Reducir el déficit comercial es uno de los principales objetivos de Donald Trump desde que se lanzó a la presidencia y la guerra comercial con China, una de sus más importantes herramientas. No obstante, según analizó Bloomberg, el resultado no sería el esperado.
Pese a que los aranceles impuestos por la Casa Blanca aumentan, el déficit estadounidense con China y la Unión Europea también crece y en lo que va del año subió un 7% en bienes y servicios, lo que equivale a 22.000 millones de dólares, en comparación con igual período de 2017.
Este desequilibrio comercial y de cuentas públicas que Trump intenta combatir con la subida de impuestos choca, de acuerdo con el análisis, con sus políticas internas, tales como el incremento del gasto público y el fomento de la inversión nacional.
"Las políticas de esta administración no fueron diseñadas para incrementar el déficit comercial, pero ese es su efecto", aseguró Philip Levy, quien fue consejero económico del expresidente George W. Bush.
En el mismo sentido, la economista de la Universidad de Siracusa Mary Lovely evaluó que "las políticas comerciales tienen muy poco impacto directo en el déficit comercial general a largo plazo". Por lo tanto, agregó que un nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ya firmado con México y en negociaciones con Canadá, tendría muy poca influencia en el achicamiento de déficit.
Preocupación mundial
Otro panorama que evaluó Lovely es qué ocurriría en el caso de que las políticas de Trump también afectaran la confianza empresarial. "Veríamos una reducción del déficit comercial de EE.UU., pero por supuesto, con efectos perjudiciales para la actividad económica y el empleo", analizó.
A esto se suma la palabra de Robert Koopman, economista jefe de la Organización Mundial del Comercio (OMC), quien advirtió sobre el inicio de una caída de los intercambios globales que repercute, entre otros rubros, la producción automotriz y la exportación de manufacturas. Una nueva preocupación de la OMC, que cita Bloomberg, es el descenso de la inversión extranjera directa y su impacto comercial a largo plazo.
Pero hay más. Según Koopman, un daño significativo que está por venir: el plan del gobierno de Trump de aplicar nuevas tarifas a los productos procedentes de China por 200.000 millones de dólares y sus amenazas para fijar impuestos a los automóviles y repuestos del exterior. Se trata de decisiones cuyo impacto en la economía global recién se sentiría en el primer trimestre del año próximo.
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