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jueves, 29 de noviembre de 2018

Ar-234: el arma secreta de Hitler que pudo haber cambiado el curso de la historia



En el transcurso de la Segunda Guerra Mundial la Alemania nazi desarrolló numerosas armas que se adelantaron a su época.

El Arado fue una de estas creaciones y pudo haber cambiado el desenlace de la guerra, sostiene Robert Dorr en su artículo para The National Interest.

El primer encuentro

Cuando este bombardero turborreactor apareció por primera vez en el cielo europeo la mayoría de los pilotos aliados no sabían lo que era. Lo que es más, según Dorr, muchos de ellos ni siquiera habían oído de un avión turborreactor, menos aún visto uno.


Un Arado Ar-234 a punto de despegar con una bomba en 1944.

El primero en avistarlo fue el piloto de cazas estadounidense Don Bryan, que en varias ocasiones intentó perseguir la misteriosa máquina, pero sin éxito, ya era mucho más rápida.

No obstante, durante uno de sus encuentros logró derribar al mítico bombardero controlado por un piloto novato que cometió un grave error táctico, lo que dio ventaja a Bryan.

El más avanzado

Aunque la velocidad máxima de la mayoría de sus modelos era de 740 km/h, algunas de sus versiones eran capaces de alcanzar unos 900 km/h. De tal modo, el Ar-234 podía equipararse desde este punto de vista con el caza reactivo de Alemania, el Messerschmitt Me-262.


La cabina del único tripulante del bombardero. Su forma le permitía ganar más velocidad con menos resistencia del aire.

Además, fue el primer bombardero turborreactor del mundo que entró en servicio y mostraba los mayores avances tecnológicos de Alemania. Fue desarrollado y fabricado por la compañía Arado Flugzeugwerke bajo el mando de Walter Blume: ingeniero aeronáutico de la Primera Guerra Mundial.

Un nacimiento problemático

Mientras que el desarrollo de la aeronave se dio de acuerdo con lo planificado y los ingenieros ya construían un prototipo en 1941, los motores retrasaron considerablemente su lanzamiento. Así, los motores Jumo 004 fueron entregados dos años más tarde de lo pensado.

Los Jumo 004 fueron los primeros motores turborreactores fabricados en serie. Estos motores eran rudimentarios y estaban plagados de problemas técnicos.



El último Arado Ar-234 que queda en un museo.

Dorr destaca que por razones desconocidas, el caza Messerschmitt Me-262, que usaba los mismos motores, los recibió en junio de 1942, mientras que el bombardero los recibió tan solo en febrero de 1943.

Aparte de los motores, se llevaron a cabo numerosas pruebas con otros elementos del avión, lo que dio lugar a la existencia de numerosos modelos de la misma aeronave.

El primer bombardero turborreactor en acción.

Así, el Ar-234 no contaba en sus inicios con un tren de aterrizaje para poder llevar más combustible y así aumentar su alcance. Estos modelos despegaban con la ayuda de un carrito y aterrizaban sobre patines que se deslizaban bien sobre la hierba.

Sin embargo, por motivos prácticos, con el tiempo los ingenieros lo dotaron de un tren de aterrizaje. También se usaban unos cohetes aceleradores anclados bajo sus alas para mejorar su despegue.



Un esquema del Ar-234.

Puesto que el Ar-234 era pilotado por una sola persona, fueron muchos los dispositivos ideados para esta aeronave que le permitían al piloto manejarla y llevar a cabo los bombardeos.

Al mismo tiempo, debido a su configuración, la posibilidad de abandonar la nave en caso de ser derribada era muy difícil, explica el autor.

Los vuelos del Ar-234

El primer prototipo despegó en junio de 1943 y para septiembre del mismo año ya eran cuatro los aviones que estaban volando. Sin embargo, dichos vuelos no estaban exentos de fallas técnicas y uno de ellos incluso se estrelló.





Un Ar-234C con el avión-cohete Arado E.381 anclado en su parte inferior.

A pesar de ello, el Ar-234 mostró unas buenas prestaciones en combate y fue el primer avión turborreactor empleado en una misión de reconocimiento al sobrevolar las playas de Normandía en agosto de 1944. Gracias a su alta velocidad salió ileso de la misión.

Entre todas las versiones del bombardero, fueron fabricadas 224 unidades del Ar-234, algunas de las cuales incluso tenían cuatro motores de distintas configuraciones.


Algunas versiones del Ar-234 usaban cohetes para acelerar el despegue. Esta unidad también los tiene al lado de los motores.

Había planes de producir 2.500 Ar-234, pero el final de la guerra no permitió ejecutar el plan.

La última nave en existencia

Hoy en día solo queda una unidad que se encuentra en el Museo Nacional del Aire y el Espacio de EEUU. Fue una de las nueve unidades emplazadas en Noruega que fueron entregadas al Reino Unido al finalizar la guerra.

Más tarde, este Ar-234 fue enviado a EEUU junto con otras 34 aeronaves avanzadas de Alemania para llevar a cabo pruebas de vuelo.



Una de las unidades del bombardero turborreactor alemán traidos a EEUU.

De acuerdo con Robert Dorr, existe un debate entre los expertos de aviación con respecto a la aeronave.

Algunos creen que si no fuera por el retraso en el desarrollo de los motores Jumo 004 cientos de unidades de los Ar-234 hubieran alzado vuelo antes de los combates en Ardenas. De tal modo, podrían haber aplazado la victoria de los Aliados.



Una maqueta del Ar-234C con el Arado E.381 anclado a su parte inferior.

Al mismo tiempo, otros expertos opinan que a pesar de ser una maravilla tecnológica de su tiempo y ser el único bombardero turborreactor que se usó en la Segunda Guerra Mundial, la ventaja de los Aliados era demasiado abrumadora para que este avión pudiera cambiar el desenlace final.

https://mundo.sputniknews.com/defensa/201811291083785454-arado-ar-234-primer-bombardero-turborreactivo-arma-secreta-de-hitler/

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