“La defensa antiaérea derribó un avión de combate Su-25 de la Fuerza Aérea de Ucrania en la provincia de Járkov [...] También fueron abatidos quince drones, entre ellos un Bayraktar TB2”, ha anunciado este sábado el portavoz de la institución, el general mayor Igor Konashenkov, en una comparecencia ante la prensa.
De acuerdo con la información, además, fueron interceptados dos misiles Tochka-U y tres proyectiles de lanzacohetes múltiples, pertenecientes a Ucrania.
Konashenkov, de igual modo, ha dado a conocer que el Ejército ruso sigue destruyendo helicópteros, sistemas antiaéreos y varias posiciones de las fuerzas ucranianas. De hecho, ha detallado, en las últimas 24 horas, fueron destruidos tres helicópteros Mi-8, tres sistemas de misiles antiaéreos OSA, 16 almacenes de armamento y equipo militar, y 33 puntos de control de unidades ucranianas.
También, ha proseguido, fueron atacados 919 bastiones y áreas de concentración de combatientes ucranianos y equipo militar, así como 124 puestos de tiro de artillería.
Evaluando el resultado total de lo que va del inicio del operativo ruso el 24 de febrero, el funcionario ruso dio a conocer que Rusia ha logrado destruir 141 aviones de guerra, 110 helicópteros, 538 drones, 261 misiles, 2471 tanques y otros equipos, 274 lanzacohetes múltiples, 1075 cañones y morteros, así como 2311 automóviles militares.
Rusia busca controlar todo sur de Ucrania, ¿Qué implicaciones habrá para Kiev?
Rusia anunció el martes el comienzo de la segunda fase de su “operación militar especial” en Ucrania, cuyo último avance ha sido la liberación de la ciudad estratégica de Mariúpol (sureste) de los extremistas ucranianos.
Rusia, asimismo, busca establecer el control total de la zona sur de Ucrania, según ratificó el viernes el comandante ruso en funciones del Distrito Militar Central, Rustam Minnekáev.
Se estima que tomar el control del sur ucraniano le daría a Rusia otra puerta abierta hasta Transnistria, en Moldavia, donde “hay casos de opresión contra la población de habla rusa”, puntualizó Minnekáev.
De materializar este objetivo, la presencia militar rusa bloquearía a los ucranianos sus salidas al mar. El propio Minnekáev señaló que dicha medida permitiría “crear un corredor hacia Crimea y tener influencia sobre la economía ucraniana”.
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