En una reunión a puertas cerradas del gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Turquía, el ministro del Interior, Suleyman Soylu, ha informado este viernes que Ankara seguirá adelante con sus operaciones militares contra los miembros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo) cerca de su frontera en la región semiautónoma del Kurdistán iraquí.
El ministro ha enfatizado la importancia estratégica de la región de Metina en la ciudad de Duhok, en el Kurdistán iraquí, y ha aseverado: “Al igual que hicimos en Siria, estableceremos bases en esa zona y controlaremos el área”.
Es más, ha remarcado que la mencionada región es una ruta a Qandil, la zona montañosa en el norte de Irak, donde se encuentran los integrantes del PKK, quienes libran una guerra sangrienta con Turquía desde hace más de 40 años, que ha dejado gran cantidad de muertos en ambos lados.
Las declaraciones de Soylu se han producido mientras que, en los últimos días, ha habido un fuerte aumento de los ataques aéreos y las operaciones terrestres turcos contra el PKK en el norte de Irak.
El pasado 23 de abril, las fuerzas especiales turcas, escoltadas por aviones de combate F-16, helicópteros artillados y aviones no tripulados (drones), lanzaron una ofensiva contra los objetivos del PKK en Metina y las regiones vecinas.
El Gobierno iraquí ha exigido en reiteradas ocasiones el fin de estos bombardeos y reclama la cooperación para garantizar la seguridad de su frontera con Turquía, donde la tensión crece día a día por la presencia de guerrilleros kurdos.
En Siria, a su vez, Turquía, respaldada por milicias aliadas, ha llevado a cabo, desde 2016, tres operaciones militares. Actualmente, controla un tramo de territorio sirio a lo largo de la frontera turca.
Al igual que el Gobierno iraquí, Siria también ha criticado la presencia militar de Turquía en su suelo como una violación de su soberanía y exige que Ankara ponga fin a la ocupación del país árabe.
El martes, el presidente del Parlamento de Siria, Hamuda Yusuf Sabaq, denunció ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el crimen atroz cometido por Turquía, al cortar el suministro de agua a los civiles en el noreste del país árabe y pidió a la comunidad internacional que ejerza todas las formas de presión sobre Turquía para que haga llegar el agua potable de inmediato a más de un millón de sirios.
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