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viernes, 1 de marzo de 2019

Marcada hostilidad de National Intelligence de EEUU contra Rusia y China



El director de Inteligencia Nacional (National Intelligence) Dan Coast presentó el 29 de enero La 'Evaluación de las amenazas globales de la comunidad de espionaje de EEUU', ante el Selecto Comité de Espionaje del Senado que coloca como sus máximas amenazas a Rusia y China.

El director de Inteligencia Nacional de EEUU es un funcionario que depende de la autoridad, dirección y control del presidente en turno: tiene un puesto a nivel de gabinete y encabeza a los 16 miembros de la Federación de la Comunidad de Inteligencia de EEUU.

En un documento de 42 páginasasienta que "las amenazas a la seguridad nacional de EEUU se expandirán y diversificarán" debido "a que China y Rusia compiten cada uno más intensamente con EEUU y sus tradicionales aliados y socios" en todos los ámbitos e "involucra una carrera para la superioridad tecnológica y militar", además de la colisión en sus creencias y valores.

Considera que "Rusia y China buscan configurar el sistema internacional y la dinámica de seguridad regional y ejercer influencia en las políticas y economías de los Estados en todas [sic] las regiones del mundo, especialmente en sus patios traseros [backyards] respectivos".

¿No es acaso la flagrante política que ha ejercido EEUU desde el colapso de la URSS en 1991?

Juzga que China y Rusia se encuentran "más alineadas que en cualquier punto desde la mitad de la década de los cincuenta" del siglo pasado y su "relación es probable que se fortalezca en los próximos años cuando sus intereses y sus percepciones de las amenazas converjan" frente al "unilateralismo e intervencionismo de EEUU y la promoción occidental de los valores democráticos y los derechos humanos".

Llama la atención que la propaganda intensiva del espionaje estadunidense insista tanto en las herramientas vulgarizadas de su democracia decimonónica —donde el voto popular es subyugado por el selectivo voto del Colegio Electoral— y en sus supuestos 'derechos humanos' tan vapuleados desde Abu Ghraib, pasando por Guantánamo, hasta su transfrontera con México.

Asevera que, conforme China y Rusia expanden su influencia global, "incrementan el riesgo de conflictos regionales" en Oriente Medio y Asia Oriental, mientras que "algunos [sic] aliados y socios de EEUU buscan una mayor independencia de Washington" y "están más abiertos a nuevas asociaciones bilaterales y multilaterales".

Afirma que el sistema internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial se encuentra bajo creciente presión en medio de las "amenazas de proliferación cibernéticas y de armas de destrucción masiva", además de la competencia en el espacio cuando "es probable que la migración continúe alimentando las tensiones regionales y globales".

A su juicio, China y Rusia constituyen las "máximas amenazas de espionaje y de ciberataques" y buscan "influir en las políticas de EEUU y avanzar sus propios intereses en seguridad nacional".

China "permanece el más activo competidor estratégico del ciberespionaje contra el Gobierno de EEUU, sus trasnacionales y sus aliados". Pareciera que de este guion fue sacado el 'cuento chino' del espionaje global de Huawei y su 'ominoso' 5G.

Hoy China tendría la capacidad de lanzar ciberataques para interrumpir la infraestructura crítica de EEUU como sus gasoductos.

Tampoco Rusia se queda atrás como ciberamenaza a EEUU: tiene como "objetivo los sistemas de información de EEUU, así como las redes de la OTAN y los socios de los Cinco Ojos" de la angloesfera —EEUU/Gran Bretaña, Canadá, Australia y Nueva Zelanda—, con el fin de sustraer información técnica, planes militares y políticas gubernamentales.

Así Rusia tendría la capacidad de interrumpir la red de distribución eléctrica de EEUU.

El espionaje de EEUU sopesa que Rusia "permanecerá como el adversario más capaz [sic] en las armas de destrucción masiva más allá de 2019" mediante su desarrollo de nuevos sistemas de armas estratégicas y no estratégicas", como las armas hipersónicaspublicitadas por el presidente ruso Vladímir Putin.

China también "continuará expandiendo y diversificando sus capacidades en armas de destrucción masiva" que "garanticen la viabilidad de la fuerza disuasiva estratégica de China en propinar un segundo golpe" en represalias a un ataque.

En un esquema evalúa los tres objetivos estratégicos de China, que se centran en adquisición tecnológica foránea y el desarrollo tecnológico doméstico: 1. Poder nacional integral; 2. Modelo de crecimiento económico mediante la innovación y 3. Modernización militar.

Inteligencia Nacional consagra un rubro especifico a las "emergentes tecnologías disruptivas y las amenazas a la competitividad económica" cuando "el liderazgo de EEUU en ciencia y tecnología se reduce" y la "brecha de capacidad entre tecnologías comerciales y militares se evapora", mientras que Rusia y China incrementan "sus esfuerzos para adquirir a los mejores talentos, a trasnacionales, a datos y propiedad intelectual por medios lícitos e ilícitos" cuando el presidente chino Xi y el presidente ruso Putin "contemplan las vigorosas capacidades domésticas en ciencia y tecnología como clave para la soberanía [sic], la perspectiva económica y el poder nacional de sus respectivos países".

Cuatro rubros especiales le son consagrados a la inteligencia artificial y su autonomía; la información y la comunicación; a la biotecnología y a los materiales y su manufactura.

En referencia al segmento del espacio y contraespacio, China y Rusia colocarán nuevas armas contraespaciales que tengan como objetivo las capacidades espaciales de EEUU y sus aliados: "China y Rusia buscan expandir el espectro total [full spectrum]" de sus capacidades espaciales.

Coloca a Rusia y China en el segmento de los 'mercados emergentes' y vaticina que sus economías, así como el ámbito energético, sumado a las materias primas, no tendrán un buen desempeño.

Su descripción del medioambiente y el cambio climático, susceptibles de "alimentar la competencia por los recursos", es casi apocalíptica y no pasa por alto el deshielo del polo Ártico que "podría incrementar la competencia, en particular con Rusia y China, por el acceso a las rutas marítimas y a los recursos naturales".

​​En el segmento de las amenazas regionales vienen en primer lugar China y Rusia que "colaborarán para contrarrestar los objetivos de EEUU" cuando "China y Rusia expandan su cooperación como contrapeso a EEUU y a otros países occidentales", en particular, en las "esferas energética, militar y tecnológica desde 2014".

Rusia y China "es probable que usen a la ONU como plataforma para enfatizar las narrativas soberanas [sic]", además de que han "incrementado su influencia en la International Telecommunication Union" con el fin de promover la "gobernación" del internet controlado por el Estado.

Juzga que China y Rusia profundizan su "capitalismo autoritario" con propensión a un despliegue y alcance regional y global.

Critica el "lento crecimiento económico de Rusia" y la postura del presidente Putin de "desafiar el liderazgo global de EEUU" que le otorga popularidad.

Admite que Rusia "mantiene el máximo almacenamiento operacional nuclear del mundo" y "busca impulsar su presencia militar y su influencia política en el mar Mediterráneo y el mar Rojo.

Coloca una gráfica en la que prácticamente el promedio del precio del barril del petróleo de Rusia es similar al desempeño de su PIB per cápita, lo que exhibe que la comunidad de inteligencia de EEUU no ha variado su mentalidad de guerra fría sobre las dos presuntas vulnerabilidades de Moscú desde la década de los ochenta: la demografía y la cotización del crudo.

Inteligencia Nacional no se percata de que la geoestrategia cambió drásticamente: en detrimento de EEUU y a favor de Rusia y China.

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