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miércoles, 2 de octubre de 2019

EEUU, ¿al borde de otra guerra civil? Por qué Trump hizo una predicción tan macabra



El presidente de EEUU, Donald Trump, predijo el futuro derramamiento de sangre en las calles del país. Citando al pastor protestante Robert Jeffress, Trump tuiteó que, si fuera destituido de su cargo, Estados Unidos se enfrentaría a un conflicto que "se parecería a una guerra civil".

El mandatario de EEUU fue inmediatamente criticado duramente tanto por los demócratas como por los republicanos, y el profesor de Derecho de Harvard John Coates dijo que el tuit en sí mismo fue una razón más para el impeachment, ya que Trump amenazó veladamente con desencadenar una guerra civil debido a las acciones legítimas del Congreso y del Senado. El término es prácticamente tabú en el discurso político oficial.

Buscando el 'impeachment' de Trump

"El problema con esta posición es que Trump tiene razón, y el hecho de que después de su tuit la principal tendencia de las redes sociales americanas fuera el hashtag #CivilWar2 es otra prueba de ello", escribe el columnista de Sputnik Iván Danílov.

"Si los demócratas consiguen destituir al presidente de su cargo (no lo lograrán), se producirá una fisura que se asemeja a una guerra civil, y de esta fisura nuestro país nunca se curará".

Estas palabras del pastor, citadas en el Twitter personal de Trump, han devuelto al discurso político oficial la posibilidad de que la sociedad experimente una vez más la traumática experiencia de un violento conflicto político interno, opina el columnista.

Danílov también recuerda que el intento de impeachment en curso no es el primero en la historia de Trump como mandatario. Su acusación principal es de un supuesto complot con Moscú para llegar al poder de forma ilegítima.

Todos los materiales de los que surgió el caso fueron resultado del trabajo de los empleados de Hillary Clinton, su oponente en las presidenciales, junto con funcionarios de los servicios de inteligencia de EEUU, Reino Unido y Australia, así como con sus fuentes rusas anónimas, si tales realmente existieron, cree Danílov.

"Es obvio que todo el caso ruso sobre Trump, su creación y promoción es una gran operación especial destinada a destituir al presidente legalmente elegido, es decir, en términos legales, el intento de rebelión o golpe de Estado realizado por parte del establishment político y de seguridad de EEUU con el apoyo de ciudadanos foráneos asociados a los servicios de seguridad extranjeros (específicamente, británicos)", destaca el analista político.

Trump no se rinde sin combatir

Los partidarios de Trump no bajan la guardia tampoco. El fiscal general, William Barr, quien es protegido personal de Trump e hizo todo lo posible por enterrar el caso de la conspiración rusa, ha estado investigando a funcionarios de la CIA y del FBI implicados en la preparación y promoción del caso ruso, así como en la posible vigilancia de Trump cuando era candidato a presidente y de su cuartel general de campaña.

Si halla evidencia de una conspiración contra el mandatario, será suficiente para el proceso político más grande en la historia de Estados Unidos. Y tanto los empleados de alto rango de la CIA y el FBI como sus clientes de la dirección del partido demócrata pueden acabar entre rejas, de acuerdo a Danílov.

Este riesgo puede ser contrarrestado por una razón urgente para iniciar el procedimiento de impeachment, continúa. Según esta lógica, el procedimiento de destitución del presidente en curso iniciado por supuesta presión sobre su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, es en realidad un intento desesperado de estar un paso más adelante antes de que el fiscal general y el abogado privado de Trump, Rudolph Giuliani, comiencen a ensuciar a los principales políticos demócratas y a otros oponentes de Trump.

Asimismo, el presidente de EEUU ha vuelto al escándalo de las violaciones del secreto que tuvieron lugar durante el mandato de Hillary Clinton como secretaria de Estado, hecho que perjudicó gravemente a la candidata demócrata durante la campaña electoral de 2016.

De este modo, los próximos 12 meses tienen una buena oportunidad de convertirse en un período de crisis política sin precedentes en Estados Unidos. El Senado se ocupará de acusar al presidente del país, mientras que los bancos de acusados ordinarios pueden estar ocupados por altos funcionarios de la CIA y del FBI, así como por los políticos más influyentes del partido demócrata, concluye el analista.

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