El 30 de julio se realizó en Severodvinsk, en la provincia de Arjánguelsk, la ceremonia de botadura del submarino nuclear de la cuarta generación Krasnoyarsk.
Como manda la tradición, el comandante de la embarcación, el capitán de fragata Iván Artiushin, rompió una botella de champán en el casco del submarino, antes de enviarlo al agua. Ahora, el nuevo submarino se someterá a pruebas prácticas de fábrica y estatales, antes de entrar en servicio de la Armada de Rusia.
Los buques del proyecto Yasen-M cuentan con los últimos logros tecnológicos en la construcción de aparatos sumergibles. Están equipados con misiles Onix y Kalibr. Son capaces de atacar objetivos tanto en tierra como en la superficie del mar y bajo el agua.
La eslora de la nave es de 120 metros, su profundidad máxima de buceo es de 600 metros. Tiene autonomía para 100 días y su tripulación está compuesta por 90 personas.
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