El médico Omar al-Hadidi ha denunciado a través de un vídeo publicado este lunes en los medios que funcionarios de la embajada estadounidense en Erbil (capital del Kurdistán iraquí) introdujeron la cepa del coronavirus por medio de un cargamento repleto de gorras deportivas, las cuales regalaron a los jóvenes de la ciudad.
Durante la grabación, que en ningún momento muestra el rostro de Al-Hadidi, el galeno relata que cuando atendió en un hospital de Erbil a un paciente que dio positivo al coronavirus, se percató que este enfermo, al igual que otros cinco con el mismo diagnóstico, tenían en común haber recibido gorras como regalo de la misión diplomática de EE.UU.
En búsqueda de la fuente del contagio de estos seis infectados, el facultativo ha explicado que tomó unas muestras del tejido de las gorras en cuestión para analizarlas y los resultados mostraron que estaban contaminadas con una especie de virus cultivado en algún laboratorio bioquímico.
Para describir su hallazgo ante las cámaras, mostrando una de esas gorras, de color rojo, Al-Hadidi explica que los virus estaban camuflados en una especie de plástico que se activaban por efecto del contacto con un poco de humedad, de este modo, la persona que se ponía la gorra se contagiaba debido a la transpiración, iniciándose así la cadena del contagio a otros individuos cercanos al sujeto infectado.
Al-Hadidi ha mencionado que los embalajes de los cargamentos de las gorras de color rojo, similares a las usadas por los seguidores del presidente de EE.UU., Donald Trump, en su campaña electoral, venían firmadas con el sello del embajador estadounidense en Irak, Matthew Toler.
En otra parte del vídeo, el doctor iraquí ha asegurado que las autoridades de la región semiautónoma del Kurdistán iraquí fueron muy reticentes a que se publicara cualquier información que inculpara a los estadounidenses en cuanto a la propagación del nuevo coronavirus en Irak y, en concreto, en la región kurda.
Conforme a su testimonio, algunos de sus colegas de profesión fueron amenazados de muerte si llegaban a revelar este asunto y otros fueron silenciados por medio de sobornos, no obstante, sostiene que él no estaba dispuesto a permanecer en silencio debido a su juramento hipocrático.
Sus revelaciones se producen en un momento en el que el mundo está siendo testigo de una pandemia a gran escala de un nuevo coronavirus, denominado el COVID-19, originado a finales de diciembre pasado en la ciudad china de Wuhan, que hasta ahora ha dejado más de 3800 víctimas mortales, de las cuales siete pertenecen a Irak.
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