En informes publicados esta semana, expertos en temas de ciberseguridad señalan que el impacto del ataque se extiende mucho más allá de las agencias estadounidenses afectadas y apuntan a que el robo pueden ser datos nucleares, la vacuna hasta planos para sistemas de armas de próxima generación.
Según los informes, los agentes de inteligencia generalmente buscan lo último en tecnologías de armas y sistemas de defensa antimisiles, cualquier cosa vital para la seguridad nacional. También desarrollan expedientes sobre empleados gubernamentales rivales, potencialmente para reclutarlos como espías.
Las publicaciones aluden a la infiltración, ocurrida el sábado, de un grupo de piratas informáticos en los Departamentos estadounidenses del Tesoro y de Comercio, así como de otras entidades gubernamentales del país norteamericano. La misma jornada se reunió el Consejo de Seguridad Nacional en la Casa Blanca.
Las investigaciones apuntan que el reciente hackeo fue una operación disciplinada de meses de duración, ejecutada por piratas informáticos de élite del Gobierno ruso, en concreto, los hackers conocidos por los apodos APT29 o Cozy Bear, que forman parte del servicio de inteligencia exterior ruso.
Un comunicado del Departamento de Defensa estadounidense (el Pentágono) difundido el lunes indicó que había emitido órdenes y directrices para proteger sus redes, pero no especificó —por “motivos de seguridad operacional”— si alguno de sus sistemas había sido infiltrado.
El martes, el secretario interino de Defensa Chris Miller, dijo a la televisora local CBS News que hasta el momento no había evidencia de que el sistema hubiera quedado comprometido.
Entretanto, Thomas Rid, experto en conflictos cibernéticos para la Universidad Johns Hopkins, indicó que la posible eficacia del operativo puede compararse con el hackeo de tres años de duración de nombre “Moonlight Maze” que perpetró Rusia en la década de 1990 contra objetivos del Gobierno estadounidense, incluyendo la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) y el Pentágono.
Una investigación federal determinó que la altura de los documentos extraídos el sábado —si hubieran sido imprimidos y apilados— sería tres veces mayor a la altura del Monumento a Washington.
En este caso “un estimado realista es que los documentos que extrajeron de varias agencias del Gobierno sea del tamaño de varios Monumentos a Washington”, dijo Rid. “¿Cómo usarían eso? Posiblemente ni ellos lo sepan aún”.
Los críticos se han quejado durante mucho tiempo de que la Administración de Donald Trump no pudo abordar las crecientes amenazas de ciberseguridad, incluidos los ataques de ransomware que han obstaculizado la labor de los gobiernos estatales y locales, incluidos hospitales.
En este sentido reprochan que Trump haya eliminado dos puestos clave: el coordinador de ciberseguridad de la Casa Blanca y el jefe de políticas de ciberseguridad del Departamento de Estado.
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