Las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe) abren fuego contra un dron que sobrevolaba sus posiciones en el norte del país árabe.
A través de un comunicado emitido este lunes, Al-Hashad Al-Shabi ha informado que interceptó y atacó un avión no tripulado (dron) no identificado que estaba sobrevolando más de 20 minutos uno de sus centros de comando en la provincia norteña de Nínive.
La nota señala que las fuerzas populares voluntarias han derribado el dron, que realizaba una misión de reconocimiento, con armas antiaéreas, después de asegurarse de que no era de origen iraquí.
Unas horas antes de la incursión del dron desconocido, importantes autoridades de Irak, como el primer ministro Adel Abdul-Mahdi, el presidente del Ejecutivo Barham Salih y el presidente del Parlamento Muhamad al-Halbousi se habían reunido en Bagdad (la capital) con comandantes de Al-Hashad Al-Shabi para discutir las medidas destinadas a la protección de la seguridad de la soberanía del país.
En el encuentro, las partes han concluido que los últimos asaltos a las posiciones de Al-Hashad Al-Shabi estaban destinados a marginar a estas fuerzas populares y retirarles su prominente papel en la lucha contra el grupo terroristas EIIL (Daesh, en árabe).
En los últimos tres meses, ha habido cuatro ataques aéreos contra depósitos de armas iraquíes, tres de ellos pertenecientes a las fuerzas voluntarias Unidades de Movilización Popular en la provincia central de Salah Al-Din y el cuarto apuntó a una base militar utilizada por la Policía Federal en Bagdad.
Israel no ha confirmado oficialmente ser autor de estos ataques aéreos. Sin embargo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha dejado entrever que ese podría ser el caso. Por otro lado, funcionarios estadounidenses, en calidad de anonimato, han señalado que el régimen de Israel está detrás de esos bombardeos en Irak.
En este contexto, el grupo del Parlamento iraquí Al-Fath —una de las facciones políticas con mayor número de diputados— ha considerado este lunes que los ataques israelíes constituyen una “declaración de guerra” y ha responsabilizado completamente a EE.UU. por las acciones del régimen de Tel Aviv. También ha exigido la salida de las tropas estadounidenses del territorio iraquí.
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