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jueves, 22 de agosto de 2019

La estrategia de China y Rusia en el Ártico, según el Pentágono



La supuesta Seguridad Nacional del Pentágono busca contrarrestar la Ruta de la Seda Polar de China en el Ártico y en Groenlandia. Desde 1867, el presidente de EEUU que compró Alaska a Rusia, Andrew Johnson, deseaba adquirir Groenlandia, lo cual fue refrendado por Truman en 1946.

Así que no es ninguna broma la oferta de Trump para "comprar" Groenlandia. En junio del 2019, la Subsecretaría de Política de Defensa del Pentágono envió un informe al Congreso sobre su Estrategia en el Ártico, que ponía el foco en los objetivos y prioridades de la Estrategia de Defensa Nacional con el fin de "proteger los intereses de Seguridad Nacional de EEUU en el Ártico en la Era de la Competencia Estratégica".

El Pentágono aduce que su objetivo, además de la salvaguarda de sus intereses en Seguridad Nacional, es la defensa del hogar, y que los "países trabajen en forma cooperativa (sic) para enfrentar los desafíos compartidos". ¿EEUU cooperando?

Washington propone una 'fuerza conjunta' (Joint Force) para sostener sus ventajas militares competitivas en las regiones Indo-Pacífico y Europa, identificadas en la Estrategia de Defensa Nacional como "regiones clave de competencia estratégica". La idea es "mantener una disuasión creíble para el Ártico".
El Pentágono subraya tres estrategias para el Ártico:
Edificar una alerta en el Ártico.
Mejorar las operaciones en dicho océano.
Fortalecer el orden basado en reglas en el Ártico.

¿Formará el intento de parte de la alerta de EEUU en el Ártico que, por lo visto, los políticos del Reino de Dinamarca no han entendido sus alcances?

Un problema sobresale de inmediato para el "orden basado en reglas" en el Ártico cuando EEUU se comporta de manera unilateral. Si por sus actos los conoceréis, como reza la Biblia, el objetivo primordial de EEUU es hacer descarrilar la alianza estratégica de Rusia y China en el Ártico.

Llama la atención que el Pentágono abandone su lingüística unipolar y ahora admita la Era de la Competencia Estratégica con Rusia y China, lo cual proyecta implícitamente el Nuevo (Des)Orden Tripolar.

EEUU se define como un país del Ártico, que comporta un ambiente en seguridad que ostenta implicaciones directas para sus intereses de Seguridad Nacional: "Representa un vector potencial tanto para ataques al hogar como para la proyección del poder de EEUU". Refiere que los "acercamientos al Ártico, tanto al este como al oeste de EEUU, forman corredores estratégicos para el tráfico marítimo" y el tránsito de las "rutas del Ártico" a través del estrecho de Bering entre EEUU y Rusia.

Viene la parte fundamental sobre Groenlandia que, con Islandia y el Reino Unido, además de Noruega, conforman la brecha GIUK-N como corredor estratégico para las operaciones navales entre el Atlántico Norte y el Ártico.

Para el Pentágono, la región del Ártico está conformada por ocho países con territorio soberano que son miembros del Consejo Ártico: Canadá, el Reino de Dinamarca (que incluye Groenlandia), Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia, Suecia y EEUU.

Excluye ostensiblemente a China, que se ha definido como un país casi-Ártico. Llaman la atención los paréntesis adscritos a Groenlandia como parte del Reino de Dinamarca.

Un truco inmobiliario de Trump podría ser, más allá de su compra espectacular, la incitación a la liberación de Groenlandia, que goza de autonomía —territorio de más de 2,16 millones de km2 con 56.000 habitantes nativos inuit— y es subsidiada por el Reino de Dinamarca.

Por lo visto, a los nativos inuit no les ha ido nada bien con los países anglosajones en el Ártico: Canadá y EEUU.

El documento enfatiza que "EEUU mantiene relaciones vigorosas [sic] de defensa con seis de los otros países del Ártico [Léase: con la exclusión de Rusia]". Cuatro son aliados de la OTAN: Canadá, el Reino de Dinamarca (que incluye Groenlandia), Islandia y Noruega; y dos son socios de oportunidades mejoradas de la OTAN: Finlandia y Suecia.

Más allá del consabido descongelamiento, cuando la temperatura "ha aumentado el doble más rápido que el promedio global", lo que "abre nuevas rutas de transporte y un acceso incrementado a los recursos naturales", el Pentágono aduce que "Rusia y Canadá reclaman el derecho de regular las aguas del Ártico".
Enuncia que "Rusia se considera una superpotencia polar y es el país más grande del Ártico en masa territorial, población y presencia militar por encima del círculo del Ártico", y reclama el control de la Ruta Marítima del Norte (Northern Sea Route).

Rusia formó el Comando Estratégico Conjunto de la Flota del Norte, que ha reforzado en forma gradual y ha establecido nuevas bases militares a lo largo de la costa del Ártico, mientras que "la presencia operativa de China es más limitada".

El Pentágono calcula una "futura presencia militar china en el océano Ártico" que "incluya potencialmente el despliegue de submarinos". El documento arguye que el gigante asiático intenta "alterar la gobernación del Ártico a través de su influencia económica" mediante la Ruta de la Seda, lo cual articuló en su documento blanco de enero de 2018 en referencia a su política en el Ártico, que se centra en su "acceso a los recursos naturales y a las oportunidades ofrecidas para las rutas marítimas del Ártico del transporte chino".

China mantiene estaciones de investigación científica en Islandia y Noruega y prosigue el desarrollo de energía y proyectos de infraestructura en Rusia, como el proyecto de gas natural licuado Yamal.

EEUU no reconoce la proclama de China de ser un país casi-Ártico.

Un objetivo primordial del Pentágono se centra en "limitar la capacidad de China y Rusia [nótese el orden] para influir en la región como un corredor de competencia que avance sus objetivos estratégicos a través de una conducta maligna [sic] o coercitiva", cuando la competencia hoy arrecia en las regiones Indo-Pacífico y Europa, identificadas por la Estrategia Nacional de Defensa.

Otro punto nodal radica en que EEUU considera al Ártico como su hogar: "EEUU es un país Ártico con territorio soberano y reclamos marítimos, y sus intereses incluyen defender la soberanía de EEUU y el hogar" a través de "la alerta temprana y la defensa de misiles", así como "proteger su infraestructura crítica".

Un tercer punto radica en contemplar al Ártico "como una región compartida", pero "sobre la base del fundamento de principios reconocidos internacionalmente como la soberanía nacional".

Asombra que, en la fase de su declive relativo, EEUU exponga su respeto a la soberanía ajena.

El documento aborda los riesgos a los intereses de la Seguridad Nacional de EEUU en el hogar —"la sombra de China y Rusia"—, en la región compartida —"Rusia y China desafían el orden en el Ártico"—, y en el "corredor potencial para la competencia estratégica", que restringen la capacidad del Pentágono para hacer "fluir sus fuerzas globalmente", en particular a la "competencia con China y Rusia en las regiones Indo-Pacífico y Europa".

El Ártico "permanece vulnerable al "derrame estratégico" (strategic spillover) debido a las tensiones más focalizadas en Indo-Pacífico y Europa.

El Ártico de EEUU está a cargo del Comando Norte (Northcom) y del NORAD, el escudo nuclear antibalístico que comparte con Canadá, donde hoy destaca la adquisición de Groenlandia mediante la compra catastral de Trump y/o su inducida liberación de los 56.000 nativos inuit del Reino de Dinamarca.

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