El Pentágono ha admitido que más de la mitad de la flota de cazas F-35 con la que cuenta no están preparados para realizar misiones de combate. Pese a que dos de la tres variantes del avión de combate ya han alcanzado su Capacidad Operativa Inicial (IOC), por sus siglas en inglés), lo que de facto avala su disposición para la lucha, la producción de los aviones comenzó antes de que las pruebas de vuelo hubiesen concluido. De ahí que un alto número de aparatos no cuenten con la capacidad requerida.
El vicealmirante Mat Winter, que es el jefe del programa, ha admitido que aún se necesitan entre 150 y 160 modificaciones para alcanzar “desde una perspectiva de producción” una “configuración de bloque 3” en los aparatos. Para Winter el programa de modificaciones “es casi tan excitante como el de producción”, al que, asegura, “empequeñece”, informa Aviation Week.
La situación llega hasta el punto de que las Fuerzas Armadas de EEUU se enfrentan a la cuestión de qué hacer con muchos aparatos: actualizarlos o comprar nuevos, añade el medio.
El fabricante, Lockheed Martin, entregó el año pasado 46 de estos aviones y espera alcanzar un ratio de producción de 130 unidades a finales de 2018. El F-35se fabrica en tres versiones distintas, diferenciadas por las letras A, B y C. El F-35A es el más ligero y ágil de los tres. está preparado para el despegue y el aterrizaje convencional (CTOL) en pistas habituales y con él se prevé sustituir a los aviones F-16 y A-10. La USAF certificó hace más de un año la capacidad operativa inicial de esta variante, lo que supone acreditar que el aparato ya se encuentra listo para el combate.
La versión F-35B es la planteada para despegues cortos y aterrizajes verticales (STVOL) y, en caso de necesidad, es capaz de despegar verticalmente (VTO). Esta variante sustituirá a los cazas Harrier, como los que en una versión más antigua que la actual desplegó Gran Bretaña desde portaaeronaves en la Guerra de las Malvinas y actualmente utiliza España desde su buque LHD Juan Carlos I. El Cuerpo de Marines estadounidense declaró el IOC de esta variante en julio de 2015
Finalmente, el F-35C es una variante naval preparada para operar en grandes portaaviones, desde donde despega con ayuda de catapultas y aterriza en un corto espacio gracias a su resistente tren de aterrizaje y al gancho trasero con el que atrapa un cable de frenado anclado al buque. El F-35C, que está diseñado con alas de mayor tamaño y plegables, está pensado para sustituir al caza naval Boeing F/A-18 Super Hornet. Según la información facilitada por Locheed Martin, la previsión es que la IOC del F-35C sea declarada por la Armada de Estados Unidos (US Navy) a lo largo del año 2019.
La USAF prevé recibir por sí sola 1.763 aviones F-35A, lo que le convierte en el mayor cliente de este programa, el proyecto militar más caro de la historia. En total está prevista la fabricación de 2.500 unidades en sus tres variantes. Un borrador oficial elaborado para el Congreso de Estados Unidos reveló hace dos meses que el proyecto del F-35 acabará superando los 400.000 millones de dólares de coste, el doble de la cantidad estimada cuando se inició el programa, a principios de los años 2000.
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