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sábado, 5 de noviembre de 2016

La extinción de las abejas puede provocar el apocalipsis humano

En Estados Unidos, el Servicio de Pesca y Vida Salvaje (FWS, por sus siglas en inglés) incluyó a las abejas como especie en peligro de extinción. En ese país había cinco millones de colmenas en 1988. Pero sólo quedaba la mitad en 2015.

El problema ha alcanzado parámetros globales. En los últimos años los apicultores chinos enfrentaron pérdidas de colonias "inexplicables". Y los criadores egipcios informaron del colapso de numerosas colonias, y en Europa central hubo pérdidas de hasta un 25% desde 1985, según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

"En Colombia la problemática es gravísima. Se reportaron más de 3.000 colmenas acabadas en el departamento de Quindío por fumigaciones. En Santander del Sur sucede lo mismo con otros cientos, y en Cundinamarca hay más de 200 colmenas exterminadas" informó a Sputnik Francisco Silva, representante legal y fundador de Apisred, una empresa dedicada al desarrollo de la apicultura en Colombia.


Para el especialista, hay una conjugación de factores que explican el fenómeno.

Por un lado el monocultivo. Cuando cientos de hectáreas son destinadas a la siembra de un solo alimento, como sucede en Estados Unidos y Europa, solo hay comida para las abejas en determinadas épocas.

Otra de las causas, según Silva, son las partículas de los pesticidas que quedan flotando en el aire y van envenenando a las abejas.

"Nuestro peor enemigo se llama Monsanto. Es la transnacional más asesina del mundo. Son quienes generan todos estos pesticidas y los transgénicos que matan la apicultura. Eso nos está acabando", señaló.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), de las 100 especies de vegetales que proveen el 90% de los alimentos en 146 países, 71 son polinizadas por abejas. Alrededor del 80% de las especies de plantas y árboles son fecundadas por insectos, entre ellos las abejas. Su desaparición es una amenaza para la seguridad alimentaria.

"La muerte de estos insectos implica la pérdida de la biodiversidad, de las frutas, y de gran parte de los alimentos porque los únicos que no son polinizados son los granos. De no revertirse esta situación lo que sigue es la muerte de la humanidad. Nos vamos a quedar sin alimentos. Si en el mundo no se emprende una campaña para defender a los polinizadores, corremos nosotros peligro de desaparecer", sentenció Silva.

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