Corea del Norte le tiene tomada la medida a Occidente desde hace más de un lustro, cuando comenzó a intensificar su programa nuclear y de misiles. Pero la confianza de su líder, Kim Jong-un, va cada vez más allá, dado que los últimos lanzamientos ya no solo han dejado de ser fallidos, sino que han superado varios hitos: 'entrar en la carrera espacial', sobrevolar Japón y demostrar que pueden llegar hasta la isla de Guam si lo desean.
La pregunta dejó de ser desde hace unas semanas cómo parar el desarrollo del programa nuclear y de misiles, para convertirse en: ¿por qué potencias amenazadas por Corea del Norte como EE.UU. y Japón no dan un golpe en la mesa? ¿Por qué Tokio o Washington no interceptan los misiles lanzados por Pionyang?
Excusas y mentiras
La cuestión parece sencilla, pero no lo es, si acudimos al discurso de Tokio, apto para borregos: el ministro de Defensa de Japón, Itsunori Onodera, dijo el 29 de agosto, cuando Kim Jong-un lanzó por primera vez un misil rumboal país del sol naciente, que su Gobierno no dio la orden de derribar el misil norcoreano, debido a que no representaba una amenaza para esa nación.
La respuesta no tiene nada de especial, pero algo no encaja y evidencia que no se corresponde con la realidad cuando en el país las mismas autoridades dan la voz de alarma para que la población busque refugio y se esconda.
De hecho esa mañana del martes 29 de agosto las sirenas y sistemas de alerta que transmiten mensajes de seguridad en Japón, habitualmente reservados para avisar de terremotos y tsunamis, fueron utilizados para advertir a los residentes de la prefectura de Sapporo, en la isla de Hokkaido, de la aproximación de un misil norcoreano.
"Un misil ha sido disparado desde Corea del Norte, busque refugio en un edificio resistente o en un sótano", rezaba uno de los mensajes de texto enviado a los residentes.
¿Por qué alarmar a la población si el misil no representa un peligro? Buscan aterrar a la gente ante una amenaza "inexistente" para que nadie ponga pegas al incremento del presupuesto de Defensa, que ha vuelto a batir récord, o simplemente el ministro miente a la hora de minimizar el riesgo.
Otra oportunidad
Kim Jong-un, que está al tanto de la mojigatería, parece que quiso darles otra oportunidad para que se pusieran de acuerdo y el 15 de septiembre volvió a lanzar otro misil que sobrevoló Japón después de pronunciar la siguiente amenaza: "Las cuatro islas del archipiélago de Japón deben ser hundidas por una bomba nuclear".
Desde Tokio se volvió a emitir el mismo discurso: las fuerzas de autodefensa de Japón se abstuvieron de todo intento de derribar el misil norcoreano que sobrevoló territorio de su país este viernes por considerar que no representaba una amenaza directa, citó la agencia Tass al secretario general de la Oficina del Gabinete nipón, Yoshihide Suga.
A pesar de todo Tokio se vio obligado a emitir nuevamente una alerta para que su población buscara refugio, según informó la prensa internacional.
Simplemente no pueden
El analista de defensa y presidente de Nexial Research Inc. en Tokio, Lance Gatling, dijo a la cadena Deutsche Welleque cuando el artefacto sobrevoló Japón, lo hizo "a mucha altura y se movió con mucha rapidez", agregando que hubiese sido "muy difícil interceptar el misil desde Japón por la altitud del artefacto".
Otro inconveniente al intentar interceptar el misil, sostiene Gatling, habría sido si el sistema de defensa japonés hubiese fallado: "Si hubiesen intentado derribarlo y no lo hubieran conseguido, las consecuencias habrían sido muy graves", dado que "el sistema de defensa japonés ha costado mucho dinero y si no hubiese logrado el objetivo, entonces se habrían enfrentado a las críticas en su país y además hubiesen animado a Corea del Norte a pensar que sus misiles son intocables".
¿Y Estados Unidos?
A Washington le pasa lo mismo, el analista político Ralph Peters en declaraciones a la cadena FOX evidenció que el carácter especial del joven líder norcoreano es uno de los motivos del porqué los militares de EE.UU. no han intentado derribar los misiles en ningún lanzamiento previamente registrado. "Para nosotros realizar una interceptación es más difícil que mandar una nave espacial a la Luna para la NASA". "No queremos alentar a Kim", agregó con referencia a un posible fallo de EE.UU.
"Si un misil fuera lanzado contra Guam o una de las ciudades de Japón, trataríamos de eliminarlo —alegó—. Pero si, teniendo en cuenta el itinerario del misil, debiera caer al océano y nosotros intentáramos derribarlo y erráramos, eso solo alentaría a Kim Jong-un. Diría: '¡Ajá! ¡Los estadounidenses no pueden derribar mis misiles!'. "No obstante, el analista espera que en una situación crítica los militares hagan todo lo posible para interceptar "al menos parte de esos misiles". No están seguros de si podrán derribar todos los misiles lanzados por Pionyang. "No lo sabemos de momento, pero estamos trabajando en ello".
Estados Unidos y Japón realizaron en junio una prueba de interceptación de un misil de medio alcance sobre el océano Pacífico que resultó fallida, informó la Agencia de Defensa de Misiles estadounidense. El destructor USS John Paul lanzó un nuevo misil interceptor inteligente SM-3 Block IIA, desarrollado por ambos países, para derribar un misil de medio alcance lanzado desde Hawái, pero el ensayo no se completó con éxito.
El pasado 30 de agosto EE.UU. realizó otra prueba de su sistema de defensa antimisiles en Hawái, llevada a cabo por la Agencia de Defensa de Misiles del país, que logró interceptar exitosamente un misil balístico de alcance medio. La prueba tuvo lugar un día después del nuevo lanzamiento de un misil por parte de Corea del Norte.
El destructor estadounidense USS John Paul Jones, equipado con misiles guiados y el sistema Aegis, tomó parte en la prueba. El sistema detectó y rastreó el objetivo, después de lo cual lanzó dos misiles Standard Missile-6 (SM-6) para interceptarlo.
El misil estadounidense, construido por el principal contratista de defensa de ese país, Raytheon, interceptó el objetivo sobre el mar durante los últimos segundos de su trayectoria.
Con lo anterior queda claro que Estados Unidos parece que sí puede, pero no quiere…
Más claro, agua.
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