Vladimir Putin ha demostrado una capacidad de liderazgo y convencimiento que no posee ningún otro líder actualmente en el mundo; él logró sacar a su país del atolladero en que quedo después del derrumbe de la Unión Soviética.
Lo ha logrado gracias al impulso que ha recibido la industria rusa a través del desarrollo tecnológico y científico; mucho del cual es consecuencia directa del desarrollo industrial orientado a mejorar la defensa y el diseño de nuevas armas modernas. Este nuevo impulso que ha recibido la industria trusa también ha sido consecuencia directa de las sanciones económicas occidentales aplicadas a la economía rusa; pues a falta de insumos y componentes para la industria nacional y la industria militar, se ha tenido la necesidad de fabricarlas localmente, lo que ha motivado la creación de nuevo conocimiento científico y tecnológico. Realmente las sanciones occidentales más que perjudicar a Rusia la han beneficiado, por eso a Putin no le quita el sueño las amenazas de nuevas sanciones.
Para lograr sacar a Rusia de la crisis que atravesaba, Putin comenzó por imponer disciplina, acabó con las mafias de poder, acabó con los monopolios privados, relanzó la industria y la técnica rusa, y finalmente reestructuró el ejército, marina y fuerza aérea, brindándoles mejores condiciones de vida (subiéndoles con ello la moral), y por último, se ha embarcado en un rearme en toda línea, renovando casi en su totalidad a las fuerzas armadas, sustituyendo las antiguas armas soviéticas por otras nuevas totalmente actualizadas y eficaces.
Vladimir Putin más que ejercer una doctrina maliciosa practica una doctrina cristiana; es el único líder mundial que profesa y defiende los valores cristianos; el único que promueve los valores morales y éticos; el único que cuida a su pueblo de la influencia de la ideología luciferina del Nuevo Orden Mundial prohibiendo la propaganda pro-homosexual y pro-abortista. Es el único líder que alza la voz y recrimina a los estadounidenses el haber abandonado los valores cristianos. Si hay alguien que luchará por conservar el cristianismo, aparentemente será él. Si hay alguien que defenderá la libertad religiosa, será él. Si algún ejército pudiera considerarse el ejército de Dios, sería el ruso. Aunque pueda parecer una contradicción, pues siempre los medios occidentales nos han vendido a los rusos como los malos, como los salvajes; pero ya vemos que en realidad los malos y salvajes son los líderes del llamado mundo occidental.
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