Según ha comunicado el portavoz del Ejército de Yemen, el general de brigada Yahya Sari, la unidad antiaérea del país ha logrado interceptar y derribar la noche de este martes un avión no tripulado modelo MQ-9 Repear, de producción estadounidense, mientras sobrevolaba la provincia suroccidental de Al-Dhamar.
“El misil que derribó el avión estadounidense es de producción nacional y se presentará en un futuro próximo en una conferencia de prensa”, ha detallado Sari, en unas declaraciones publicadas por el canal oficial de noticias Al Masirah.
El general yemení, además, ha advertido de “grandes sorpresas” en las próximas jornadas si los aviones agresores vuelven a violar el espacio aéreo del país árabe.
“Nuestro cielo ya no es tan fácil para infiltrarse como antes y los próximos días verán grandes sorpresas. Ya tenemos la capacidad de neutralizar la entrada de un gran número de aviones enemigos al espacio aéreo yemení”, ha sostenido.
Nuestro cielo ya no es tan fácil para infiltrarse como antes y los próximos días verán grandes sorpresas. Ya tenemos la capacidad de neutralizar la entrada de un gran número de aviones enemigos al espacio aéreo yemení”, ha sostenido el portavoz del Ejército de Yemen, el general de brigada Yahya Sari.
En su agresión a Yemen, Arabia Saudí y sus aliados utilizan los aviones de combate y las armas fabricadas por los países occidentales, sobre todo por EE.UU.
Esta contundente respuesta aérea se produce un día después de que los cazas de Arabia Saudí y sus aliados bombardearan en diferentes ocasiones las zonas pobladas de Saná, la capital de Yemen, apuntando los centros vitales de la ciudad, incluido mercados, hospitales y escuelas.
Las fuerzas yemeníes también lograron derribar el pasado 7 de junio otro dron MQ-9 de la Fuerza Aérea de EE.UU., cuando el aparato se encontraba en las regiones occidentales del país.
Desde marzo de 2015, Arabia Saudí y sus aliados, incluidos EE.UU., los Emiratos Árabes Unidos (EAU), cometen crímenes de guerra a diario en Yemen con todo tipo de armas con el fin de hacer fracasar a los combatientes de Ansarolá.
Los ataques saudíes, en muchas ocasiones perpetrados con aeronaves y bombas fabricadas en Estados Unidos, han dejado más de 91 000 yemeníes muertos. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) calcula que, si la guerra no se detiene, la cifra de víctimas mortales llegará a 500 000 para finales del año 2020.
El Ejército yemení, que goza también de últimas tecnologías en el campo de aviones no tripulados, ha realizado sin embargo decenas de ataques de represalia contra el régimen saudí y sus aliados, destruyendo sus centros estratégicos y militares.
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