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miércoles, 13 de marzo de 2019

¿Un arma intocable? Cuán reales son las sanciones directas de EEUU contra China



Cada vez las voces que dicen que EEUU podría imponer sanciones a China, suenan más alto. Sin embargo, Washington experimenta dificultades a la hora de formar una coalición internacional antichina para poder desarrollar este escenario, opina el docente ruso de la universidad MGIMO, Iván Timofeev.

Donald Trump intenta de manera persistente equilibrar la balanza comercial con China aumentando los aranceles a las importaciones procedentes del país asiático. Timofeev destaca en su artículo para el periódico RBC que el presidente estadounidense busca llegar a un gran acuerdo con Pekín que le permita "determinar las nuevas reglas del juego".

El experto considera que muchos observadores mezclan dos términos: sanciones y guerras comerciales. A su juicio, son cosas muy distintas. Las guerras comerciales buscan aumentar la competitividad de los negocios, es decir, persiguen objetivos económicos. Las sanciones son instrumentos de poder y presión que tienen como objetivo obligar a un país a cambiar su política interior y exterior.

"En comparación con las guerras comerciales, las sanciones son más inertes y tóxicas para los negocios, destructivas para las relaciones bilaterales", explica el experto.

Hoy en día se puede hablar de dos tipos de sanciones que EEUU usa contra China. El primer tipo es la introducción de compañías y personas físicas acusadas de violar los regímenes de sanciones estadounidenses e internacionales, en las listas negras del Departamento del Tesoro de EEUU.

"Actualmente más de 150 compañías y personas físicas se encuentran en estas listas. La mayor parte de ellas fue incluida allí debido al problema norcoreano y al de la no proliferación de las armas nucleares, varios casos están vinculados con Irán y Siria", precisa.

El segundo tipo de sanciones son multas para las empresas que realizan transacciones con compañías y personas sancionadas. Estas multas pueden completarse con las demandas de introducir programas de conformidad, instruir al personal acerca de la legislación estadounidense o despedir empleados responsables de distintas violaciones.

El caso más sonoro fue el de la empresa china ZTE, acusada de violar el régimen de sanciones de EEUU al suministrar deliberadamente distintos componentes a Irán. Según la decisión, tomada por un juzgado en marzo del 2017, la empresa china tendría que pagar más de 100 millones de dólares al Departamento del Tesoro de EEUU y más de 1.000 millones de dólares al Departamento de Comercio, recuerda el analista.

Otro pleito finalizó en diciembre de 2018. La empresa china Jereh Group reexportó a Irán equipamiento necesario para la exploración de petróleo. El Departamento del Tesoro de EEUU demandó que le pagara 2,7 millones de dólares.

Ahora se desenvuelve otro escándalo alrededor de la empresa china Huawei. EEUU también acusa al gigante tecnológico de violar deliberadamente las sanciones impuestas a Irán.

A pesar de todos estos casos, el politólogo ruso considera que China acumuló un gran margen de seguridad, por lo cual la posible introducción de sanciones a gran escala tendrá poca eficacia.

"Será bastante difícil formar una coalición internacional antichina, equiparable con la antirrusa. Este escenario no va a funcionar en el caso de China porque la resistencia de los negocios será demasiado fuerte. Además, Pekín podría dar una dura respuesta", recalca.

Esta es la razón por la que en el futuro próximo Washington y Pekín continuarán librando su guerra comercial, reservándose el derecho de implementar serias sanciones solo en casos extremos.

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