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viernes, 23 de agosto de 2019

Guerra comercial Estados Unidos y China: la nueva escalada de aranceles de Pekín a Washington que afectan bienes por US$75.000 millones (incluidos los carros)



Las dos mayores economías del mundo se responden los golpes con nuevos tortazos.

Así, el gobierno chino anunció este viernes aranceles de hasta un 10% a importaciones por valor de US$75.000 millones de EE.UU., a medida que se intensifica la guerra comercial entre las dos superpotencias.

Los productos agrícolas, el petróleo crudo y los aviones pequeños se encuentran entre los productos a los que se dirige la nueva ronda de impuestos.

El anuncio de nuevos aranceles, que China impondrá en dos etapas entre el 1 de septiembre y el 15 de diciembre, llega poco después de que el presidente Donald Trump reveló planes para aumentar en un 10% los impuestos sobre bienes de China por un valor de US$300.000 millones.

¿En qué consisten los nuevos aranceles?

De acuerdo con Pekín, los nuevos aranceles oscilarán entre el 5% y el 10% y se aplicarán a más de 5.000 productos provenientes de EE.UU.
China también retomará un arancel del 25% sobre las importaciones de automóviles estadounidenses que levantó a inicio de 2019 como un gesto de buena voluntad, cuando los dos países intentaron negociar un acuerdo comercial.



Los fabricantes de automóviles advirtieron que el impuesto pondría en riesgo los empleos estadounidenses.

"Cuando China impuso inicialmente estos aranceles en 2017, las exportaciones estadounidenses de vehículos terminados cayeron un 50%", indicó John Bozzella, quien representa a los fabricantes de automóviles.

"No podemos permitir que eso le vuelva a pasar a los trabajadores estadounidenses", agregó.

La nueva ronda de aranceles golpeó los precios de las acciones en los mercados de Estados Unidos y Europa.

¿En qué consisten los aranceles que anunció Trump?

El pasado 1 de agosto, Trump indicó que su país impondría un arancel del 10% sobre US$300.000 millones en productos chinos y culpó a Pekín por no cumplir con las promesas de comprar más productos agrícolas estadounidenses.

Estaba previsto que el arancel se introdujera el venidero 1 de septiembre, pero menos de dos semanas después, Trump retrasó esa fecha hasta el 15 de diciembre, en parte debido a las preocupaciones de que podría afectar las compras navideñas.

¿Cuál fue la respuesta de EE.UU. al anuncio de China?

En un encendido hilo en Twitter, Trump aseguró que su país "no necesita a China" y criticó al país asiático por el supuesto robo de propiedad intelectual estadounidense, una de las causas de la guerra comercial entre los dos países, según Estados Unidos.

"Se ordena a nuestras grandes compañías estadounidenses que comiencen inmediatamente a buscar una alternativa a China, que incluya traer sus empresas a casa y fabricar sus productos en Estados Unidos", afirmó.

El asesor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, dijo a CNN que los impuestos chinos estaban "bien señalizados" y que el anuncio no era "una noticia de última hora".

Según Navarro, ambos países tienen programadas conversaciones y los aranceles "no están perjudicando a los estadounidenses".

"Los consumidores no sienten el dolor [de la guerra comercial] y estamos enfocados en asegurarnos de que [China] sienta el dolor, no nosotros".

Varios expertos en economía han señalado que son los estadounidenses -y no China- quienes terminan pagando por los aranceles que impone Estados Unidos.

Los economistas del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, la Universidad de Princeton y la Universidad de Columbia calcularon que las tasas impuestas a una amplia gama de importaciones, desde acero hasta lavadoras, cuestan a las empresas y consumidores de EE.UU. unos US$3.000 millones mensuales en impuestos adicionales.

¿Pueden las empresas estadounidenses fabricar sus productos en otros países como dijo Trump?

De acuerdo con los economistas, la solución no es tan simple como sugieren los tuits del presidente de Estados Unidos.

Un cambio de este tipo conlleva reorientar la productividad y las cadenas de valor, lo que tiene un costo elevado y conlleva mucho tiempo.

China también es una potencia industrial que empequeñece a sus rivales más cercanos, lo que dificulta su reemplazo en las cadenas de suministro globales.

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