Fuentes anónimas familiarizadas con el asunto revelaron a la CNN que EEUU ha obtenido acceso a esta información y no descartaron la posibilidad de un hackeo.
Así lo señalaron a la cadena estadounidense a tiempo de explicar que las máquinas implicadas en la creación y el procesamiento de este tipo de datos genéticos de los virus suelen estar conectados a servidores externos en la nube. Esto deja abierta la posibilidad de que hayan sido blanco de un hackeo.
De ser así, EEUU tiene ahora datos sobre 22.000 virus que se estudiaban en el laboratorio de Wuhan y planean revisarlos en 90 días. Sin embargo, es necesario analizar a fondo la cantidad de información genética antes de sacar conclusiones concretas. Además, para este trabajo se estarían utilizando los superordenadores de los Laboratorios Nacionales del Departamento de Energía, un conjunto de 17 instituciones de investigación de élite.
No obstante, el proceso de análisis de datos se complica por el hecho de que los registros que los acompañan están en chino mandarín, por lo que las agencias de inteligencia estadounidenses deben encontrar especialistas que hablen este idioma y asegurarse de que sean de confianza, por lo que todavía no se ha determinado un calendario exacto para la realización de estos trabajos.
EEUU ha acusado en más de una ocasión a China por la propagación del virus, pero no ha podido demostrar pruebas de que haya salido realmente del laboratorio de Wuhan. Por su parte, Pekín rechaza cualquier acusación en su contra. Además, las fuentes conocedoras de esta investigación consideran que aunque se consiga completar el eslabón genético que falta, no será suficiente para demostrar si el virus se originó en el laboratorio o si surgió de forma natural.
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