Arabia Saudí y el régimen sionista y sus secuaces de monarquías se encuentran en un retroceso sin antecedentes y a punto de morder el polvo en la región.
Nunca en el Oriente Medio hubo tanto acelere en los sucesos y acontecimientos como sucede en la actualidad. Los movimientos de fichas en el tablero parecen ser frenéticos, en donde, todos los actores, los autores y los observadores bailan y se mueven al borde del abismo. La tensión está llegando a sus máximos “aguantes’’; todos están sentados encima de un polvorín -y son conscientes de ello-, donde los pirómanos tradicionales, entre invasores históricos, monarquías “retrogrado-medievales’’ y el ente invasor sionista no se atreven, por primera vez en su historia, a pensar en prender un fosforo: el tema hoy en día es existencial y el terreno es tan volátil que al estallarse, ni rastro de ellos se quedará en el mapamundi.
Parece mentira lo dicho y una mera fantasía apasionada o un escenario bastante “optimista’’. No niego que es de mucho riesgo adelantar los acontecimientos, como lo es también, hablar de “potencias tradicionales’’ a todos los niveles, desde lo militar hasta lo de inventar todas las mentiras por mas pequeñas que sean, para embaucar, saquear riquezas, someter naciones, extorsionar la humanidad y destrozar todo en su camino. Soy consciente de eso, pero, acepto el riesgo.
Desde 1997, los “pirómanos’’ vienen desarrollando planes macabros; los “atentados’’ en Nueva York fueron la “justificación’’, el ‘’Pearl Harbor’’ para entrar en acción. Trillones de dólares fueron gastados en la muerte y la destrucción, más nunca, en la “libertad y democracia’’ prometidas. Millones de seres humanos resultaron entre muertos, heridos, traumatizados, desplazados, pobres, desaparecidos y torturados, con más violencia y atraso, que prosperidad, educación, proyectos de desarrollo, libertades de expresión, oportunidades y progreso social-económico-político. El dinero invertido en la muerte y la destrucción fue tan gigante, que hubiera sido suficiente para cambiar la vida de las poblaciones de toda la zona y convertirlos en países casi desarrollados.
En el 2010 empieza la supuesta “Primavera Árabe’’ como etapa penúltima del plan llamado “Nuevo Oriente Medio’’, el cual de “primavera’’ no trajo nada, y solo fue un “infierno andante’’ desde Libia hasta Irak, y desde Siria hasta el Yemen -donde fue sepultado hasta el momento- gracias a la “Divina Providencia’’.
Gústele o no a muchísima gente con lo que voy a decir, duélale a quien le duela: La República Islámica de Irán es el principal y el fundamental actor en cambiar la historia en la zona. Si no fuera por el valor humano que “reprodujo’’ la Revolución Iraní en la fe colectiva en su causa y su filosofía, el mundo árabe conocido actualmente, estaría repartido entre la entidad sionista, Arabia Saudita y Turquía, con leyes sionistas, wahabitas y de la hermandad musulmana, entre los cuales, ninguno tiene relación alguna con lo “humanístico’’ o “democrático’’ o “progresista’’.
Afortunadamente para toda la humanidad, gracias a la perspicacia en la visión, gracias a la sabiduría y la capacidad histórica filosófica teológica heredada, vemos que las dos principales piedras angulares que fueron la plataforma principal para la agresión histórica y la destrucción de la zona, que son: Arabia Saudita y el régimen sionista -y sus secuaces de monarquías- se encuentran en un retroceso sin antecedentes y a punto de morder el polvo en la región.
Arabia Saudita en su forma actual fue creada por los británicos usando a vándalos wahabitas que merodeaban en los desiertos de la zona. Más adelante entregaron a Palestina al sionismo con la Promesa de Balfour, y dividieron con Francia la zona, a base del Acuerdo de Sykes-Picot. Estos dos engendros artificiales los une el fanatismo, el extremismo religioso, el sectarismo, el racismo, la crueldad y la avaricia. Los primeros manejan el concepto medieval en su brutalidad y visión retrograda en sus leyes internos, y los segundos camuflan sus atrocidades con “la ciencia y la democracia’’.
Actualmente estamos en la etapa más difícil y la más peligrosa en la región. Todo indica que la “bárbara coalición’’ se encuentra en muchos problemas:
El Yemen: después de los ataques a Aramco, los yemeníes le propusieron otro golpe sin antecedentes al ejercito saudí y sus mercenarios en una zona llamada Najran: con centenares de muertos, heridos y capturados, fuera de la captura de centenares de mecanizados (entre ellos de fabricación canadiense que no ha pagado todavía Arabia Saudita a Canadá, país que sigue vendiendo sus armas a Arabia Saudita justificando que sus armas no se usan en la guerra contra el Yemen), como también toneladas de todo tipo de municiones y varios kilómetros de territorio saudí en manos de los Hutiés, el Ejercito yemení y los Comités Populares. Arabia Saudita, después de estos dos golpes, recibe una oportunidad de “buena fe’’ por parte de los Hutiés, para parar la guerra y retirarse del Yemen. Este cese de hostilidades -voluntario y de buena fe- contra el interior saudí ofrecido por los hutiés, tuvo una reacción saudí típica: trataron de seguir dilatando y trataron de negociar la sangre de más muertos inocentes y en seguir bombardeando ciertas partes, mientras cesan las operaciones en otras zonas. Lo ultimo sabido sobre el tema que los yemeníes han rechazado todas las ofertas-trampas de los saudíes, y siguen firmes en sus peticiones: a) cese total y definitivo de hostilidades y bombardeos por parte de Arabia Saudita; b) Levantar inmediatamente el embargo aéreo impuesto sobre el aeropuerto de Sanaa; c) levantar el embargo sobre los puertos de Al-Hudaida y la retirada de los mercenarios y soldados del territorio; o, los ataques contra objetivos estratégicos y vitales saudíes volverán a su normalidad y de manera definitiva. Teniendo en cuenta la situación precaria interna de Arabia Saudí como externa, las convulsiones típicas de las realezas, la derrota en Siria, la falta de capacidad disuasiva y menos defensiva de su ejército, hace que el problema se agrava, donde a la dirigencia saudí le toca ceder y terminar con esta guerra, para evitar sin duda alguna, morder el polvo en el Yemen. No se sabe con ciencia cierta todavía con qué va a salir el “brillante’’ príncipe heredero y su guarida de sádicos.
El régimen sionista: este si que es la joya de la corona. Con unos problemas internos políticos nunca vistos. Su “democracia’’ lo ha llevado a una batalla interna por la “silla del poder’’ sin antecedentes. Los analistas militares no hablan de nada alentador sobre la capacidad defensiva del ejército, para no hablar de la “capacidad de la remota posibilidad’’ de atacar e invadir a los vecinos, tarea para la cual fue creado y fundado este ejército, el cual garantizó durante años la tranquilidad de millones de colonos y de miles de asentamientos ilegales. La situación y la realidad se han transformado. Por más dolor que causen estas palabras a muchos “encandilados’’ por el “brillo del régimen’’: la realidad en el terreno va en contra de los deseos y anhelos: a) en el sur, Gaza ha demostrado que, el “paseo’’ que era atacarla, mientras que los colonos se sentaban a ver la caída de las bombas y a aplaudirlas alegrándose por la muerte de los centenares de palestinos entre niños y mujeres, se acabó. Hoy se ve otra imagen: miles de palestinos tratando de pasar el alambre de púa, miles de cometas quemando los bosques y las siembras de los colonos, drones pequeños atacando bases y retenes y por último misiles de fabricación local, hacen dormir en los refugios, a miles de colonos desde los más cercanos a Gaza hasta Tel Aviv. b) En el norte llueve peor todavía: una sola frase por parte del Secretario General de Hezboláh donde les dijo textualmente: “pararse en un solo pie atrás del muro…’’ mientras se preparaba la Resistencia para responder por la muerte de dos de sus integrantes en Siria, el régimen retiró sus tropas a seis kilómetros dejando la frontera con el Líbano vacía durante siete días, y por primera vez desde los 1948, ciertos periodistas y civiles entraron y pisaron la tierra de la Palestina Ocupada. c) Cómo también, quedó hoy en día muy claro, que el Eje de la Resistencia es un eje sólido en su posición y alianza, desde Irán hasta el Líbano, pasando por el Yemen y Gaza frente al régimen sionista que trata ahora de salir de sus problemas políticos internos, donde sabe muy bien, que cualquier paso en falso, lo va a llevar a morder el polvo en Gaza, en Siria y en el sur del Líbano.
Además, estos dos hijos de pirómanos, con todos los problemas que tienen, iban a cometer un garrafal error que hubiera podido costarles mucho: iban a realizar un atentado contra el famoso y venerado general Qasem Suleimani, comandante de las Fuerzas de Quds, ni más ni menos. Las inteligencias iraníes descubrieron el plan, capturaron a los terroristas y salvaron la vida no solo del General, sino también, de centenares de personas que iban a asistir a una mezquita el día de la conmemoración de los cuarenta días del martirio del Imam Al-Husein conocido como “Al-Arbain’’ en árabe. A raíz de este caso y a raíz de las manifestaciones en Irak, como también, el intento de hacer lo mismo en el Líbano en sacar manifestaciones populares a la calle para exigir “derechos y acabar con la corrupción’’ -al estilo de las manifestaciones de marzo de 2011 en Siria-, el Eje de la resistencia, según el profesor Naser Kandil, analista estratégico cercano a la dirigencia donde se toman decisiones, envió un mensaje claro y conciso a los “auspiciadores’’ de estas sospechosas movilizaciones, advirtiéndoles que no alteren el orden interno, algo, que puede repercutir en guerras civiles, invitándolos a frenan este “escalamiento’’, o, la respuesta será contra la presencia de las tropas extranjeras de la Coalición en Irak, Siria o en cualquier parte de la región.
Las convulsiones delicadas que vemos hoy en la región son un reflejo de los resultados del fracaso de los planes principales y grandes. EE.UU., Gran Bretaña, Francia con algunos países europeos enfrentan desafíos serios: sus dos principales aliados se encuentran en una situación que no cumple con la tarea y la misión para las cuales fueron creados. Ninguno de los países mencionados arriba esta dispuesto a entrar en una guerra y hacer morir sus soldados para seguir protegiendo a un príncipe que descuartiza periodistas y a un estado artificial -creado por ellos con mitos y mentiras- que se dedica a causarles problemas y desprestigio, violando todas las normas, las leyes y los acuerdos internacionales que maneja las “Naciones Unidas’’ y viola también todo lo relacionado con Derechos Humanos y desafiando Cortes Penales y sus leyes.
Los hijos de las potencias se envejecieron, se corrompieron; sus “bisagras’’ que antes permitían abrirles las puertas para que llegaran triunfantes a la zona con tapetes rojos llenos de sangre de inocentes, se oxidaron. Es más, ellos los que fueron los artífices del Balfour y de Sykes-Picot, están viendo la muerte de este “trio de promesas y acuerdos’’. Si señores como lo oyeron: es el fin de más de cien años de este macabro invento y el nacimiento de un “Nuevo Orden’’ en la región.
No va a ser tan fácil ni menos violento el camino. Todos están en el baile del Vals mortífero. Todos saben que es el último y al borde del abismo. Es algo parecido al manejo de los explosivos: “un solo error y será el último’’. Unos saben que triunfaran al final, con golpes, moretones y heridas, mientras que a otros, les toca escoger entre dos opciones: “o cambian, o cambian’’, no hay una tercera, la cual significaría una Tercera Guerra Mundial inevitable.
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