La asociación de Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica (BRICS), que existe desde 2006, ha demostrado su efectividad a lo largo de los últimos años. Esta unión de las economías emergentes más importantes del planeta representa una visión de un mundo multipolar en el que haya más de una potencia comercial y política.
Esta semana, del 13 al 14 de noviembre, la capital brasileña, Brasilia, se convierte en el foco de atención mundial porque alberga la XI cumbre del grupo BRICS. Como ya es costumbre, allí se reunirán los presidentes de los cinco países miembros. Sputnik analizó cómo ha alterado el grupo el panorama en todo el planeta.
Desde el principio, el BRICS ha estado concentrado más en la economía que en la política. La cumbre actual no es una excepción: el tema del foro es el crecimiento económico para un futuro innovador. Las partes discutirán la cooperación en ciencia y economía digital. Otros temas de relevancia incluyen la cooperación para combatir delitos transnacionales.
A pesar de que la cooperación económica es uno de los asuntos clave de las cumbres, las partes no buscan crear un espacio económico común. En su lugar, el BRICS constituye una plataforma efectiva para discutir temas de máxima importancia, resolver problemas que los miembros comparten y coordinar sus acciones en la escena mundial.
La asociación no tiene como meta ampliar la lista de miembros. La única ampliación tuvo lugar en febrero de 2011, cuando Sudáfrica se unió. Hoy en día, el BRICS es un club internacional que sirve como una especie de análogo del G7.
A pesar de que la cooperación económica es uno de los asuntos clave de las cumbres, las partes no buscan crear un espacio económico común. En su lugar, el BRICS constituye una plataforma efectiva para discutir temas de máxima importancia, resolver problemas que los miembros comparten y coordinar sus acciones en la escena mundial.
La asociación no tiene como meta ampliar la lista de miembros. La única ampliación tuvo lugar en febrero de 2011, cuando Sudáfrica se unió. Hoy en día, el BRICS es un club internacional que sirve como una especie de análogo del G7.
Uno de los objetivos principales de esta asociación de economías emergentes es alzar la voz. Hasta hace poco, solo sonaba la de los países occidentales liderados por Washington. El BRICS pone en solfa el modelo unipolar basado en la hegemonía de Estados Unidos, sobre todo en el ámbito económico.
Fortaleza pese a las dificultades
Cuando el grupo estaba en la fase inicial de formación, poco creían que tendría éxito; otros directamente ni lo tomaban en serio. En aquella época, los futuros miembros del club tenían muy poco en común, salvo al hecho de que fueran economías prometedoras. Pero la situación cambió drásticamente como resultado de la cooperación entre ellas.
Han logrado forjar la imagen de países con economías en crecimiento sostenible. A lo largo de los últimos años, han acumulado un peso político y económico significativo e incluso han adelantado a los países del G7 en ciertos indicadores como, por ejemplo, la paridad de poder adquisitivo (PPA).
Los logros de los países BRICS no se limitan a buenos indicadores macroeconómicos, sino también cooperan en ámbitos como tecnología e innovaciones. En el ámbito político, la cooperación es también uno de los pilares de la asociación, si bien no es uno de los principales. Pese a esto, el grupo ha tenido muchos éxitos políticos en los últimos años.
La meta no oficial de los miembros es crear un ambiente de respeto hacia todos los jugadores políticos y poner fin a la práctica del uso de medidas económicas unilaterales como una manera de influir sobre ciertos países. En otras palabras, el mayor valor para sus integrantes es la posibilidad de tomar decisiones soberanas sin la injerencia de terceros. Y lo han conseguido juntos.
Socios fiables
Los BRICS se complementan, dado que cada uno de los miembros desempeña su propio papel en el club de acuerdo con su especialidad económica. La principal ventaja de los países del grupo es que todos ellos tienen economías que están en alza y disponen de los recursos necesarios para la economía mundial.
China es la primera economía mundial en términos de PIB a valores de PPA y el primer exportador mundial que goza de las mayores capacidades productivas en el planeta. De ahí que haya recibido el sobrenombre de la fábrica mundial. Además, posee las mayores reservas internacionales de divisas, sin mencionar la mayor población en el mundo.
El gigante asiático sigue siendo atractivo para inversores de otros países. No obstante, el crecimiento de la economía china se ralentiza, lo que causa cierto grado de preocupación en algunos analistas. A las autoridades les gustaría que, con el paso del tiempo, su país obtenga un peso político igual al que ya posee en cuestiones económicas. El BRICS puede ser una de las herramientas en ese camino.
La India es la tercera economía mundial y ocupa el segundo puesto en la lista de países con mayor población: al igual que China, tiene más de 1.000 millones habitantes. La ventaja de Nueva Delhi en el mercado internacional son sus asequibles recursos humanos e intelectuales. El país ofrece expertos en diferentes ámbitos a bajo costo. En los últimos años, la India ha tenido bastante éxito económico. Esto puede ayudarlos a lidiar con problemas internos como la pobreza extrema.
La Federación de Rusia es hoy la sexta economía mundial y dispone de los mayores recursos minerales del planeta, además de tener reservas considerables de hidrocarburos, que exporta a otros países. Por cierto, es el segundo exportador más grande del BRICS.
Brasil es la octava economía mundial y es rica en producción agropecuaria.
Sudáfrica es la 30 economía mundial y dispone de diferentes recursos naturales. También es una economía emergente. Además, es la segunda más grande de África. Igual que China y Brasil, es un país recientemente industrializado.
La cooperación entre el BRICS ha resultado ser muy fructífera. Es probable que el formato siga siendo desarrollando en los años venideros, dado que atesora un enorme potencial económico, científico y político, así como puede ser efectivo en materia de seguridad colectiva. En este sentido, el formato es beneficioso para todas las partes.
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