China está desarrollando un nuevo tipo de satélite espía con el uso de la tecnología de 'imágenes fantasmas' cuánticas, que podría cambiar la distribución de las fuerzas en los cielos en una década, escribe Stephen Chen, columnista del diario South China Morning Post.
La tecnología fue diseñada para atrapar a los aviones 'invisibles' como los B-2, según Gong Wenlin, director de investigación en el Laboratorio clave de Óptica cuántica de la Academia de Ciencias de China en Shanghái, cuyo equipo está construyendo el prototipo de dispositivo fantasma citado por el autor.
El columnista explica que los B-2 Spirit operan principalmente de noche para evitar las cámaras ópticas de alta definición de los satélites espías. Tienen un recubrimiento especial para desviar o absorber las ondas producidas por radares de apertura sintética basados en el espacio, así como una tecnología de supresión de calor para evitar los sensores infrarrojos. Su sucesor, el B-21 Raider, está en desarrollo con tecnologías mejoradas pero similares. Se espera que entre en servicio para el 2025.
El columnista explica que los B-2 Spirit operan principalmente de noche para evitar las cámaras ópticas de alta definición de los satélites espías. Tienen un recubrimiento especial para desviar o absorber las ondas producidas por radares de apertura sintética basados en el espacio, así como una tecnología de supresión de calor para evitar los sensores infrarrojos. Su sucesor, el B-21 Raider, está en desarrollo con tecnologías mejoradas pero similares. Se espera que entre en servicio para el 2025.
Pekín, por su parte, espera tener un prototipo de satélite para 2020, poder probar la tecnología en el espacio para 2025 y usarlo a gran escala cinco años después.
Xiong Jun, profesor de física que estudió óptica cuántica en la Universidad Normal de Beijing, comentó que la tecnología de 'imágenes fantasmas' cuánticas podría cambiar la distribución de fuerzas en las operaciones militares.
Básicamente, el "satélite tendría dos cámaras, una apuntaría al área del objetivo con un sensor de píxel, mientras que la otra cámara mediría las variaciones en un amplio campo de luz".
El objetivo puede ser iluminado por casi cualquier fuente de luz como el sol, la luna o incluso una bombilla fluorescente. Alternativamente, un par de rayos láser físicamente "enredados" o "correlacionados" podrían generarse desde el satélite para iluminar el objeto y sus alrededores, se explica.
Las imágenes recibidas de las dos cámaras serían analizadas usando algoritmos avanzados. Según el artículo, las imágenes serían tan precisas que podrían incluso identificar la composición química del blanco.
Se observa que la tecnología en sí no es nueva: muchos países han desarrollado sistemas de 'imágenes fantasmas' basados en tierra.
El desafío de China es trasladar la tecnología a los satélites. Para hacerlo, el gigante asiático tendrá que superar una serie de obstáculos tecnológicos, señala Zachary Keck, columnista de The National Interest.
"Por un lado, los sensores deben aprender a operar en presencia de nubes y otros factores ambientales que podrían oscurecer la imagen. Además, los satélites tendrían que ser capaces de cubrir una gran superficie para ser útiles para China", afirma.
Por otro lado, el columnista reconoce que "si la tecnología actúa como se anuncia, el beneficio para China será enorme", puesto que precisamente la tecnología de sigilo, junto con municiones guiadas con precisión, es lo que garantiza la capacidad de EEUU de "dominar los cielos y los mares en la mayoría de los teatros donde opera".
Xiong Jun, profesor de física que estudió óptica cuántica en la Universidad Normal de Beijing, comentó que la tecnología de 'imágenes fantasmas' cuánticas podría cambiar la distribución de fuerzas en las operaciones militares.
Básicamente, el "satélite tendría dos cámaras, una apuntaría al área del objetivo con un sensor de píxel, mientras que la otra cámara mediría las variaciones en un amplio campo de luz".
El objetivo puede ser iluminado por casi cualquier fuente de luz como el sol, la luna o incluso una bombilla fluorescente. Alternativamente, un par de rayos láser físicamente "enredados" o "correlacionados" podrían generarse desde el satélite para iluminar el objeto y sus alrededores, se explica.
Las imágenes recibidas de las dos cámaras serían analizadas usando algoritmos avanzados. Según el artículo, las imágenes serían tan precisas que podrían incluso identificar la composición química del blanco.
Se observa que la tecnología en sí no es nueva: muchos países han desarrollado sistemas de 'imágenes fantasmas' basados en tierra.
El desafío de China es trasladar la tecnología a los satélites. Para hacerlo, el gigante asiático tendrá que superar una serie de obstáculos tecnológicos, señala Zachary Keck, columnista de The National Interest.
"Por un lado, los sensores deben aprender a operar en presencia de nubes y otros factores ambientales que podrían oscurecer la imagen. Además, los satélites tendrían que ser capaces de cubrir una gran superficie para ser útiles para China", afirma.
Por otro lado, el columnista reconoce que "si la tecnología actúa como se anuncia, el beneficio para China será enorme", puesto que precisamente la tecnología de sigilo, junto con municiones guiadas con precisión, es lo que garantiza la capacidad de EEUU de "dominar los cielos y los mares en la mayoría de los teatros donde opera".
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