Casi 300 elementos clave necesarios para un funcionamiento normal de las Fuerzas Armadas y la industria de defensa de EEUU están bajo amenaza, advierte Andy Home, columnista de la agencia británica Reuters, que hace referencia al informe de septiembre del Departamento de Defensa estadounidense.
Según el informe, los fabricantes estadounidenses están al borde de la quiebra o ya han sido reemplazados por proveedores de China u otros países debido a la desindustrialización de la economía nacional y la exportación de industrias a los países del Sudeste Asiático.
A modo de ejemplo, Home señala que el único fabricante estadounidense de hilos sintéticos necesarios para producir carpas militares abandonó el negocio recientemente.
Según el columnista de Sputnik, Iván Danílov, esto significa que si se impone una especie de embargo textil contra EEUU, es posible que algunos soldados estadounidenses tengan que dormir a cielo descubierto. Sería algo humillante para un Ejército que reclama ser tecnológicamente el más avanzado del planeta, observa el periodista ruso.
La situación podría considerarse divertida si no abordara una gama tan amplia de necesidades del Ejército estadounidense y su complejo militar e industrial, añade Danílov. En la parte desclasificada del estudio del Ministerio de Defensa estadounidense, se menciona que EEUU tiene dificultades con el suministro futuro de interruptores que se usan en casi todos los misiles estadounidenses. Según los funcionarios del Pentágono, el fabricante de interruptores cerró, pero los altos cargos militares se dieron cuenta de ello solo después de que se detectara la necesidad de piezas nuevas.
Otro ejemplo: un fabricante de motores de combustible sólido para misiles aire-aire del país, "tuvo problemas técnicos", cuyas causas nunca se aclararon ni siquiera con la ayuda de expertos gubernamentales y militares. Los intentos de reiniciar la producción fallaron, y el Pentágono se vio obligado a contratar a una compañía noruega para garantizar un suministro ininterrumpido.
"Obviamente, se trata de cierta degradación técnica de todo el sistema estadounidense, porque solo una pérdida de las competencias clave puede explicar por qué resulta imposible restaurar la producción o determinar cuál es el problema", comenta Danílov.
En el apartado sobre los problemas de las armas nucleares, el Pentágono se queja de que EEUU carece del número necesario de ingenieros y técnicos que tengan la formación, la capacitación y la ciudadanía apropiadas para trabajar en las instalaciones nucleares del Ejército.
La mención de la ciudadanía es importante, porque las universidades estadounidenses producen suficientes ingenieros, físicos y representantes de otras especialidades técnicas y ciencias exactas, pero un número desproporcionadamente grande de estos graduados son extranjeros, la mayoría de los cuales son chinos, explica el columnista.
Tampoco los estadounidenses logran encontrar la microelectrónica necesaria para las armas nucleares y se quejan de no poder confiar en sus proveedores de componentes electrónicos, porque "sus cadenas de producción se han vuelto globales". Danílov 'traduce' estas palabras de la siguiente manera: "la microelectrónica de los misiles nucleares estadounidenses se fabrica en China, y no saben qué han metido los chinos allí".
Incluso en los asuntos que deberían resolverse muy fácilmente en una economía estadounidense de alta tecnología, existen serias dificultades. Por ejemplo, el Pentágono se queja de la falta de herramientas fiables de desarrollo de 'software' y gestión de datos. La situación se ve agravada por unas "prácticas escasas de ciberseguridad comunes para muchos proveedores de 'software' clave", señala el informe del Departamento de Defensa.
La principal conclusión del informe es que "China representa un riesgo significativo y creciente para el suministro de materiales y tecnologías considerados estratégicos y críticos para la seguridad nacional de Estados Unidos", dice el informe.
La codicia del negocio estadounidense y la ideología de la globalización causaron un gran daño a la defensa estadounidense, con el que los oponentes geopolíticos ni siquiera podían soñar. Este hecho explica los intentos de Donald Trump de llevar a cabo una reindustrialización de EEUU", comenta Danílov.
Sin embargo, según el periodista, en las condiciones actuales de dificultades económicas, es poco probable que la Administración Trump logre arreglar lo que sus antecesores estuvieron destruyendo durante 20 años.
"Mientras tanto, Rusia y nuestros socios chinos debemos, por un lado, no repetir los errores de los estadounidenses, y por el otro, sacar el máximo provecho de estos errores. A juzgar por lo que está sucediendo ahora en el ámbito global, esto es exactamente lo que están haciendo Moscú y Pekín", concluye el columnista
Tampoco los estadounidenses logran encontrar la microelectrónica necesaria para las armas nucleares y se quejan de no poder confiar en sus proveedores de componentes electrónicos, porque "sus cadenas de producción se han vuelto globales". Danílov 'traduce' estas palabras de la siguiente manera: "la microelectrónica de los misiles nucleares estadounidenses se fabrica en China, y no saben qué han metido los chinos allí".
Incluso en los asuntos que deberían resolverse muy fácilmente en una economía estadounidense de alta tecnología, existen serias dificultades. Por ejemplo, el Pentágono se queja de la falta de herramientas fiables de desarrollo de 'software' y gestión de datos. La situación se ve agravada por unas "prácticas escasas de ciberseguridad comunes para muchos proveedores de 'software' clave", señala el informe del Departamento de Defensa.
La principal conclusión del informe es que "China representa un riesgo significativo y creciente para el suministro de materiales y tecnologías considerados estratégicos y críticos para la seguridad nacional de Estados Unidos", dice el informe.
La codicia del negocio estadounidense y la ideología de la globalización causaron un gran daño a la defensa estadounidense, con el que los oponentes geopolíticos ni siquiera podían soñar. Este hecho explica los intentos de Donald Trump de llevar a cabo una reindustrialización de EEUU", comenta Danílov.
Sin embargo, según el periodista, en las condiciones actuales de dificultades económicas, es poco probable que la Administración Trump logre arreglar lo que sus antecesores estuvieron destruyendo durante 20 años.
"Mientras tanto, Rusia y nuestros socios chinos debemos, por un lado, no repetir los errores de los estadounidenses, y por el otro, sacar el máximo provecho de estos errores. A juzgar por lo que está sucediendo ahora en el ámbito global, esto es exactamente lo que están haciendo Moscú y Pekín", concluye el columnista
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