EE.UU. acusa al Ejército de Turquía de haber bombardeado una base militar en Siria, que albergaba un contingente de las fuerzas especiales norteamericanas.
Según un comunicado del Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono), a las 09:00, hora local, de este viernes, una unidad de la artillería turca bombardeó una base militar en la colina de Mashtenur, situada cerca de la ciudad de Ain Al-Arab (también conocida como Kobani), en el norte de Siria.
El ataque “ocurrió a unos pocos cientos de metros de un sitio fuera de la zona del mecanismo de seguridad y en un área conocida por los turcos que tiene fuerzas estadounidenses presentes”, reza la nota del Pentágono, en la que también se aclara que el ataque no dejó heridos entre las tropas norteamericanas.
Varios informes locales indican que el aludido ataque fue tan intenso que el personal estadounidense consideró responder en defensa propia, sin embargo, fue evacuado una vez concluyeron los bombardeos turcos.
Por su parte, el Ministerio de Defensa de Turquía rechaza “firmemente” que sus fuerzas hayan abierto fuego contra “las fuerzas estadounidenses o de la llamada coalición internacional, que lidera Washington contra el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) en Siria, indicando que Ankara había tomado todas las medidas para garantizar que no se dañara ninguna base de EE.UU. en el país árabe.
“Antes de los disparos, se adoptaron todo tipo de medidas para evitar daños a la base estadounidense”, enfatiza la Cartera turca, que también explica que los bombardeos tenían como objetivo una posición ubicada a “unos mil metros al sur del punto de observación estadounidense”.
(El ataque) ocurrió a unos pocos cientos de metros de un sitio fuera de la zona del mecanismo de seguridad y en un área conocida por los turcos que tiene fuerzas estadounidenses presentes”, anuncia el Departamento estadounidense de Defensa (el Pentágono), sobre el ataque de artillería turca contra las tropas de EE.UU. en Siria.
Esta misma jornada, el jefe del Estado Mayor del Ejército estadounidense, el general Mark A. Milley, ha recalcado que “el Ejército turco es perfectamente consciente, con coordinadas explícitas, de la ubicación de las fuerzas estadounidenses”.
El miércoles, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció el comienzo de la “Operación Fuente de Paz” en el noreste de Siria, bajo el control de las Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo), la cual se inició con bombardeos aéreos y de artillería, para después pasar a una operación terrestre.
La agresión bélica, sin embargo, fue lanzada días después de que Washington diera un giro de 180 grados a su alianza con las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) —de las que las YPG forman parte— y anunciara supuestamente la retirada de las tropas estadounidense del norte de Siria.
A pesar de su decisión de replegar las fuerzas estadounidenses, el presidente de EEUU, Donald Trump, indicó que su país no ha “abandonado a los kurdos”, para después amenazar a Turquía con “sanciones muy significativas”.
El Gobierno de Siria denuncia la presencia extranjera y cualquier guion o plan para su país sin la autorización de Damasco, además de condenar la operación turca tachándola de “flagrante” violación de su soberanía y ha prometido contrarrestarla por todos los medios legítimos.
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