Para combatirla, grupos de científicos llevan años estudiando el funcionamiento de una parte del cerebro llamada hipotálamo, que controla el apetito de manera muy precisa a través de una variedad de compuestos químicos y hormonas.
Los científicos han descubierto varias hormonas producidas en el hipotálamo, como la leptina, cuya ausencia provoca obesidad, pero que no pueden ser inyectadas artificialmente en el organismo.
Uno de los campos de investigación para conseguir el adelgazamiento, se ha centrado en las hormonas producidas en el intestino que señalan la llegada de alimentos y envían mensajes al cerebro para disminuir el apetito.
Recientes investigaciones sugieren que los cambios en la dieta también se podrían usar para tratar la obesidad y la diabetes, mediante la alteración de la composición de las bacterias en nuestro intestino.
Estudios pioneros han demostrado que esto podría lograrse utilizando trasplantes fecales, es decir, inyectando en el intestino caca de otra persona, que trajera consigo parte de su composición bacterial “beneficiosa”.
COMENTARIO: solo con pensar que puedan inyectarte en el intestino la caca de otra persona, ya se te pasa el hambre. Quizás ese es el truco…
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