China, que se convertirá, probablemente, en la mayor economía del mundo en unos cuantos años, se está preparando para cambios importantes en el comercio internacional, y en particular, para un futuro en el que EE.UU. ya no es el centro de la demanda mundial, sostiene un nuevo artículo de CNBC.
En medio de la crisis y de las tensiones con Washington, el Gobierno del gigante asiático ha lanzado una nueva estrategia para impulsar su economía, "esta vez bajo el vago paraguas de la 'circulación dual'", indica el medio. En términos generales, se trata de dos círculos de actividad económica, el interno y el externo, con mayor énfasis que antes en los negocios en casa.
"La política de 'doble circulación' demuestra el reconocimiento de China de que no podrá depender tanto del comercio durante las próximas dos décadas, como lo hizo en las dos anteriores", explica al respecto Stephen Olson, investigador de la organización sin fines de lucro Fundación Hinrich.
Olson recuerda que "la búsqueda de una integración económica profunda con China se ve cada vez más en EE.UU. como un error estratégico, que funcionó extremadamente bien para China, pero considerablemente menos para EEUU. En este contexto, los aranceles impuestos en el marco de la disputa comercial entre Pekín y Washington durante los últimos dos años ya han reducido el flujo de bienes entre los dos países.
"Desplazar las exportaciones de China hacia dentro es, en realidad, algo bueno, así nuestra economía puede desarrollarse de manera estable y crecer", indica, por su parte, Xu Hongcai, subdirector de la Comisión de Política Económica de la Asociación China de Ciencia Política.
¿Transición dolorosa?
Al mismo tiempo, pese a todo lo que se habla de impulsar el consumo interno, lo que prevé Pekín no es necesariamente lo que sucederá, particularmente en los próximos meses, apunta CNBC.
En estos momentos, "la demanda [interna] se está recuperando, pero es difícil que gran parte de la demanda se recupere a lo que era antes de la epidemia", enfatiza Xu, que pronostica un período de transición potencialmente "doloroso".
"El consumo no será el motor económico este año ni el próximo con seguridad. Será inversión y exportaciones", señala Dan Wang, economista jefe de Hang Seng China en Shanghái. En su opinión, para aumentar el consumo o su contribución al crecimiento, China "tendrá que realizar una reforma importante en su distribución de ingresos, y una gran dificultad para hacerlo es la reforma de las empresas estatales".
Sea como fuere, a largo plazo, se está acelerando la presión para que China haga ese cambio y dependa más de su propio mercado, constata el artículo.
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