El sistema de radar, denominado Ormuz, de fabricación nacional, presentado este sábado durante una ceremonia oficial en Teherán, la capital, puede calcular con alta precisión la velocidad y la distancia de los objetivos y transferir los datos al sistema de control de fuego para el lanzamiento de misiles de defensa aérea.
Ormuz también es capaz de mejorar las capacidades de combate de las Fuerzas Armadas del país, requiere menos tiempo de reparación y mantenimiento, disfruta de una mayor precisión para detectar la dirección y altitud de los objetivos aéreos, y sus antenas tienen una mejor calidad de recepción que puede identificar objetivos más rápido que otros sistemas de radar.
Por su parte, el simulador denominado Shams es un sistema estratégico de largo alcance capaz de representar operaciones contra varios objetivos a larga distancia.
El simulador, también de fabricación nacional, es capaz de simular acciones contra varios objetivos hostiles aéreos y puede desarrollar y ejecutar rápidamente escenarios de combate modernos.
El comandante de la Fuerza de Defensa Aérea del Ejército de Irán, el general de brigada Alireza Sabahi Fard, ha destacado que la República Islámica es ahora la “principal potencia regional en la defensa aérea” gracias a las capacidades de los expertos iraníes en fabricar sistemas de defensa y suministrar las necesidades del país en el sector militar.
El alto mando militar ha resaltado los avances de la tecnología militar de la República Islámica y señalado que los expertos iraníes pueden fortalecer o rediseñar los sistemas de defensa de fabricación nacional conforme a las amenazas que enfrenta el país.
El poderío tecnológico desarrollado por Irán es parte de un amplio programa defensivo que se puso en marcha tras el triunfo de la Revolución Islámica de 1979 con objetivo de alcanzar la autosuficiencia en materia de armas y equipamientos militares respecto a otros países productores y líderes a nivel mundial en esta industria.
Sin embargo, Teherán siempre ha enfatizado que su doctrina de defensa se basa completamente en la disuasión, por lo tanto, ha destacado que su poderío militar no representa amenaza alguna para los países de la región de Asia Occidental, ni para las demás naciones.
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