Durante varias semanas los habitantes de Hong Kong han tomado las calles de su ciudad para protestar contra un proyecto de la ley que permitiría la extradición desde esta región a la China continental. Las raíces de esta crisis se remontan a un caso particular.
En febrero del 2018 una pareja viajó de Hong Kong a Taiwán para pasar sus vacaciones. Sin embargo, regresó solo uno de ellos, el hombre. Un mes después él confesó que había matado a su novia, pero las autoridades no pudieron acusarle de homicidio porque había cometido el delito en Taiwán —una isla controlada por el gobierno de la República de China que no reconoce la autoridad de la República Popular China—.
Una opción sería extraditarlo a la isla, pero las autoridades de Hong Kong no pueden llevar a cabo ese procedimiento legal porque la región administrativa y Taiwán no tienen un acuerdo bilateral para la extradición de ciudadanos.
Como consecuencia, en el 2019 en Hong Kong propusieron un proyecto de la ley que permitiría la extradición a la isla de Taiwán, pero esta misma legislación posibilitaría la extradición a la República Popular China. No obstante, desde el punto de vista de los hongkoneses esta ley le entregaría más poder en las manos de Pekín, que podría ejercer más control sobre esta región autónoma.
© REUTERS / TYRONE SIU
Una opción sería extraditarlo a la isla, pero las autoridades de Hong Kong no pueden llevar a cabo ese procedimiento legal porque la región administrativa y Taiwán no tienen un acuerdo bilateral para la extradición de ciudadanos.
Como consecuencia, en el 2019 en Hong Kong propusieron un proyecto de la ley que permitiría la extradición a la isla de Taiwán, pero esta misma legislación posibilitaría la extradición a la República Popular China. No obstante, desde el punto de vista de los hongkoneses esta ley le entregaría más poder en las manos de Pekín, que podría ejercer más control sobre esta región autónoma.
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¿Batalla por la libertad?
La autonomía de Hong Kong de China es una materia muy sensible para la ciudad y sus habitantes. En el pasado los moradores de esta región tomaron en varias ocasiones las calles de la urbe para protestar contra las decisiones de Pekín que, según los manifestantes, vulneran sus derechos.
Hong Kong goza de un alto nivel de autonomía de acuerdo con el tratado que firmaron el Reino Unido y la República Popular China en 1997 cuando se concretó la transferencia de la soberanía sobre el territorio. Antes de eso, la ciudad formó parte de las posesiones coloniales de Londres durante 99 años.
El siglo en el que Hong Kong estuvo bajo el dominio británico dejó una gran huella en su identidad. Como resultado, muchos habitantes —sobre todo los jóvenes— no se muestran orgullosos de tener la nacionalidad china.
A partir de su transferencia en 1997 los hongkoneses ya se acostumbraron a vivir de acuerdo con el principio 'Un país, dos sistemas'. Esta es la razón porque luchan tan ferozmente por las ventajas que les da la autonomía. Está previsto que Hong Kong pase a formar parte de la RPC por completo en el 2047 cuando se quedará sin dichas ventajas y muchos en la ciudad temen la llegada de este día.
La fecha de la transferencia de Hong Kong a China, el 1 de julio, tiene un gran significado para los hongkoneses y este mismo hecho los incitó a participar en las manifestaciones ese día. Las tensiones eran tan altas que algunos de los manifestantes decidieron desencadenar su ira en la sede del parlamento de Hong Kong, el Consejo Legislativo.
Algunos participantes de las protestas asaltaron el edificio e irrumpieron en él. Entraron en la sala de sesiones donde dejaron decenas de grafitis con eslóganes y desplegaron la bandera colonial británica de Hong Kong.
La razón por la que los manifestantes desataron su indignación en la sede parlamentaria es el hecho de que la cámara es el símbolo de injusticia para ellos. Esto tiene que ver con la distribución de escaños entre los ganadores de las elecciones.
Las llamadas 'fuerzas prodemocráticas' suelen ganar en los comicios pero como resultado siempre ocupan menos escaños que las fuerzas pro-Pekín. La causa radica en la regla que supone que los hongkoneses votan solo por 40 de los 70 escaños. El resto son elegidos por las comunidades empresariales de Hong Kong, que a menudo se inclinan a votar por las fuerzas que apoyan a Pekín.
¿A quién le conviene la crisis?
Los sucesos en la región autónoma de Hong Kong no pudieron evitar atraer la atención de ciertos jugadores internacionales. Países como Estados Unidos y, como era de esperar, Reino Unido no tardaron mucho en comentar los eventos.
Según el presidente Donald Trump, los manifestantes "buscan una democracia", pero, añadió, "algunos gobiernos desafortunadamente no la quieren " sin especificar a qué nación se refería, pero el mensaje fue bastante claro.
Es evidente que Pekín no está contenta con esta forma de plantear el problema. La cancillería china comentó que el mandatario norteamericano interfirió en los asuntos internos de China y Hong Kong, en particular.
Reino Unido, la antigua potencia colonial, tampoco pudo pasar por alto los sucesos en su antigua posesión. El ministro de Exteriores, Jeremy Hunt, indicó, por su parte, que apoya a Hong Kong y sus libertades.
El ministro británico señaló que ningún tipo de violencia es aceptable, pero subrayó que los hongkoneses deben preservar el derecho a la protesta pacífica. Asimismo, Hunt enfatizó que es imperativo que el alto nivel de autonomía de Hong Kong sea completamente respetado.
Pekín, a su vez, pidió que Londres sopese las consecuencias de sus declaraciones irresponsables. Además, en otra ocasión China exigió que Reino Unido "conozca su lugar y deje de interferir" en "los asuntos puramente internos". Al juzgar por el tono de estas declaraciones, la parte china está muy enfadada por los intentos de algunos países meter sus narices donde no les llaman.
Estados Unidos y Reino Unido siguen con toda atención cómo se desarrolla la situación en Hong Kong porque les conviene esta crisis considerable en la región autónoma china. En el contexto de la confrontación entre Pekín y Washington, la crisis en Hong Kong es muy oportuna porque distrae la atención de los altos ejecutivos chinos de los asuntos internacionales.
¿Quién ganará?
En cuanto al propio proyecto de ley, las autoridades chinas al parecer simplemente buscan evitar que Hong Kong se convierta en un refugio para delincuentes. Los prófugos que huyen incluso de la China continental pueden asentarse en la región autónoma y quedarse fuera del alcance de la justicia china, efectivamente intactos.
Entonces si miramos la situación desde un ángulo diferente, veremos que por un lado China paso a paso intenta establecer su orden en Hong Kong y lo hace paulatinamente para no dar pasos bruscos cuando llegue el momento de cambiar el sistema de este territorio en el 2047.
Por cierto, el proyecto de ley ha sido suspendido y no ha sido retirado como lo exigen los manifestantes, lo que significa que con toda probabilidad lo aprobarán en el futuro. Entretanto las protestas, pese a su enorme magnitud, cesarán tarde o temprano y China dará un paso más en el camino al regreso completo de Hong Kong al seno de Pekín
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