En un intento por restablecer la calma, tras una caída catastrófica en su valor, fuentes del mayor banco de Alemania han negado los crecientes rumores de que estén reclamando la ayuda de Berlín.
Al respecto, la canciller alemana, Angela Merkel, había afirmado dijo que el pueblo alemán no rescataría el Banco.
Pero la inquietud se ha extendido a otros bancos.
El rival del Deutsche Bank, el Commerzbank alemán, también ha visto caer el precio de sus acciones en casi un tres por ciento, tras afirmar que recortará hasta 9.000 puestos de trabajo en un enorme esfuerzo por reducir costos.
Los expertos dijeron que este sólo es una muestra más de las consecuencias catastróficas que se produciría si Alemania se niega finalmente a rescatar al Deutsche Bank.
Como banco más grande en la mayor economía de la zona euro, un fallo podría provocar una crisis financiera épica parecida a la que provocó la caída de Lehman Brothers en el año 2008.
Se cree que Berlín ha negado públicamente el posible rescate, tras negarse a permitir a Italia que rompiera las reglas de la eurozona rescatando a sus propios bancos en crisis en los últimos meses.
Pero a medida que la posición de Deutsche se vuelve cada vez más peligrosa, Merkel puede no tener más remedio que actuar.
Michael Hewson, analista de mercado en jefe de CMC Markets UK, afirma que:
“Los políticos alemanes han sido particularmente insistentes en presionar a Italia para que no rescate a sus bancos con el dinero de los contribuyentes (bail-out), y para que en vez de ello, realicen el rescate echando mano de los depositantes y de los poseedores de bonos del banco, es decir mediante un bail-in.
“Al ser tan insistentes con ello, ellos mismos se han metido en un callejón sin salida, sobre todo si deciden adoptar diferentes reglas para su propio gran banco más grande de importancia sistémica.
“Los mercados aún recuerdan las consecuencias de la crisis desatada por Lehman Brothers, una entidad que no era ni de lejos tan importante sistémicamente como lo es el Deutsche Bank, lo que significa que no hay manera de medir con precisión cuáles podrían ser los efectos para la economía si los inversores pierden aún más la confianza y Alemania abandona el banco a su suerte.
“En última instancia, el gobierno alemán puede tener que decidir si pueden permitirse no realizar el rescate, arriesgándose a que las turbulencias resultantes sumerjan de nuevo a Europa en la recesión”
Todas estas incógnitas se producen después de que el Deutsche Bank haya perdido hasta un 55% de su valor este año.
Además, recientemente las autoridades estadounidenses multaron al banco por 14.000 millones de dólares en multas por un escándalo relacionado con la crisis financiera.
En julio el banco alemán sorprendió a los mercados al revelar que sus ingresos netos del segundo trimestre habían caído en un 98% respecto al mismo período del año pasado.
A principios de este año, el presidente ejecutivo del Deutsche Bank, John Cryan, se vio obligado a hablar sobre la estabilidad de Deutsche en un esfuerzo por aliviar las preocupaciones de los inversores, insistiendo que el balance de la empresa era “sólido como una roca”.
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