Por supuesto NO fue su "gran carisma” ni su equipo de campaña, no, lo que lo llevo al triunfo electoral fueron las verdades que dijo a puños. Y lo que hundió a su oponente fueron las declaraciones belicosas que ella expresó.
Así es, ante la coyuntura actual de nueva guerra fría con tendencia a convertirse en caliente, es que los electores norteamericanos consideraron las dos posturas opuestas de sus candidatos.
Por un lado, era bastante clara la afición de Hillary Clinton a promover guerras y derrocamientos de gobiernos extranjeros en beneficio de una pequeña élite homicida y depredadora que gobierna actualmente en la sombra a los EEUU; Y por el otro lado teníamos a un candidato outsider (fuera del sistema, del establishment), que claramente se oponía a esa política intervencionista de la actual (y anteriores) administración estadounidense.
Clinton aseguraba que de llegar a la presidencia continuaría con la misma línea geopolítica de Barak Obama, y que no solo eso, si no que la endurecería aún más, en especial contra Rusia y sus aliados. También afirmaba que quitaría a Bashard Al Assad de la presidencia siria pese a ser un gobierno surgido de un proceso electoral democrático, democrático como la democracia que presuntamente defiende y promueve el gobierno yanqui. Claro, solo es “democrático” un gobierno extranjero si esté es servil a los intereses de Washington, si no, es una dictadura. Ese es el tipo de “democracia” que exporta Estados Unidos al resto del mundo.
Trump había declarado que de alcanzar la presidencia terminaría con el intervencionismo estadounidense, que impediría que el gobierno yanqui se entrometiera en asuntos políticos internos de otras naciones y que dejarían de tirar e imponer regímenes alrededor del planeta.
También Trump aseguraba que el fundador del Estado Islámico era precisamente Barak Obama y que la cofundadora era Hillary Clinton, y que por lo tanto ambos eran criminales.
Todas esas declaraciones de ambos son las que llevaron a Donald Trump a la presidencia de los EEUU, ES DECIR, EL VOTO POR Trump fue un voto por la paz y por el crecimiento económico, pues el candidato republicano habría prometido implementar políticas económicas y fiscales que impidan la emigración de las empresas estadounidenses a otras naciones, como China y México. Entre esas políticas estaría obligar a las empresas a indemnizar al país en caso de irse al extranjero o trasladar sus fábricas fuera del país; pero al mismo tiempo otorgaría estímulos fiscales a las que permanezcan en Estados Unidos, así como a las que regresen al mismo.
No es como muchos dicen; que presuntamente todo sería un plan de la élite para imponer a Donald Trump como presidente. En realidad él triunfó gracias a méritos propios y al hartazgo que siente la gente por la clase política; pues se dan perfecta cuenta que los políticos no quieren el bienestar de la población si no que buscan su propio beneficio, aunque eso signifique la guerra atómica con Rusia y China.
No olvidemos que Trump no es un político, él es un outsider, por eso no tenía pelos en la lengua para decir lo que dijo, pues No tenia compromiso político con nadie, así que podía expresar lo que realmente pensaba y sentía sin temor a quedar mal con alguien, con su mecenas; como es el caso de todos los políticos, pues ellos dicen lo que sus mecenas, sus patrones, les ordenan pronunciar, como es el caso de Hillary Clinton, pues ella solo seguía el guion que George Soros había escrito para ella. Todos los políticos son unas marionetas de la élite bancaria e industrial, pero Trump NO, al menos no hasta ahorita.
Esas cosas son las que la gente considero antes de emitir su voto, y es por eso que Trump ganó.
Pero es un triunfo que en gran medida se lo debe a Vladimir Putin, pues fue Putin el que organizó toda la campaña mediática en contra de Hillary Clinton y de la élite que esta detrás de ella. Así es, él fue el que ordenó atacar los servidores del partido demócrata y de las diferentes dependencias del gobierno, así como las cuentas privadas de correo electrónico de la misma Hillary Clinton y de su equipo de campaña; y es a través de ese espionaje que todos nos pudimos enterar de su cochinero que traían, cochinero que les llegó hasta el cuello y les sobrepasó.
Si no hubiera sido por Vladimir Putin y por Julián Assange, nunca nos hubiéramos enterado de todas las triquiñuelas que se traían estos hipócritas para engañar a la opinión pública y hacernos creer que ellos eran unas inocentes palomitas que luchaban contra el mal, cuando el mal surge de ellos mismos; ellos son la encarnación del mismo satán.
Hace tiempo escribí un artículo donde explicaba el ascenso al poder de Vladimir Putin y de como él era el artífice del resurgir de Rusia como potencia global. Pero en el mismo también platicaba como Vladimir Putin era asimismo el artífice del resurgir del cristianismo en Rusia y como él se erigía como el espadachín y defensor de los valores cristianos en contraposición del humanismo y ateísmo de la élite occidental luciferina. Y esa visión del mundo se hace cada vez más evidente, pues el mismo Putin está sustituyendo los símbolos comunistas por los símbolos cristianos en toda Rusia. Eso se hizo patente cuando Vladimir prohibió la promoción del homosexualismo en su país.
Si existe alguien que proteja a los cristianos y la libertad religiosa en el mundo, ese es Putin; muy contrariamente a lo que nos quieren hacer creer los medios de comunicación occidentales que pintan a Putin como la encarnación del mismo demonio, como la reencarnación de Hitler.
Yo espero que este despertar político de las masas no sea una llamarada de petate y después se les olvide, dejando el camino libre al establishment para imponer su visión del mundo; una visión globalista, luciferina y totalitaria, además de comunista.
Este despertar político de las masas viene manifestándose desde el intento de revolución social que se originó en Grecia con Syriza, movimiento que fue traicionado por sus líderes; estos “líderes” eran patrocinados por las fundaciones del globalista y elitista George Soros.
Después se hizo sentir de manera muy fuerte durante el Brexit. Cuando la votación por el Brexit también los resultados desconcertaron a los políticos y a los medios de comunicación, pues todos esperaban un rotundo NO a la salida del Reino Unido de la Unión europea, pero resultó en lo contrario.
Ahora, en las elecciones presidenciales de los EEUU pasó exactamente lo mismo, pero exacerbado; pues nadie en los medios esperaba la derrota de Hillary Clinton, porque todos ellos apoyaban de manera descarada e incondicionalmente a la candidata del establishment; aquello fue un balde de agua fría en sus cabezas, pues están comprobando que el despertar de las masas ha comenzado.
Anteriormente el ideólogo de las elites, Zbigniew Brzezinski, había manifestado un temor creciente en el establishment por el despertar político de la gente, despertar que les impediría implementar sus planes globalistas y homicidas; Homicidas pues uno de sus objetivos es la reducción drástica de la población mundial, ya sea través de la guerra o de las enfermedades inoculadas artificialmente por medio de los Chemtrail o las vacunas, o por otros medios, como los mismos alimentos.
Este sujeto ya hablaba entonces de una guerra abierta y total entre la élite y el pueblo, y parece que esa guerra ha comenzado.
En la medida que Trump cumpla sus promesas de campaña, en esa medida su vida estará en peligro.
Algo que genera cierta inquietud son las similitudes entre lo que fue la vida política de Jonh F. Kennedy y Donald Trump; Ambos pronunciaron sendos discursos anti establishment, anti illuminatis dirían algunos, muy semejantes.
Pero también desde la presidencia de Kennedy no ha habido un presidente que tenga hijos varones viviendo con él en la Casa Blanca, como es el caso de Donald Trump.
Solo ha habido otros dos casos en la Historia de los EEUU:
Tad Lincoln contaba con 7 años de edad cuando su padre, Abraham Lincoln, se convirtió en presidente durante la Guerra Civil.
El siguiente fue Quentin Roosevelt, 1901-1909, cuando su padre, Theodore Roosevelt, se desempeñó como presidente.
Barrón Trump, el hijo de Doanald Trump, será el siguiente en unirse a esta muy breve lista de los niños que han vivido como primeros hijos de los Estados Unidos, mientras que sus padres sirvieron como presidentes.
Similitudes extrañas y un poco preocupantes, pero habrá que esperar a ver si no corre el mismo destino Trump que sus antecesores Jonh F. Kennedy y Abraham Lincoln.
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