ‎

Brasil es el país con menos posibilidades de lograr invadir Venezuela ya que, antes de entrar ‎en contacto con las principales fuerzas venezolanas, el ejército brasileño tendría que atravesar 500 kilómetros de selva. ‎

El Orinoco es también otro gran obstáculo para el ejército de Brasil, que no dispone de puentes ‎móviles ni de equipamiento de ingeniería. Además, para tratar de proporcionar cobertura ‎antiaérea a sus fuerzas terrestres, Brasil y Colombia cuentan sólo con sistemas portátiles cuyo ‎alcance se limita a 5 000 metros de altitud, pero los aviones de combate Su-30 venezolanos ‎disponen de bombas guiadas por láser de los tipos KAB-500y KAB-1500 y de misiles Kh-29, ‎utilizables todos desde 10 000 metros de altitud. ‎

El eje ofensivo más probable sería Colombia. Pero el relieve no favorece una ofensiva desde ‎Colombia ya que ese eje conduce al lago Maracaibo, obstáculo que obligaría la fuerza ‎invasora a desviarse hacia el este para bordear el lago, metiéndose así en un corredor de 15 o ‎‎20 kilómetros, corredor que las fuerzas venezolanas pueden defender muy fácilmente. ‎

La mejor opción para la invasión sería abrir una vía para bordear el lago Maracaibo mediante la ‎utilización de una brigada paracaidista colombiana haciéndola saltar al sudeste de la Cordillera de ‎los Andes. Pero esa opción también es imposible porque Colombia posee 5 aviones de transporte ‎‎C-130 y 8 C-295, con los que podría lanzar en paracaídas sólo 2 o 3 compañías de infantería. ‎

La fuerza de combate de Colombia es además muy inferior a la de Venezuela ya que se apoya en ‎infantería y blindados ligeros, no dispone de tanques y su artillería está muy dispersa, además de ‎ser remolcada por camiones. Venezuela, por su parte, dispone de piezas de artillería pesada ‎autopropulsada 2S19 Msta, de lanzacohetes múltiples motorizados BM-30 Smerch y BM-‎‎21 Grad, de blindados ligeros y tanques T-72.‎

Una expedición marítima brasileña de la 1ª Brigada de infantería de marina a bordo de ‎portahelicópteros y de barcos de desembarco podría complicar la situación para los defensores de ‎Venezuela. Pero estos pueden atacar los navíos de desembarco a lo largo de 100 o ‎‎200 kilómetros de litoral con sus aviones Su-30 armados de misiles antibuques Kh-31A1 y Kh-‎‎59ME.‎

El escenario de una invasión estadounidense

Sólo una invasión militar estadounidense podría derrocar al presidente venezolano Nicolás ‎Maduro, como sucedió en Irak y Libia. Pero, desde aquella época, Rusia ha cambiado de política ‎exterior y ha demostrado en Siria que es capaz de defender a sus aliados. ‎

Los intereses económicos en Venezuela son muy importantes. Rusia y China, aunque no envíen ‎tropas, suministrarán a la República Bolivariana armamento de alto nivel y de gran alcance para ‎impedir una invasión estadounidense. ‎

Estados Unidos es la mayor potencia naval del mundo y dispone de 2 cuerpos de infantería de ‎marina. Por esa razón, el principal eje ofensivo se abriría con un desembarco estadounidense. ‎

Pero el probable hundimiento de uno o 2 portaviones y de varios barcos estadounidenses de ‎desembarco significaría la imposibilidad de obtener la supremacía aérea y dejaría ‎pocas posibilidades de establecer una cabeza de playa en el litoral venezolano. ‎

Hundir portaviones y navíos estadounidenses sería fácil recurriendo al misil hipersónico ruso ‎‎Zirkon (alcance de 1 000 kilómetros) y al misil crucero Kalibr 3M-54 (alcance de ‎‎1 400 kilómetros). Con esos misiles, Venezuela podría golpear el grupo aeronaval estadounidense al ‎sur de las Bahamas, a 500 kilómetros de Miami. Pero no pienso que Rusia entregaría ‎a Venezuela ese tipo de armamento. Más bien le propondría el sistema de defensa costera ‎‎Bastion y misiles aire-aire Kh-59MK2, cuyo radio de acción es de 550 kilómetros y que pueden ‎equipar los Sukhoi 30 que ya tiene Venezuela. ‎

Una batería del sistema ruso de defensa costera Bastion, se compone de 4 lanzadores móviles ‎de misiles P-800 Oniks. Este misil pesa 3 toneladas, tiene 0,70 metros de diámetro, 8,90 metros de ‎largo y puede llevar una carga explosiva efectiva de 250 kilogramos. Está propulsado por un ‎motor de tipo ramjet(estatorreactor supersónico) similar al del antes mencionado misil Zirkon. ‎El alcance del misil P-800 Oniks se sitúa entre 350 y 600 kilómetros y su velocidad es de Mach 2,5 ‎‎(700 metros por segundo). Durante su trayectoria (su altitud de crucero es 14 000 metros) este ‎misil es guiado vía satélite. Al aproximarse al blanco, el P-800 fija el objetivo, desciende hasta ‎sólo 10 metros de la superficie y ejecuta maniobras de cambio de dirección para evitar los medios ‎de la defensa enemiga. Su posesión pondría a Venezuela en capacidad de enfrentar un grupo ‎expedicionario aeronaval estadounidense situado al sur de Haití y de Puerto Rico. El margen de ‎error del P-800 Onikses de 1,5 metros, lo cual le otorga un 100% de efectividad contra ‎objetivos de gran envergadura, como portaviones, portahelicópteros, cruceros y destructores, ‎navíos todos de más de 100 metros de largo. ‎

Contra Venezuela, la única posibilidad sería un bombardeo aéreo coordinado con participación de ‎países miembros de la OTAN (Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Países Bajos) y de Estados ‎latinoamericanos (Brasil, Colombia, Guyana) contra determinados objetivos. Pero eso ya no sería ‎una invasión propiamente dicha sino una operación de destrucción contra ciertas estructuras de Venezuela. ‎

No hay comentarios:

Publicar un comentario