Un nuevo informe revela que la tensión entre Donald Trump y su círculo más cercano en la Casa Blanca se agravó desde que Irán derribó un dron espía de EE.UU.
El diario estadounidense The New Yorker publicó este lunes un informe detallado sobre las actividades del secretario de Estado de EE.UU. Mike Pompeo, en el Gobierno norteamericano, que muestran señales de la profunda división entre el presidente Donald Trump y las personas de su entorno.
Pompeo, “un político de línea dura contra Irán”, ha logrado en lo que va de año aumentar su influencia en la Administración de Trump y activar su política de “máxima presión” contra el país persa en la Casa Blanca, precisa el periódico.
Sin embargo, la publicación destaca que una “verdadera disputa” entre Pompeo y el inquilino de la Casa Blanca surgió desde el pasado mes de junio cuando Irán derribó uno de los aviones no tripulados de EE.UU. cerca del Golfo Pérsico.
En la referida ofensiva, la División Aeroespacial del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) iraní apuntó contra el avión no tripulado espía modelo RQ-4 Global Hawk, de la Fuerza Aérea de EE.UU., cuando el aparato se encontraba en el espacio aéreo de Irán en la provincia sureña de Hormozgan.
Antes de este incidente, agrega el diario, Pompeo y su aliado en la Casa Blanca, el asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, un antiguo defensor del “cambio de régimen” en Irán, respaldaron un ataque militar contra el país persa. Trump aceptó esa idea hasta cuando uno de los aviones estadounidenses fue derribado por las fuerzas persas.
Los altos mandos militares de Irán aseguraron que el derribo de dicho dron conllevaba un mensaje claro y firme para Washington de que sus fuerzas responderán a cualquier invasor que cruce las fronteras persas, que son “la línea roja” del país.
La invasión de los cielos iraníes por el dron estadounidense tuvo lugar en momentos de alta tensión en el Golfo Pérsico. Desde su salida unilateral del acuerdo nuclear de 2015 entre Teherán y el Grupo 5+1 —entonces formado por EE.UU., el Reino Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania—, Washington ha venido aumentando la presión sobre Irán, imponiéndole diversos embargos, al mismo tiempo que ha incrementado su presencia militar en el Oriente Medio.
Las autoridades persas consideran, sin embargo, la retórica belicista “una simple guerra psicológica” y recalcan que la larga presencia de EE.UU. en oeste de Asia, desde 1833, se encuentra en su punto más débil.
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