El discurso del presidente ruso Vladimir Putin sobre el estado de la Nación [1], dedicado a temas internos e internacionales, ha suscitado en Italia muy poco interés político-mediático y algunos comentarios irónicos. Pero debería prestársele gran atención.
Sin preocuparse de rodeos diplomáticos, Vladimir Putin puso las cartas sobre la mesa. Denunció el hecho que durante los últimos 15 años, Estados Unidos alimentó la carrera armamentista en el sector nuclear tratando de alcanzar una completa ventaja estratégica sobre Rusia, lo cual está confirmado por la Federación de Científicos Estadounidenses: gracias a técnicas revolucionarias, Estados Unidos ha triplicado la capacidad destructiva de sus misiles balísticos nucleares ofensivos.
Al mismo tiempo, señala Putin, Estados Unidos, al salir del Tratado ABM, desplegó un sistema mundial de «defensa antimisiles» para neutralizar la capacidad rusa de respuesta a un primer ataque nuclear. Mientras extendía la OTAN hacia el este, Estados Unidos instaló emplazamientos de misiles en Rumania y Polonia, mientras que dispone de otros sistemas de lanzamiento –no sólo de interceptores sino de misiles nucleares de ataque– a bordo de 18 navíos de guerra desplegados en aguas cercanas al territorio ruso.
Rusia advirtió varias veces a Estados Unidos y a los Estados miembros de la OTAN que, en respuesta a todo ese despliegue, tendría que adoptar contramedidas. «Pero nadie nos escuchaba. Así que óigannos ahora», advierte Putin, pasando así al lenguaje de la fuerza, que parece ser el único que Washington entiende.
Después de haber recordado que, como resultado del derrumbe de la Unión Soviética, Rusia había perdido un 44,6% de su potencial militar y que Estados Unidos y sus aliados estaban convencidos de que no podía reconstruirlo, Vladimir Putin mostró en dos pantallas gigantes los nuevos tipos de armas estratégicas que Rusia ha desarrollado:
Un misil tipo crucero lanzado desde el aire, portador de una carga nuclear, con un radio de acción prácticamente ilimitado ya que su energía motriz proviene de un motor nuclear, capaz de realizar trayectorias imprevisibles y de burlar cualquier defensa antimisiles;los misiles hipersónicos Kinzhal y Avangard, o sea capaces de superar más de 10 veces la velocidad del sonido;el misil balístico intercontinental Sarmat de 200 toneladas, lanzado desde una plataforma móvil, con un alcance de 18 000 kilómetros, portador de más de 10 cabezas nucleares que pueden desarrollar cada una velocidades hipersónicas para escapar a los misiles interceptores del enemigo;un drone [vehículo no tripulado] más rápido que un torpedo, movido por un motor nuclear, capaz de recorrer distancias intercontinentales a gran profundidad para alcanzar puertos y fortificaciones costeras con una carga nuclear de gran potencia.
Putin reveló las características de esas armas porque sabe que Estados Unidos está desarrollando armas, quizás análogas, y quiere advertir a esa gran potencia que Rusia está a su nivel o más allá de ese nivel.
Esto confirma que la carrera armamentista no es una cuestión de cantidad sino, cada vez más, de calidad del armamento. O sea, que se trata más bien del tipo de vectores y de las capacidades ofensivas de las cargas nucleares. Eso confirma al mismo tiempo el creciente peligro que corremos [los italianos] al tener en nuestro suelo armas nucleares e instalaciones estratégicas pertenecientes a Estados Unidos, como las estaciones MUOS y JTAGS implantadas en Sicilia [2].
Por su parte, el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, denuncia que «Los Estados no nucleares europeos miembros de la OTAN que violan el Tratado de No Proliferación [nuclear] se ven arrastrados por Estados Unidos a la utilización de armas nucleares tácticas contra Rusia».
La advertencia es clara, incluso para Italia. Pero ninguno de los principales partidos [italianos] se ha dignado a tenerla en cuenta y todos han apartado de la campaña electoral, en un acuerdo tácito, toda referencia a la OTAN y las armas atómicas, como si no tuviesen nada que ver con nuestro futuro y con nuestra vida misma.
Manlio Dinucci
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