Donald Trump, junto con un grupo de senadores y congresistas estadounidenses rusófobos, logró hacer lo que parecía imposible: los empresarios rusos se están rusificando masivamente en el sentido financiero, es decir, se niegan a realizar las transacciones en dólares estadounidenses y transfieren sus activos de los bancos extranjeros a Rusia.
Son los datos de la principal agencia de información comercial occidental, Bloomberg, que hace referencia a las fuentes de la comunidad empresarial rusa.
Las sanciones antirrusas estropearon el arma más importante de Washington en la lucha contra Moscú, señala Iván Danílov, columnista de Sputnik.
Los periodistas de la agencia Bloomberg opinan que el propio Donald Trump tiene la culpa, porque, según sus palabras, "ayuda a Vladímir Putin".
Para Danílov, es una versión de conspiración bastante divertida, que supone que el presidente ruso pueda convencer a Trump de que tome parte en la operación para nacionalizar a la elite empresarial rusa, pero en realidad la situación es mucho más prosaica.
Todo el mundo ha sido testigo de la introducción de muchos paquetes de sanciones contra Rusia. Es imposible decir que las sanciones, que han conducido a la repatriación de activos en Rusia, sea iniciativa personal del presidente estadounidense. Todo lo contrario: el mandatario intentó oponerse a las restricciones promovidas por los demócratas y los republicanos influyentes.
Antes, los representantes del negocio ruso idealizaban la realidad occidental y se quejaban de la rusa. Pero ahora, se dan cuenta de que hay que invertir dinero en proyectos estatales estratégicos.
El columnista observa que el Gobierno ruso ya ha propuesto una lista de proyectos que requieren unas inversiones de 7,1 billones de rublos —más de 107.000 millones de dólares—.
La era de 'ganamos en Rusia y gastamos en Occidente' ha terminado para la élite rusa, explica Danílov. Los estrategas occidentales apostaron por un motín de los empresarios de Rusia, pero no ocurrió.
Ahora las empresas entienden que la cooperación con el Estado y la inversión en Rusia no es un castigo, sino una buena estrategia para la supervivencia y el desarrollo comercial.
Las fuentes de Bloomberg se quejan de que "ser ruso es tóxico", pero en esta evaluación hay una discrepancia grave. Si el problema estuviera en Rusia, los empresarios habrían quemado sus pasaportes rusos y habrían huido a Londres. Pero en realidad, pasa justo lo contrario y no solo en el sentido financiero.
Los medios británicos informaron recientemente que el número de estudiantes rusos en las escuelas británicas disminuyó en un 40% en tres años. Además, el mismo Bloomberg en febrero de este año informó que "los multimillonarios rusos crean megaescuelas en Rusia para competir con Eaton y Exeter".
El proceso de formación de la élite empresarial enfocada en los intereses nacionales del país no puede completarse rápidamente, pero que ya está en marcha y es poco probable que se pare, sobre todo en el contexto de las sanciones y la desilusión total acerca de la honestidad de los llamados socios occidentales.
La historia de decepción en Occidente involucra no solo a Rusia, sino a todo el mundo. Los políticos y empresarios chinos ahora se dan cuenta de que los principios del libre comercio y la globalización no significan nada para EEUU, destaca Danílov.
Los periodistas de la agencia Bloomberg opinan que el propio Donald Trump tiene la culpa, porque, según sus palabras, "ayuda a Vladímir Putin".
Para Danílov, es una versión de conspiración bastante divertida, que supone que el presidente ruso pueda convencer a Trump de que tome parte en la operación para nacionalizar a la elite empresarial rusa, pero en realidad la situación es mucho más prosaica.
Todo el mundo ha sido testigo de la introducción de muchos paquetes de sanciones contra Rusia. Es imposible decir que las sanciones, que han conducido a la repatriación de activos en Rusia, sea iniciativa personal del presidente estadounidense. Todo lo contrario: el mandatario intentó oponerse a las restricciones promovidas por los demócratas y los republicanos influyentes.
Antes, los representantes del negocio ruso idealizaban la realidad occidental y se quejaban de la rusa. Pero ahora, se dan cuenta de que hay que invertir dinero en proyectos estatales estratégicos.
El columnista observa que el Gobierno ruso ya ha propuesto una lista de proyectos que requieren unas inversiones de 7,1 billones de rublos —más de 107.000 millones de dólares—.
La era de 'ganamos en Rusia y gastamos en Occidente' ha terminado para la élite rusa, explica Danílov. Los estrategas occidentales apostaron por un motín de los empresarios de Rusia, pero no ocurrió.
Ahora las empresas entienden que la cooperación con el Estado y la inversión en Rusia no es un castigo, sino una buena estrategia para la supervivencia y el desarrollo comercial.
Las fuentes de Bloomberg se quejan de que "ser ruso es tóxico", pero en esta evaluación hay una discrepancia grave. Si el problema estuviera en Rusia, los empresarios habrían quemado sus pasaportes rusos y habrían huido a Londres. Pero en realidad, pasa justo lo contrario y no solo en el sentido financiero.
Los medios británicos informaron recientemente que el número de estudiantes rusos en las escuelas británicas disminuyó en un 40% en tres años. Además, el mismo Bloomberg en febrero de este año informó que "los multimillonarios rusos crean megaescuelas en Rusia para competir con Eaton y Exeter".
El proceso de formación de la élite empresarial enfocada en los intereses nacionales del país no puede completarse rápidamente, pero que ya está en marcha y es poco probable que se pare, sobre todo en el contexto de las sanciones y la desilusión total acerca de la honestidad de los llamados socios occidentales.
La historia de decepción en Occidente involucra no solo a Rusia, sino a todo el mundo. Los políticos y empresarios chinos ahora se dan cuenta de que los principios del libre comercio y la globalización no significan nada para EEUU, destaca Danílov.
El multimillonario chino Jack Ma, declaró recientemente que se niega a los planes de invertir en EEUU y crear allí un millón de puestos de trabajo. Parece que tendrá que invertir el dinero en China. Es un ejemplo concreto de que la nacionalización de las élites ocurre no solo en Rusia.
Washington pensaba que para tener la oportunidad de mantener buenas relaciones con EEUU, las élites de diversos países, incluidas las de Rusia, China, la Unión Europea e Irán, levantarían una rebelión en contra de las autoridades políticas. Sin embargo, ocurrió algo diferente: de un ejemplo universal EEUU pasó a ser un problema universal. Y tarde o temprano para este problema habrá una solución adecuada, concluye Danílov.
Washington pensaba que para tener la oportunidad de mantener buenas relaciones con EEUU, las élites de diversos países, incluidas las de Rusia, China, la Unión Europea e Irán, levantarían una rebelión en contra de las autoridades políticas. Sin embargo, ocurrió algo diferente: de un ejemplo universal EEUU pasó a ser un problema universal. Y tarde o temprano para este problema habrá una solución adecuada, concluye Danílov.
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