El editorial publicado el domingo en la revista estadounidense, analiza cómo el país persa puede causar daños a los enormes buques de guerra y portaviones de la Armada estadounidense en el Golfo Pérsico.
Conforme al artículo, Irán puede detener el avance de los buques de guerra de Estados Unidos y de sus aliados o emboscarlos en un posible conflicto en el estratégico estrecho de Ormuz.
Esa vía fluvial es un cuello de botella natural para la entrada al Golfo Pérsico. El estrecho de Ormuz tiene solo veintiún millas de ancho en su punto más estrecho, mientras que la ruta de navegación tiene aproximadamente dos millas de ancho.
Según el análisis de The National Interest, las lanchas rápidas de la Armada del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, equipadas con misiles de crucero y cohetes, torpedos de calibre medio y grande, minas marinas, ametralladoras pesadas y misiles de superficie a aire, constituyen una amenaza real para las embarcaciones de EE.UU. y de sus aliados en el Golfo Pérsico.
Irán, agrega, practicó anteriormente un ataque en enjambre de botes rápidos a una maqueta del portaviones estadounidense USS Nimitz en el estrecho de Ormuz durante un ejercicio militar bautizado “El Gran Profeta 9”.
El artículo dice que aunque un ataque de este tipo puede causar daños graves a los buques estadounidenses —lo que ha sido probado durante las maniobras militares—, nunca se ha demostrado durante una guerra real.
Sin embargo, “es probable que el arma más eficaz y probada de Irán para cortar el estrecho de Ormuz sean las minas marinas”, tal como revela el editorial, y asegura que un arma tal es capaz de hundir un portaviones estadounidense.
El análisis luego enumera los incidentes ocurridos para los buques de guerra estadounidenses con minas navales. Estos artefactos han hundido o inutilizado la mayoría de los diecinueve buques de la Armada de Estados Unidos perdidos desde la II Guerra Mundial. De hecho, una mina naval iraní casi hundió la fragata Samuel B. Roberts de la Armada estadounidense el 14 de abril de 1988 a finales de la guerra impuesta por Irak a Irán, apoyada por Occidente.
El estrecho de Ormuz y la región más amplia del Golfo Pérsico han sido escenario de tensiones sin precedentes entre Teherán y Washington en los últimos tres años, en particular, después de que Washington abandonara unilateralmente el acuerdo nuclear de 2015 y reimpusiera embargos al país persa.
Las Fuerzas Armadas iraníes siguen reiterando constantemente que no buscan una guerra con ningún país, pero advierten que responderán a la más mínima intención de socavar la seguridad del país persa, especialmente en el Golfo Pérsico, que es considerado una de las líneas rojas de la República Islámica.
El artículo dice que aunque un ataque de este tipo puede causar daños graves a los buques estadounidenses —lo que ha sido probado durante las maniobras militares—, nunca se ha demostrado durante una guerra real.
Sin embargo, “es probable que el arma más eficaz y probada de Irán para cortar el estrecho de Ormuz sean las minas marinas”, tal como revela el editorial, y asegura que un arma tal es capaz de hundir un portaviones estadounidense.
El análisis luego enumera los incidentes ocurridos para los buques de guerra estadounidenses con minas navales. Estos artefactos han hundido o inutilizado la mayoría de los diecinueve buques de la Armada de Estados Unidos perdidos desde la II Guerra Mundial. De hecho, una mina naval iraní casi hundió la fragata Samuel B. Roberts de la Armada estadounidense el 14 de abril de 1988 a finales de la guerra impuesta por Irak a Irán, apoyada por Occidente.
El estrecho de Ormuz y la región más amplia del Golfo Pérsico han sido escenario de tensiones sin precedentes entre Teherán y Washington en los últimos tres años, en particular, después de que Washington abandonara unilateralmente el acuerdo nuclear de 2015 y reimpusiera embargos al país persa.
Las Fuerzas Armadas iraníes siguen reiterando constantemente que no buscan una guerra con ningún país, pero advierten que responderán a la más mínima intención de socavar la seguridad del país persa, especialmente en el Golfo Pérsico, que es considerado una de las líneas rojas de la República Islámica.
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