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viernes, 23 de septiembre de 2016

La ONU alerta sobre una tercera fase de la crisis financiera que desatará una oleada de impagos de deuda



En un momento en que los bancos centrales de medio mundo continúan con sus estímulos y el crecimiento económico no termina de repuntar, Naciones Unidas ha mostrado su preocupación por la posibilidad de que lo peor esté aún por llegar. Según el informe anual que se publica en la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo(UNCTAD, por sus siglas en inglés) "si la economía global sufriera un debilitamiento considerable, una parte considerable de la deuda emitida por los países en desarrollo desde 2008 podría ser impagable y ejercer una presión considerable sobre el sistema financiero mundial".

Los economista de la ONU consideran que desde 2009, el crédito barato, los flujos financieros, así como las compras de activos de los bancos centrales de países desarrollados han fomentado el apalancamiento de las economías emergentes e incrementado la fragilidad de sus sistemas financieros. Haciéndose eco de los cálculos del Banco Internacional de Pagos, el análisis del UNCTAD señala como la deuda corporativa no financiera de los países emergentes se ha disparado desde los 9 billones en 2008 hasta los 25 billones a finales del año pasado. Este incremento implica que esta deuda se ha duplicado como porcentaje del PIB desde el 57% hasta el 104%.

La ONU pone de manifiesto como las experiencias del pasado demuestran que si buena parte de la deuda empresarial en mora es elevada y denominada en moneda extranjera, como en Latinoamérica, por ejemplo, tiende a ser trasladada los balances públicos, incrementando el riesgo de una crisis soberana. En el caso Chino, la deuda corporativa alcanza ya el 170% del PIB pero a diferencia de otros países emergentes, consiste en bonos domésticos en manos de bancos locales, por lo que no existe el riesgo de una crisis de deuda externa pero sí una presión considerable sobre los bancos patrios

En las economías en desarrollo más pobres, los beneficios de las reestructuraciones de deuda de la década de los 90 y las prisas por ser integradas en el sistema financiero internacional tras la crisis de 2008 se están evaporando rápidamente. La emisión de bonos sobrados de estos países se ha multiplicado por nueve desde 2009 hasta los 18.000 millones de dólares, mientras que la caída en los precios de las materias primas, las depreciaciones de las divisas y el debilitamiento en las proyecciones de crecimiento han disparado los costes de financiación y los niveles de deuda con respecto al PIB. Es por ello que la ONU pide a la comunidad internacional que se prepare para gestionar posibles impagos de una forma más rápida y eficaz de lo que lo ha hecho hasta ahora.

Al respecto, el análisis reitera que la desaceleración del comercio ha estancado el crecimiento en muchos países en desarrollo, en particular los exportadores de materias primas, donde el crecimiento se ha apoyado en en gran medida en las entradas de capital. "A medida que el capital abandona estos países, existe un peligro real de entrar en una tercera fase de la crisis financiera que comenzó en el mercado inmobiliario de Estados Unidos a finales de 2007, antes de extenderse al mercado europeo de bonos soberanos", alertan desde la ONU.

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