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miércoles, 23 de noviembre de 2016

¿El establishment sopesa la aniquilación de Trump?



Hace 53 años el presidente de Estados Unidos John F. Kennedy se convirtió en el cuarto jefe de Estado estadounidense asesinado en el cargo. Desde entonces, no ha habido más magnicidios, pero después de las últimas elecciones, la probabilidad de eliminación física del próximo jefe de Estado ha aumentado bruscamente.

¿Qué pasaría si mataran al 45º presidente de la gran potencia norteamericana?, se pregunta el periódico ruso Vzglyad.



Con la elección de Trump, que se convirtió en presidente a pesar de los deseos claramente expresados por la mayoría absoluta del establishment, se vuelven a sopesar opciones diferentes para deshacerse del líder del Estado.

"No hay presidente, no hay problema. O al menos se puede pretender que no lo hay", escribe el autor de la publicación.

Teniendo en cuenta el volumen de odio dirigido hacia Trump de momento y dadas las "consecuencias apocalípticas" de la elección de Trump prometidas por los medios de información estadounidenses, el tema de la seguridad del presidente electo debería ser prioritario. No se sabe si existe una conspiración dentro de la élite en contra de Trump o si hay individuos elaborando planes de asesinar al presidente. De eso nos vamos a enterar dentro de 10 o 20 años leyendo libros de memorias. O, en el peor caso, lo vamos a ver por la televisión.

Está claro que matar a un candidato presidencial es más fácil que a un presidente electo. Y matar a un presidente electo es un poco más fácil que al que ya asumió el cargo.

Si tal complicidad existiera, sería más fácil matar a Trump hasta el 19 de diciembre: es decir, antes del voto de los electores. En este caso, el nuevo presidente sería Mike Pence, el actual vicepresidente, aunque habrá todo tipo de especulaciones sobre el voto electoral por Clinton. Pence se convertiría en presidente también si Trump es asesinado después del 20 de enero, tras la ceremonia de investidura.

La versión con doble asesinato del presidente y vicepresidente ya parece demasiado increíble. Además, el tercer hombre en el país que se convierte en el jefe de Estado en el caso de una muerte simultánea de dos líderes elegidos, es el presidente de la Cámara de Representantes Paul Ryan: un republicano y un excandidato a vicepresidente. O sea, los republicanos quedan en el poder sí o sí, destaca la publicación.

Entonces, ¿por qué el asesinato de Trump puede ser atractivo para el establishment? Porque el poder se quedará en las manos de Mike Pence, de 57 años de edad, gobernador de Indiana. Está más a la derecha que Trump, más conservador, verdaderamente religioso, pero también más estructurado, y puede ser mejor controlado por los poderosos.

Si Trump empieza a realmente ejercer presión para restringir los principios fundamentales del sistema político formado en EEUU, si va a formar su propio Gobierno sin tomar en cuenta los intereses de la 'gente seria', sus posibilidades de supervivencia física van a disminuir rápidamente.

"No obstante, es absolutamente claro que el asesinato de Trump no va a resolver los problemas del establishment estadounidense. La eliminación de Trump no ayudará a Washington a recuperar el control del proceso ya que el 'cisne negro' salió de la jaula", hace hincapié la publicación.

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