El hecho que Estados Unidos tiene armamento nuclear desplegado en 5 países miembros de la OTAN –Italia, Alemania, Bélgica, Países Bajos y Turquía– es algo comprobado desde hace mucho tiempo –en particular por la Federación de Científicos Estadounidenses (FAS, según sus siglas en inglés) [1]. La OTAN nunca lo ha admitido oficialmente, pero algo acaba de fallar en el sistema de negación de la verdad.
En el documento A new era for nuclear deterrence? Modernisation, arms control and Alien nuclear forces (“¿Una nueva era para la disuasión nuclear? Modernización, control de armas y fuerzas nucleares extranjeras”), publicado por el senador canadiense Joseph Day por cuenta del Comité de Defensa y Seguridad de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN, el “secreto” salió a la luz. Utilizando el sistema de “corta y pega”, el senador incluyó por descuido en su documento el siguiente párrafo (número 5), proveniente de un informe confidencial de la OTAN:
«En el marco de la OTAN, Estados Unidos ha desplegado en posiciones avanzadas en Europa alrededor de 150 armas nucleares, específicamente las bombas de gravedad B61. Esas bombas están almacenadas en 6 bases estadounidenses y europeas –Kleine Brogel, en Bélgica; Buchel, en Alemania; Aviano y Ghedi Torre, en Italia; Voikel, en Países Bajos; e Incirlik, en Turquía. Ante un escenario hipotético en el cual fueran necesarias, las bombas B61 podrían ser transportadas por aviones estadounidenses o europeos de doble capacidad» (Ver imagen al principio de este artículo).
Acusando a Rusia de mantener en su propio arsenal numerosas armas nucleares tácticas, el documento afirma que el armamento nuclear que Estados Unidos ha desplegado en posiciones avanzadas en Europa y en Anatolia –o sea, cerca del territorio ruso– sirve para
«garantizar la amplia implicación de los aliados en la misión nuclear de la OTAN y la confirmación concreta del compromiso nuclear estadounidense con la seguridad de los aliados europeos de la Alianza».
En cuanto el documento del senador canadiense Joseph Day fue publicado en internet, la OTAN intervino, borrándolo y publicando después una versión corregida. Demasiado tarde. Varios medios de prensa –principalmente el diario belga De Morgen– ya habían visto la versión original completa [2].
Ya ante tal situación, el imprudente autor trató de reparar su desliz afirmando en el Washington Post que se trataba sólo de un esbozo para la redacción de un informe a la Asamblea Parlamentaria de la OTAN, que será publicado en noviembre [3]. Pero no pudo negar lo que había escrito en el párrafo donde cita el informe confidencial de la OTAN.
Esto confirma lo que hemos venido documentando desde hace años [4]:
en la base Aviano (provincia de Pordenone, Italia), aviones de combate estadounidenses F-16C/D están listos para iniciar el ataque nuclear con 50 bombas estadounidenses B61 (cantidad estimada por la Federación de Científicos Estadounidenses).
en Ghedi Torre (provincia de Brescia, Italia), aviones de combate italianos Tornado PA-200 están listos para participar en el ataque nuclear bajo las órdenes de Estados Unidos con 20 bombas atómicas estadounidenses B61.
A partir del año 2020, esas bombas nucleares estadounidenses B61 serán reemplazadas por las nuevas bombas nucleares estadounidenses B61-12, destinadas principalmente a los nuevos aviones de combate F-35.
Todo eso viola el Tratado de No Proliferación nuclear, ratificado tanto por Estados Unidos como por Italia.
Mientras tanto, en el parlamento italiano los partidos se desgañitan discutiendo acaloradamente sobre el TAV (el tren italiano de alta velocidad), pero reina el más profundo silencio sobre el armamento atómico de Estados Unidos desplegado en Italia, tácitamente aprobado por las formaciones políticas italianas.
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