Mediante un comunicado publicado el jueves en su sitio web, la base aérea de Eglin, en el estado de Florida, Estado Unidos, confirmó el fracaso de la segunda prueba de su arma hipersónica: el acelerador de misiles hipersónico AGM-183A Air-launched Rapid Response Weapon (ARRW, por sus siglas en inglés).
De acuerdo con el texto, el misil logró separarse de la aeronave “sin problemas” y demostró con éxito la secuencia de lanzamiento completa, incluida la adquisición de GPS (siglas en inglés de Sistema de Posicionamiento Global).
Sin embargo, detalla el documento, después de la separación, “el motor del misil no se encendió”, resultando así en el fracaso de la operación.
Cabe destacar que el primer lanzamiento de prueba del mencionado misil, realizado en abril, fracasó también, ya que ni siquiera pudo ser lanzado.
En julio, Estados Unidos afirmó que su Fuerza Aérea espera que sus primeras armas hipersónicas estén listas para los años 2022 y 2023.
Las armas hipersónicas son conocidas por su alta velocidad y trayectoria impredecible, que hacen que la mayor parte de la generación actual de sistemas de defensa aérea resulte obsoleta contra ellas.
Rusia desarrolla armas hipersónicas ante amenaza de EE.UU. y OTAN
El renovado fracaso del ensayo estadounidense se produjo en un momento en que Washington y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) están preocupados por los tests exitosos del misil hipersónico de Rusia “Tsirkon”.
Rusia dice que está desarrollando unos misiles hipersónicos para garantizar su seguridad y responder a las amenazas de EE.UU. y la OTAN cerca de sus fronteras.
En 2020, Mike White, ex subdirector del Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono) para armas hipersónicas reconoció que su país está por detrás de Moscú y Pekín en la transición que va de la simple posesión de tecnologías hipersónicas al desarrollo de armas de este tipo.
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