Israel, que se ha convertido en un Estado que ignora las normas establecidas, ahora provocó el derribo de un avión ruso en Siria, matando a 15 tripulantes ante la indiferencia de las organizaciones internacionales, pero con el beneplácito de EEUU, que está dando sus últimos manotazos de ahogado para quedarse con Siria.
"Cada accidente y cada tragedia tienen nombre, apellido y cargo"
(Lázaro Kaganóvich, político soviético, 1893-1991)
Por una autoproclamada decisión 'divina', Israel se adjudicó el derecho de intervenir usando fuerza en otros países para cambiar las cosas a su ventaja. Invadió el Líbano y se enredó allí durante 18 sangrientos años y después durante la segunda invasión lo único que logró fue reforzar a Hizbulá para su propia desventaja. Lo mismo hizo con Hamás en Gaza y ahora con el caso del avión ruso ha puesto en peligro sus relaciones con Moscú, país que ha decidido suministrar alta tecnología de antimisiles al Gobierno sirio.
El Ministerio de Defensa ruso mostró los datos captados por su sistema antimisiles S-400 desplegados en la base rusa Hmeymim en Latakia, Siria, que demostraron que el misil disparado por los militares sirios usando el sistema S-200 fue dirigido contra un caza israelí F-16 que participó junto con otros tres F-16 en un ataque contra objetivos militares del Ejército Árabe Sirio en Latakia y en Hama, donde supuestamente estaban los militares iraníes.
Aquel avión israelí se posesionó encima del avión ruso Il-20M para cubrirse del misil sirio y después alteró abruptamente su curso convirtiendo a la nave rusa en un blanco perfecto. Después de la caída del Il-20M, los cazas israelíes se quedaron en la zona impidiendo la búsqueda y rescate de los 15 tripulantes rusos que perecieron en el accidente.
Por supuesto, Benjamin Netanyahu, el ministro de Defensa israelí, Avigdor Lieberman, el jefe de la Fuerza Aérea (Heyl HaAvir), Amikam Norkin, todos ellos rechazaron las acusaciones de Vladímir Putin y del ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, quienes calificaron las acciones de los pilotos israelíes como "premeditadas". Incluso los israelíes violaron un acuerdo firmado con los rusos en 2015, según el cual ambas partes se comprometían a avisar con anticipación sobre los ataques aéreos o de misiles. En el último caso, los militares israelíes avisaron con un minuto de anticipación al inicio del bombardeo y además dieron una localización incorrecta del ataque.
Recién, después de esta tragedia los rusos 'se dieron cuenta' de que Israel ha violado el acuerdo de 2015 en varias ocasiones. Mientras que en los últimos 18 meses el ministerio de Defensa ruso dio 310 notificaciones a Israel sobre los aviones rusos y sirios acercándose a su espacio aéreo para evitar confrontaciones accidentales, Israel realizó 200 ataques militares en el mismo período emitiendo solamente 25 advertencias. Según Israel, "no había necesidad de informar a los rusos para asegurar mayor efectividad de los ataques contra Siria y así evitar la fuga de información".
También durante la llamada a Vladímir Putin, Benjamin Netanyahu aseguró que Israel no violó las reglas acordadas con Rusia y solamente "estaba defendiendo los intereses de su país" atacando las posiciones iraníes y las de Hizbulá en Siria para obligarlos a salir de la región por representar un peligro para la seguridad nacional israelí.
Como explicó Deutsche Welle, " Moscú se esfuerza por proteger los intereses de seguridad del Estado judío en el país vecino", otorgando el derecho implícito a Israel de atacar las posiciones de Hizbulá o las instalaciones iraníes mientras Rusia lo aprobaba con anticipación. Incluso el periodista británico residenciado en Beirut señaló que "fue increíble ver las condiciones que Moscú creó para Israel en Siria, permitiendo a la aviación de ese país atacar impunemente lo que Israel creía eran fábricas de municiones de Hizbulá o instalaciones militares iraníes". También Rusia hizo que las fuerzas iraníes se retiraran en Siria a 140 kilómetros de la frontera del norte del Estado judío.
Sin embargo, el último incidente con el avión ruso Il-20M mostró que Israel se olvidó del viejo refrán judío que reza que "la vida y la política es como un gorro, unos se lo ponen, otros se lo quitan". Israel, amparado en el apoyo incondicional de EEUU, subestimó el poder de Rusia en Siria, lo que ha obligado a los rusos a mostrarle a Tel Aviv y a Washington, de paso, 'quién está a cargo' de la zona.
Esto llevó a la decisión del Gobierno ruso de entregar en dos semanas entre ocho a 24 instalaciones de misiles tierra-aire S-300 con un radio operacional de 250 kilómetros para proteger la frontera de Siria con Israel, Jordania, Líbano e Irak. Cada batería está armada con cuatro misiles tierra-aire. Rusia se comprometió a entregar los S-300 a Siria en 2015, pero, a petición de Israel, devolvió al Gobierno sirio 400 millones de dólares por los S-300 y canceló su entrega.
Ahora Rusia ha tenido que perder 15 militares para remediar su error y mandar a Siria varios sistemas de guerra radioelectrónica para crear una 'burbuja' con un radio de cientos de kilómetros para proteger la parte occidental de Siria y la costa del Mediterráneo, lo que afectará a los aviones de combate de Israel y buques de guerra norteamericanos estacionados en la zona. El sistema Krasuja-4, que es móvil y se instala en 10 minutos, detecta el equipo radioelectrónico de drones, aviones o navíos enemigos, analiza las señales que emiten y producen interferencias que alteran su funcionamiento. No tienen análogos en el mundo. Otro sistema que fue trasladado a Siria es el R-330MV, que interfiere en el sistema de comunicación satelital inutilizando también los aviones radares.
Frente a todas estas acciones de Rusia, el primer ministro Netanyahu y el ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, declararon que "Israel seguirá con sus acciones militares en Siria como de costumbre". Además, Lieberman anunció que "si alguien dispara a nuestros aviones los destruiremos y no importa que sea un S-300 o un S-700".
Bueno como dicen los judíos, estos líderes están violando la sabiduría popular que enseña "no mostrar los dientes antes de morder". Mientras tanto, Netanyahu, después de meditar, decidió ir inmediatamente con el jefe del Mossad, Yossi Cohen, a Washington para pedir ayuda y recibir instrucciones del 'hombre del año para Israel' y su protector y auspiciador, Donald Trump.
Se sabe que todo lo que hace Israel tiene el visto bueno de EEUU, país que ya en los años 1990 diseñó los cambios que iban a producirse en Oriente Medio y, en este caso, en Siria. En 1997, un grupo eminente de neoconservadores liderados por Paul Wolfowitz, John Bolton, Elliott Abrams, Donald Rumsfeld, Richard Perle, Robert Kagan crearon un tenebroso plan para el Oriente Medio sobre la base del ensayo de Samuel Huntington, 'Choque de Civilizaciones', elaborado por encargo del Pentágono. Las 'guerras preventivas' o 'permanentes' que estamos observando desde hace casi tres décadas son resultado de aquella decisión de globalizadores norteamericanos de remodelar Oriente Medio para su provecho.
Los globalizadores le asignaron un rol especial en este proyecto a Israel como uno de los actores principales junto con Arabia Saudí. Por eso, detrás de todo lo que está haciendo Israel actualmente en Siria está la mano de Estados Unidos. La operación israelí, 'Buen Vecino', por ejemplo, para entregar las armas al Estado Islámico (Daesh) fue autorizada por Norteamérica, de acuerdo con la información publicada en The Jerusalem Post.
El incremento de los ataques contra el Ejército Árabe Sirio se produjo también después del acuerdo entre Turquía y Rusia sobre la postergación del ataque contra la ciudad de Idlib donde están concentrados cerca de 50.000 muyahidines. Esta provincia está por el momento en manos turcas y nadie sabe cómo ellos van a desarmar a los terroristas de Tahrir al Sham, mientras que el otro grupo, Huras al Dan, ya declaró la continuación de la guerra. La decisión rusa de postergar indefinidamente la toma de Idlib fortaleció la posición turca y norteamericana.
Los estrategas del Departamento de Estado norteamericano después del acuerdo turco-ruso de postergar la toma de Idlib, decidieron probar la paciencia rusa dando visto bueno al reciente ataque israelí con el trágico final de 15 miembros de la tripulación del Il-20M. Entre 10 y 12 horas en vísperas del ataque de los cuatro F-16 israelíes, el avión de observación y vigilancia radioelectrónica de EEUU, RC-135 W Rivert Joint, y la nave militar P-8A Poseidón 'peinaron' activamente la zona de Latakia posteriormente atacada por los cazas israelíes. Los israelíes sabían también que el Il-20M no era escoltado, nadie sabe por qué, por un caza ruso SU-30, lo que no les hubiera permitido a los aviones de Israel usar como escudo al avión ruso.
Desde el anuncio de las autoridades rusas de la entrega de sistemas antimisiles S-300 al Ejército Árabe Sirio, Israel y su protector y auspiciador EEUU están frente a un nuevo desafío geopolítico ruso.
Por el momento, Israel se porta como un bravucón declarando que el despliegue de los S-300 no cambia la situación y sus militares ya practicaron la 'destrucción' de los S-300 durante los ejercicios militares en Chipre y Grecia que poseen estos sistemas antimisiles. No obstante, 'del dicho al hecho hay un gran trecho'. Para atacar estas instalaciones Israel necesitaría la ayuda norteamericana y también su permiso. También deberá pensar varias veces sobre las consecuencias al ocasionar la muerte a los militares rusos que participarán en el manejo de estas instalaciones.
Uno de los especialistas en las relaciones ruso-israelíes del Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO), Nikolái Surkov, considera que "Rusia e Israel son socios y a ninguno de los dos les conviene destruir estas relaciones. Los israelíes tendrán más cuidado en el futuro en sus acciones en Siria y los rusos se abstendrán de empeorar las relaciones".
Ver para creer a estos especialistas, pues Israel es un socio incondicional de EEUU y de ninguna manera puede ser socio a la vez de Rusia pues el propósito real de Israel y EEUU es sacar a Rusia de Siria, derrocar a Bashar Asad y convertirse en los amos del oleoducto y del gasoducto procedentes de Arabia Saudí y Catar, que atravesarían Siria rumbo a Israel, lo que pondría fin al monopolio de Gazprom en Europa y favorecería a la desintegración de Rusia. Los dirigentes de Kremlin saben perfectamente cuánto valen los 'socios' como Israel y Turquía y cuáles son sus verdaderas intenciones.
Como explicó Deutsche Welle, " Moscú se esfuerza por proteger los intereses de seguridad del Estado judío en el país vecino", otorgando el derecho implícito a Israel de atacar las posiciones de Hizbulá o las instalaciones iraníes mientras Rusia lo aprobaba con anticipación. Incluso el periodista británico residenciado en Beirut señaló que "fue increíble ver las condiciones que Moscú creó para Israel en Siria, permitiendo a la aviación de ese país atacar impunemente lo que Israel creía eran fábricas de municiones de Hizbulá o instalaciones militares iraníes". También Rusia hizo que las fuerzas iraníes se retiraran en Siria a 140 kilómetros de la frontera del norte del Estado judío.
Sin embargo, el último incidente con el avión ruso Il-20M mostró que Israel se olvidó del viejo refrán judío que reza que "la vida y la política es como un gorro, unos se lo ponen, otros se lo quitan". Israel, amparado en el apoyo incondicional de EEUU, subestimó el poder de Rusia en Siria, lo que ha obligado a los rusos a mostrarle a Tel Aviv y a Washington, de paso, 'quién está a cargo' de la zona.
Esto llevó a la decisión del Gobierno ruso de entregar en dos semanas entre ocho a 24 instalaciones de misiles tierra-aire S-300 con un radio operacional de 250 kilómetros para proteger la frontera de Siria con Israel, Jordania, Líbano e Irak. Cada batería está armada con cuatro misiles tierra-aire. Rusia se comprometió a entregar los S-300 a Siria en 2015, pero, a petición de Israel, devolvió al Gobierno sirio 400 millones de dólares por los S-300 y canceló su entrega.
Ahora Rusia ha tenido que perder 15 militares para remediar su error y mandar a Siria varios sistemas de guerra radioelectrónica para crear una 'burbuja' con un radio de cientos de kilómetros para proteger la parte occidental de Siria y la costa del Mediterráneo, lo que afectará a los aviones de combate de Israel y buques de guerra norteamericanos estacionados en la zona. El sistema Krasuja-4, que es móvil y se instala en 10 minutos, detecta el equipo radioelectrónico de drones, aviones o navíos enemigos, analiza las señales que emiten y producen interferencias que alteran su funcionamiento. No tienen análogos en el mundo. Otro sistema que fue trasladado a Siria es el R-330MV, que interfiere en el sistema de comunicación satelital inutilizando también los aviones radares.
Frente a todas estas acciones de Rusia, el primer ministro Netanyahu y el ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, declararon que "Israel seguirá con sus acciones militares en Siria como de costumbre". Además, Lieberman anunció que "si alguien dispara a nuestros aviones los destruiremos y no importa que sea un S-300 o un S-700".
Bueno como dicen los judíos, estos líderes están violando la sabiduría popular que enseña "no mostrar los dientes antes de morder". Mientras tanto, Netanyahu, después de meditar, decidió ir inmediatamente con el jefe del Mossad, Yossi Cohen, a Washington para pedir ayuda y recibir instrucciones del 'hombre del año para Israel' y su protector y auspiciador, Donald Trump.
Se sabe que todo lo que hace Israel tiene el visto bueno de EEUU, país que ya en los años 1990 diseñó los cambios que iban a producirse en Oriente Medio y, en este caso, en Siria. En 1997, un grupo eminente de neoconservadores liderados por Paul Wolfowitz, John Bolton, Elliott Abrams, Donald Rumsfeld, Richard Perle, Robert Kagan crearon un tenebroso plan para el Oriente Medio sobre la base del ensayo de Samuel Huntington, 'Choque de Civilizaciones', elaborado por encargo del Pentágono. Las 'guerras preventivas' o 'permanentes' que estamos observando desde hace casi tres décadas son resultado de aquella decisión de globalizadores norteamericanos de remodelar Oriente Medio para su provecho.
Los globalizadores le asignaron un rol especial en este proyecto a Israel como uno de los actores principales junto con Arabia Saudí. Por eso, detrás de todo lo que está haciendo Israel actualmente en Siria está la mano de Estados Unidos. La operación israelí, 'Buen Vecino', por ejemplo, para entregar las armas al Estado Islámico (Daesh) fue autorizada por Norteamérica, de acuerdo con la información publicada en The Jerusalem Post.
El incremento de los ataques contra el Ejército Árabe Sirio se produjo también después del acuerdo entre Turquía y Rusia sobre la postergación del ataque contra la ciudad de Idlib donde están concentrados cerca de 50.000 muyahidines. Esta provincia está por el momento en manos turcas y nadie sabe cómo ellos van a desarmar a los terroristas de Tahrir al Sham, mientras que el otro grupo, Huras al Dan, ya declaró la continuación de la guerra. La decisión rusa de postergar indefinidamente la toma de Idlib fortaleció la posición turca y norteamericana.
Los estrategas del Departamento de Estado norteamericano después del acuerdo turco-ruso de postergar la toma de Idlib, decidieron probar la paciencia rusa dando visto bueno al reciente ataque israelí con el trágico final de 15 miembros de la tripulación del Il-20M. Entre 10 y 12 horas en vísperas del ataque de los cuatro F-16 israelíes, el avión de observación y vigilancia radioelectrónica de EEUU, RC-135 W Rivert Joint, y la nave militar P-8A Poseidón 'peinaron' activamente la zona de Latakia posteriormente atacada por los cazas israelíes. Los israelíes sabían también que el Il-20M no era escoltado, nadie sabe por qué, por un caza ruso SU-30, lo que no les hubiera permitido a los aviones de Israel usar como escudo al avión ruso.
Desde el anuncio de las autoridades rusas de la entrega de sistemas antimisiles S-300 al Ejército Árabe Sirio, Israel y su protector y auspiciador EEUU están frente a un nuevo desafío geopolítico ruso.
Por el momento, Israel se porta como un bravucón declarando que el despliegue de los S-300 no cambia la situación y sus militares ya practicaron la 'destrucción' de los S-300 durante los ejercicios militares en Chipre y Grecia que poseen estos sistemas antimisiles. No obstante, 'del dicho al hecho hay un gran trecho'. Para atacar estas instalaciones Israel necesitaría la ayuda norteamericana y también su permiso. También deberá pensar varias veces sobre las consecuencias al ocasionar la muerte a los militares rusos que participarán en el manejo de estas instalaciones.
Uno de los especialistas en las relaciones ruso-israelíes del Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO), Nikolái Surkov, considera que "Rusia e Israel son socios y a ninguno de los dos les conviene destruir estas relaciones. Los israelíes tendrán más cuidado en el futuro en sus acciones en Siria y los rusos se abstendrán de empeorar las relaciones".
Ver para creer a estos especialistas, pues Israel es un socio incondicional de EEUU y de ninguna manera puede ser socio a la vez de Rusia pues el propósito real de Israel y EEUU es sacar a Rusia de Siria, derrocar a Bashar Asad y convertirse en los amos del oleoducto y del gasoducto procedentes de Arabia Saudí y Catar, que atravesarían Siria rumbo a Israel, lo que pondría fin al monopolio de Gazprom en Europa y favorecería a la desintegración de Rusia. Los dirigentes de Kremlin saben perfectamente cuánto valen los 'socios' como Israel y Turquía y cuáles son sus verdaderas intenciones.
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